Las compras para atesoramiento sumaron USD5.247 M en abril-mayo, un nivel que solo se había visto en 2008 y el trienio de devaluaciones continuas de 2017-2018-2019. Con un rojo de cuenta corriente que cumplió 12 meses, le sumó demanda a la cotización de la divisa y mantuvo alta la necesidad de dólares financieros para compensar
Por Mariano Cuparo Ortiz
La fuga de capitales le sumó demanda de divisas al ya conocido dato del déficit de cuenta corriente cambiaria: se compraron para atesoramiento USD3.226 millones durante mayo, es decir que la dinámica de la fuga fue en crecimiento desde la salida del cepo para personas humanas. En abril, el mismo mes en el que se habían levantado parcialmente las restricciones, se habían ido por esa vía USD2.021 M, por lo cual en mayo creció un 59,6%. Hay que remontarse hasta la segunda mitad del 2017, o hasta el 2018 o el 2019 para encontrar un bimestre con tanta demanda de dólares para atesorar. También en 2008 hubo antecedentes similares.
De esta forma, el Gobierno aumenta sus necesidades de financiamiento del exterior. Y es que en mayo, tal como mostró el último informe del Balance Cambiario del BCRA, se cumplieron 12 meses de rojo en la cuenta corriente. Esta vez desaceleró y fue de USD149 M. En el año de desbalance externo que se cumplió en mayo se fueron USD12.271 M, un promedio de USD1.023 M.
En ese sentido, si mayo había dejado una buena noticia por el lado de que el rojo desaceleró y estuvo bien por debajo del promedio, la fuga, que forma parte de la cuenta capital, echó a perder ese dato positivo. Entre cuenta corriente y fuga, la demanda de divisas para importar, viajar al exterior, pagar intereses de la deuda y atesorar dejó un negativo de USD3.375 M. Mucho más que los USD1.023 M que la cuenta corriente venía dejando de promedio mensual de salida de dólares, con la fuga virtualmente en cero, por el cepo cambiario que rigió hasta el 11 de abril.
La economía viene mostrando una característica en los últimos 12 meses. Históricamente, el balance comercial con el exterior, que es el de los bienes, da estructuralmente positivo. Esa es la cuenta que debería generar los dólares, gracias al potencial ampliamente exportador del agro, para financiar la salida de divisas también estructural que dejan el turismo, los intereses de la deuda y la fuga, aunque esa última hasta abril estuvo ausente. En los últimos 12 meses los dólares de los bienes no alcanzaron para cubrir toda esa salida de billetes y el Gobierno apeló entonces a los dólares financieros: el blanqueo y la deuda con el FMI y otros organismos más, cerca en el tiempo, la deuda en pesos que se suscribe en moneda extranjera.
En mayo, mes en el que la estacionalidad se presta para que por una vez sí alcancen los dólares del agro, al igual que junio, eso no ocurrió. Los bienes tuvieron un superávit de USD1.811 M, pero el turismo consumió USD939 M y los intereses de la deuda otros USD1.029 M. Hasta ahí, una descripción de la cuenta corriente negativa. A eso se le sumaron los dólares que se fueron por la fuga, los otros mencionados USD3.226 M, que en parte se quedan en depósitos y, a su vez, una parte, sus encajes, siguen sumando a las reservas. Aunque se trata concretamente de otra demanda de divisas y en ese sentido es una salida.
Desde la consultora 1816 dijeron que un superávit de bienes que no alcanza en épocas de estacionalidad positiva del agro, más el déficit de cuenta corriente que se vio tanto en el devengado (dato del Indec de la semana pasada) como en el base caja (dato publicado el viernes por el BCRA), “confirma que, más allá del equilibrio fiscal y del creciente aporte del sector energético a la generación de divisas, a este tipo de cambio el país necesita mucho ingreso de capitales para seguir cumpliendo con los vencimientos de deuda en moneda extranjera sin perder reservas”.
Coincidió la consultora Invecq: “Si bien es de esperar que la Argentina retome el acceso a los mercados internacionales, la necesidad de dólares en los próximos años será muy alta, con lo cual el aluvión de capitales debería ser notable; no solo por lo que se demandará vía cuenta corriente sino también por cuenta financiera (ej.: vencimientos altos en moneda extranjera, atesoramiento privado, etc.)”.
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