La campaña en el campo: el peronismo le escapa al trauma de la 125

La campaña en el campo: el peronismo le escapa al trauma de la 125

Ya como ministro de Economía Kicillof firmó una resolución poco recordada, la 126, para favorecer a los pequeños productores. Qué mira hoy el peronismo bonaerense para elegir bien los adversarios y evitar choques estériles.

 

Por Martín Granovsky

 

Cuidado con la rutina. Si la mirada sólo busca detectar animalitos conocidos, se le pasará un elefante. Es lo que sucedió con la autocrítica más fuerte de Cristina Fernández de Kirchner en el acto del 25 de Mayo. “Casi me pongo el país de sombrero”, dijo al comentar los efectos de la resolución 125 del 2008, y la frase no recibió el análisis que merecía. 

En la gestión de Axel Kicillof como gobernador, ese cuidado de no ponerse la Provincia de sombrero estuvo presente desde antes. La obsesión tiñó la campaña misma de 2019. Ahora viene otra parte: que el peronismo bonaerense tome en cuenta tanto la autocrítica de CFK como la gestión de AK para trazar una línea de campaña electoral en el interior.

“Cristina mira desde hoy y lee lo que ocurrió”, dijo a este diario un funcionario de Kicillof que pidió reserva de su identidad. “Efectivamente la primera versión de la 125, la resolución sobre retenciones móviles, no contemplaba que los productores y medianos no eran lo mismo que los grandes.”

--Pero en el proyecto aprobado en la Cámara de Diputados, que terminaron negociando una madrugada Agustín Rossi y Claudio Lozano, sí se contempló la diferencia.

--Sí, pero políticamente era tarde, porque ya la ofensiva estaba desatada. Y por eso nosotros en la Provincia, en lo que nos toca, porque no manejamos la política económica macro, segmentamos los mecanismos de incidencia del Estado desde el primer día de gestión.

Cristina usó muchas veces la 125 para ironizar sobre la capacidad técnica de Martín Lousteau, actual senador radical e inventor de la resolución cuando era ministro de ella, en 2008.

“Podrían aprender un poco de economía”, chicaneó hace poco Lousteau.

“De usted aprendí, y mire lo que pasó”, devolvió Cristina.

En la Plaza, en cambio, fue más contundente.

“A los tres meses de asumir como Presidenta, por otro genio de la economía, de los que nos dan clases todos los días, casi me pongo el país de sombrero”, dijo en su discurso del 25. Fue una alusión obvia a Lousteau y a la vez un reconocimiento de errores propios: “pongo” es primera persona del singular. Agregó Cristina que “aquella crisis dividió a la sociedad, y por eso digo que casi me puse el país de sombrero”. Nada de técnica: “Una crisis política de magnitud muy fuerte”.

Al recordar otra sequía, anterior a la actual, contó que en una charla con un dirigente de un movimiento social recordaron que colgaban a las vacas muertas en los alambrados y decían: “Esto es culpa de Cristina”. Vale la pena citar textual el párrafo del discurso del 25 que siguió al comentario sobre la crisis política: “No me enojo, no es con rencor que lo digo. Para nada. Simplemente el enfrentamiento y la confrontación habían sido tan intensas que las consecuencias no podían desaparecer, y aún no han desaparecido. Es una pena, porque necesitamos, en serio, los argentinos y las argentinas poder articular algo diferente”. Y siguió así: “No podemos seguir atados a una economía primarizada, a los precios internacionales o a que llueva o salga el sol. Necesitamos articular lo público y lo privado para agregar valor e incorporar tecnología”.

Otro funcionario de Kicillof coincidió en que la autocrítica fue muy severa.

--Severa pero no sorpresiva dentro del razonamiento de Cristina --dijo.

--Un antecedente es que después de la 125 designó a Julián Domínguez en Agricultura para aplacar los ánimos.

--Sí. Y está la resolución 126, que la gente no recuerda. Iniciativa de Cristina y Axel ya de ministro de Economía, en 2015. La 126 creó el Programa de Estímulo al Pequeño Productor de Granos.

Por ese entonces ya revistaba en el Ministerio de Economía Javier Rodríguez, actualmente ministro de Desarrollo Agrario en la Provincia.

En la publicación especializada Bichos de campo, el periodista Matías Longoni escribió que “en 2015, meses antes de perder el gobierno en manos de Mauricio Macri, el gobierno de Cristina Kirchner puso en marcha una propuesta de ‘segmentación en favor de los pequeños y medianos productores de granos, que Kicillof había negociado directamente con la conducción de Federación Agraria Argentina, que en ese momento encabezaba Omar Príncipe”. Informó que “los pagos comenzaron en mayo de ese año y beneficiaron a unos 20 mil productores de trigo, maíz, soja y girasol que produjeran hasta 700 toneladas acumuladas”. Explicó Longoni que “aquel programa fue bastante exitoso y no hubo mayores críticas de las entidades rurales, pues los fondos se pagaron rápidamente en un contexto que (…) estaba signado por atraso cambiario y retenciones muy elevadas (de 35% para la soja y de 20 a 24% para el trigo y el maíz)”.

Los 20 mil productores beneficiados al principio se convirtieron en 56 mil, recordó Príncipe a este diario.

Después llegó Mauricio Macri, bajó las retenciones y cuando volvió a subirlas liquidó la segmentación. También buscó contrarrestar la jugada política de Cristina y Kicillof. Llamó a los directivos de la Federación Agraria, que hasta le habían regalado un mate a CFK en son de paz, y quiso presionarlos para que no desplegaran una política diferente de la Sociedad Rural, CARBAP y Coninagro en la Mesa de Enlace. No tuvo éxito. Príncipe y la FAA se pararon contra la falta de segmentación entre grandes y chicos.

En su gira electoral de 2019, Kicillof y Carlos “Carli” Bianco, el dueño del Renault Clío que aún maneja hoy como jefe de Asesores del gobernador, recorrieron la provincia y en sus contactos con ruralistas aprovecharon para recordar la 126.

Luego, incluso sin tener jurisdicción sobre la macro, “tratamos siempre de retomar esos esquemas de diferenciación para entender el entramado más complejo del agro”, relata hoy un funcionario provincial.

--En materia de retenciones ustedes no pueden hacer nada. Tampoco en impuestos nacionales. ¿Qué herramientas tienen?

--Pero podemos trazar políticas en el esquema impositivo de la Provincia. Desde el primer momento actualizamos de manera diferenciada el inmobiliario rural. El objetivo presupuestario es la Provincia mantenga los niveles de recaudación, por supuesto, pero que al mismo tiempo sepa hacer una distinción.

--¿Y se hace por la productividad de las tierras?

--No, el inmobiliario rural se calcula nominalmente. Tomamos el valor fiscal de la partida presupuestaria, que dentro de todo es lo más correcto. Se sabe que no es un valor de mercado, pero nadie lo discute. Tiene en cuenta que la superficie es mayor o que la tierra es mejor. En el presupuesto incluimos diez escalas distintas. Los cinco deciles de menor valuación fueron actualizados siempre por debajo de la inflación. El decil más bajo estuvo 20 puntos debajo de la inflación esperada.

 

El cálculo de las autoridades provinciales es que, después de cuatro años de mantener el mismo criterio, “favorecimos a la mitad de los productores” mientras nos dedicábamos también a trabajar con los cooperativistas, abandonados por María Eugenia Vidal.

Hay algún nivel de roce con alguno de los nucleamientos, en especial CARBAP, porque sus directivos venían protestando por lo que consideraban que era insuficiente la respuesta ante la sequía.

"Sin embargo las ayudas están llegando", replica un funcionario del Ministerio de Desarrollo Agrario. "Cuando avance la siembra se van a ver buenos números de siembra, y eso será gracias al financiamiento sobre todo en trigo."

Al margen de las ayudas nacionales, el ministerio bonaerense tiene líneas especiales de subsidio y compensación.

Ahora los funcionarios, en su costado de militantes, se fijaron una tarea: transmitir estas ideas y los antecedentes históricos para que nadie elija mal los adversarios y vaya al choque inútilmente. Es como si estuvieran redactando un Manual de Campaña en la Campiña.

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