Las condiciones que pone Macri ante un eventual llamado al diálogo de Milei

Las condiciones que pone Macri ante un eventual llamado al diálogo de Milei

Después de que Francos y Bullrich intentaran un acercamiento, el titular de Pro se mantiene indiferente y en silencio

 

Matías Moreno

Mauricio Macri transita un tiempo de silencio. Aún no dejó trascender sus sensaciones e impresiones respecto del duro revés que sufrió el gobierno de Javier Milei en la elección bonaerense, donde el peronismo le sacó una ventaja de casi catorce puntos al frente que conformaron La Libertad Avanza (LLA) y Pro. Tampoco dijo una palabra sobre el caso de Spagnuolo, que desató una tormenta política en la Casa Rosada, o se refirió a la decisión del Presidente de suavizar su discurso y ensayar un giro conciliador tras la derrota del oficialismo nacional en el test crucial de la provincia de Buenos Aires. Menos aún salió a responder los gestos que ensayaron el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, para reconstruir los puentes con él y, sobre todo, seducir a los votantes del macrismo que lucen desencantados con el Gobierno. Macri no rompe el hermetismo y mantiene un repliegue estratégico.

Mientras Milei se muestra comprensivo con los que sufren el ajuste de las cuentas públicas e intenta recuperar el vínculo con los gobernadores para sortear un momento crítico por el golpe en las urnas, el titular de Pro prefiere quedarse al margen, pero comienza a mandar mensajes cifrados a sus aliados. Por caso, Macri pone condiciones ante un eventual llamado al diálogo del jefe del Estado.

En la intimidad repite que ningún integrante del Ejecutivo intentó comunicarse con él para emprender un acercamiento. Desconfía y toma distancia porque quiere saber cuál será el contenido de esas conversaciones. Es decir, precisa conocer un “esquema de trabajo” o una “hoja de ruta”, según señalan fuentes de Pro, antes de iniciar las charlas. “No sabemos de qué quieren hablar”, retrata un dirigente de confianza de Macri.

En el cuartel general de Pro asumen que los últimos movimientos en el tablero de Milei son sugestivos. Por caso, tomaron nota de que Bullrich salió a plantear ante la opinión pública que Milei debería dialogar con Macri. Y sorprendió que Francos, en una entrevista con el diario Clarín, haya calificado como un “error” que el gobierno de los libertarios no haya incorporado a su gestión a “cuadros técnicos” de Pro y le haya dado continuidad a funcionarios que habían sido designados durante el mandato de Alberto Fernández. Durante el fin de semana, el ministro coordinador también había insistido en que era importante para Milei “tenerlo en cuenta” al expresidente.

Javier Milei, junto a Mauricio Macri y Patricia BullrichPrensa

En Pro entrevén que la Casa Rosada busca reivindicarse con sus aliados naturales. No obstante, quieren que Milei fije reglas claras para la convivencia. “¿Hablar sobre qué? ¿Para qué?”, replican en el campamento del macrismo. El exmandatario no oculta su “desilusión” o frustración con Milei después de las cenas que compartieron el año pasado en Olivos. Macri nunca vio que las charlas se tradujeran en resultados concretos. “Le habló de la Argentina de 1870, pero el proyecto de país se convirtió en un proyecto de poder”, grafican en el búnker de los amarillos en Balcarce 412. En la cúpula de Pro recuerdan que Karina Milei había buscado escenificar la alianza porteña con Macri con un retrato del apretón de manos. Pero el titular de Pro evitó asistir al hotel Libertador y aceptó verse a solas con la hermana del Presidente en la quinta de Olivos. ¿Todavía masculla la bronca por las condiciones severas que le fijó la gerente de LLA para sellar el pacto?

Cerca de Macri remarcan que el exmandatario no está dispuesto a prestarse para una simple foto o grabar un mensaje para motivar a sus seguidores para que acompañen al Gobierno en las elecciones del 26 de octubre sin que haya una instancia previa de discusión sobre una agenda programática con Milei. “Tiene que haber una charla, un esquema de trabajo o una hoja de ruta. ¿O esto es solo una alianza electoral?”, dicen allegados al exmandatario. Más allá de las especulaciones, como consignó LA NACION semanas atrás, Macri prefiere por ahora autoexcluirse de la campaña en la Capital o Buenos Aires con vistas a octubre. En otras palabras, no quiere ponerle el cuerpo a un proceso que funcionará como un plebiscito de la gestión de Milei.

En enero pasado, después de que Milei lo invitara a negociar un “acuerdo total” para “terminar con el kirchnerismo”, Macri le propuso armar una mesa de diálogo para debatir una agenda de “transformaciones” y reformas. En un tuit, le sugirió armar un equipo de trabajo y le acercó los nombres de cinco dirigentes: los diputados Cristian Ritondo, Ana Clara Romero, Silvia Lospennato, el exministro de Economía Hernán Lacunza y la intendenta de Vicente López, Soledad Martínez. La respuesta del Gobierno fue el silencio.

El macrismo lo tomaron como una nueva señal de destrato. “Mauricio le dijo a Milei que tenía que conducir a Pro, así como él lo hizo con la UCR en la gestión de Cambiemos. Pero la negativa siempre fue de una persona: Karina”, infieren.

Mauricio Macri y Jorge Macri, en Tucumán, durante el Pacto de MayoFernando Font

Si bien el expresidente no se refirió a la mala performance del frente encabezado por Milei en la elección del 7 de septiembre en Buenos Aires, sus leales están convencidos de que hubo un sector “masivo” del electorado de Pro que no respaldó a LLA. Creen que esos votantes se reflejan en el aumento del nivel de abstención o se inclinaron por otras alternativas opositoras a Axel Kicillof. Consideran que Milei pagó un costo algo por sus ataques a la oposición dialoguista o a sus agresiones a los “ñoños republicanos” de Pro. La herida más grande se abrió en mayo, cuando Milei lanzó una ofensiva contra sus socios después de que se cayera la ley de ficha limpia en el Senado. El episodio ocurrió en plena campaña en la Capital, donde Manuel Adorni doblegó a Lospennato, la candidata promovida por los Macri. Lospennato es una de las macristas desilusionadas con Milei.

Ayer, horas después de que el Presidente presentara la ley de presupuesto en cadena nacional, Macri autorizó un comunicado escueto de Pro para respaldar el envío del proyecto al Congreso. “Desde el inicio respaldamos el equilibrio fiscal como base del cambio. Que el Congreso discuta el Presupuesto después de dos años es una señal de madurez institucional: ordenar las cuentas y fijar prioridades, con reglas claras. Ese es el rumbo que necesita la Argentina”, apuntaron las autoridades de Pro.

Los arquitectos del posteo buscaron dejar un mensaje entrelíneas. Por un lado, quisieron ratificar que Macri seguirá apoyando el rumbo económico de Milei y su apuesta por blindar el equilibrio fiscal. Pero también subrayar que el país requiere “reglas claras” para dar seguridad jurídica y generar confianza, activos vitales para atraer inversiones.

“Esa es nuestra línea”, señalan los interlocutores habituales de Macri. El expresidente insiste en que respalda el equilibrio fiscal y la política de desregulaciones económicas, pero se diferencia en temas institucionales o repudia los ataques del Presidente a medios y empresarios.

Pese a los desencuentros, los macristas más fieles repiten que el expresidente no se arrepiente de haber autorizado el acuerdo para confluir en Buenos Aires -empujado por sus dirigentes territoriales, ante todo, el ala acuerdista de Cristian Ritondo, Diego Santilli y Guillermo Montenegro- o de haber aceptado el entendimiento en la Capital. Es más, Macri está convencido de que Milei lo seguirá necesitando como aliado más allá del 10 de diciembre, cuando se produzca el recambio legislativo. En una etapa crítica para los libertarios, asume que su partido será una pieza clave para asegurar la gobernabilidad. ¿Lo peor ya pasó?

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