Desplegó todo su aparato. Copó el centro porteño para mandar un mensaje bélico al Gobierno, que pateó para febrero el debate en el Congreso. Huelga en puerta.
Por José Maldonado
Con una marcha que copó el centro porteño, la CGT mostró este jueves su poder movilización callejera para enviar un mensaje al gobierno de Javier Milei y al Congreso: si avanza el proyecto de reforma laboral, habrá medidas de fuerza. "Esto termina en un paro nacional", avisaron desde el escenario los tres líderes de la central obrera.
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La concentración que desbordó la Plaza de Mayo y se extendió por Diagonal Sur y Avenida de Mayo tuvo el sello de las tradicionales movilizaciones cegetistas, con un despliegue aceitado de columnas de sus gremios más importantes. En contraste, hubo escasa presencia de agrupaciones del peronismo, de los movimientos sociales y la izquierda, igual que la participación de autoconvocados.
Al momento de la desconcentración, entre algunos incidentes menores, llegó la noticia desde el Senado del anuncio de Patricia Bullrich sobre la decisión de patear para febrero el debate del proyecto en el recinto. "Es una victoria de la CGT", celebró más tarde Andrés Rodríguez, de UPCN, en Radio con Vos.
"Vamos a terminar en un paro nacional"
El acto comenzó pasadas las 15 con la lectura de un documento donde la CGT cuestionó duramente el proyecto de reforma laboral. "Una verdadera modernización laboral no es sacar derechos. Esta reforma solo va a profundizar la pobreza, la exclusión social y la precarización laboral", señalaron desde el escenario montado frente a la Casa Rosada.
El cosecretario general Octavio Argüello escaló el tono de la amenaza al Gobierno y al Senado. "Le decimos a los senadores que pretenden firmar ese dictamen: ojo con lo que hacen, porque el pueblo y la patria se lo vamos a demandar", advirtió el dirigente de Camioneros. Y completó: "Hoy más que nunca iniciamos este plan de lucha que si no nos escuchan, vamos a terminar en un paro nacional".
Jorge Sola (Seguros), cerró el acto con un discurso que mandó un mensaje directo a la Casa Rosada: "Sigan sin escucharnos y se encontrarán en una profundización de este plan de lucha. No nos olvidamos que tenemos que construir social y políticamente para enfrentar a este gobierno", sostuvo. Sola reclamó "volver a emocionar con la bandera de la justicia social" y planteó que desde el sindicalismo también se piensa en términos electorales de cara a 2027.
Tres columnas contra la reforma laboral
La estrategia de movilización desplegó tres vías de acceso a la plaza que convergieron en un operativo coordinado. Por Diagonal Sur marcharon las columnas más pesadas de la central obrera: el Sindicato de Camioneros deHugo Moyano, la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA) de Gerardo Martínez, la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) con Rodríguez a la cabeza y el Sindicato de Mecánicos (SMATA), entre otros.
Por Avenida de Mayo ingresó el peronismo organizado en tres columnas diferenciadas. La Cámpora movilizó con sus propias banderas y estructura, el Movimiento Derecho al Futuro, agrupación del gobernador bonaerense Axel Kicillof, aportó militancia propia, y una columna nutrida llegó desde La Matanza, detrás de una bandera con los nombres de Verónica Magario y Fernando Espinoza. Por Diagonal Norte confluyeron los gremios de educación y estatales, las CTA, los movimientos sociales y las organizaciones de izquierda.
Algunas fuentes sindicales estimaron que la movilización superó las cien mil personas, aunque desde el Gobierno le restaron entidad a la convocatoria.
La marcha en rechazo a la reforma laboral también convocó al Sindicato Único de Trabajadores Feriantes (SUTFRA), uno de los sectores con mayor porcentaje de empleo no registrado. “Necesitamos una reforma que incluya y ésta excluye. No se puede invocar el interés o beneficio de los trabajadores informales sin haberlos siquiera escuchado. Sabemos mucho de informalidad, pero aun así nadie nos convocó a una sola reunión”, expresó a Letra P Mariana Berbeglio, secretaria general de Feriantes.
Kicillof, Mayans y Recalde en primera línea
La presencia del gobernador bonaerense fue una de las notas políticas destacadas de la jornada. Kicillof llegó con su propia columna del MDF y se ubicó en un palco lateral, desde donde siguió los discursos. Su participación reforzó el vínculo entre la nueva conducción sindical y el armado territorial que construye con vistas a 2027.
También estuvieron presentes el senador nacional José Mayans, jefe del bloque de Unión por la Patria en la cámara alta, y el senador porteño Mariano Recalde. Ambos tendrán protagonismo cuando comience el tratamiento formal del proyecto en el Senado, el 10 de febrero próximo. Su participación en el acto fue una señal clara de la articulación entre la estrategia de la CGT y del peronismo en el Congreso.
Intendentes del conurbano como Mayra Mendoza (Quilmes), Federico Achával (Pilar), Julián Álvarez (Lanús) y Damián Selci (Hurlingham) también participaron de la marcha.
Operativo de seguridad y tensión en los accesos
El Ministerio de Seguridad que conduce Alejandra Monteoliva desplegó un amplio operativo con el sello del protocolo antipiquete que diseñó Bullrich. Efectivos de Gendarmería realizaron controles a los micros que trasladaban manifestantes en el anillo de acceso a la Ciudad de Buenos Aires, lo que generó demoras en el arribo de algunas columnas.
La CGT había advertido días atrás sobre "provocaciones innecesarias" y reclamó garantías para que la protesta transcurriera de manera pacífica. El operativo de seguridad incluía un cordón policial alrededor de Plaza de Mayo y presencia de fuerzas federales en puntos estratégicos del centro porteño.
Hubo algunos incidentes menores en la intersección de Avenida 9 de Julio y Avenida de Mayo, donde algunos grupos intentaron cortar el tránsito fuera del área acordada. La Policía de la Ciudad avanzó sobre estos manifestantes y los dispersó sin mayores complicaciones.
Una nueva etapa de confrontación
La movilización del jueves marcó el primer movimiento de peso de la nueva conducción de la CGT y abrió una etapa que se perfila más conflictiva que la gestión anterior, con mayor presencia en la calle y un tono más duro frente al gobierno nacional.
La apuesta de la nueva conducción apunta a recuperar protagonismo político después de más de un año en el que la CGT mantuvo un perfil relativamente bajo. La amenaza de un paro nacional si avanza la reforma laboral marca una escalada en la estrategia sindical y anticipa un escenario de mayor conflictividad para los próximos meses.
La central obrera combina ahora la presión callejera con la rosca parlamentaria. En las últimas semanas, el triunvirato cegetista se reunió con legisladores y legisladoras de Unión por la Patria e intendentes del conurbano para coordinar una estrategia conjunta. El objetivo es construir una mayoría opositora en el Congreso que permita frenar o al menos moderar los aspectos más duros del proyecto oficial. La movilización de este jueves fue un mensaje directo sobre el músculo de la central obrera para ganar peso en esa pulseada.
















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