Axel Kicillof y la construcción del ismo

Axel Kicillof y la construcción del ismo

El gobernador bonaerense aprieta la empuñadura del bastón que revoleó CFK. Construcción sutil bajo la balacera libertaria. Vengan todos y todas.

Por Macarena Ramírez.

Axel Kicillof decidió poner quinta marcha para avanzar en la reconstrucción del peronismo y dotarlo de cierto orden no sólo con su rol al frente de la provincia de Buenos Aires, sino desempeñando también un papel preponderante en un armado nacional aún sin liderazgo definido. Sus movimientos de los últimos tiempos y particularmente de esta semana lo ubican en el centro de una escena dominada por la resistencia en la calle y el Congreso frente a la avanzada del presidente Javier Milei.

Aunque mantiene su estilo, comienza a hacer movimientos del peronismo tradicional, armando y acercando a todos los sectores para construir gobernabilidad en un territorio que cruje bajo la motosierra libertaria; al mismo tiempo busca un camino común para que transite el abanico variopinto que conforma Unión por la Patria (UP).

Es el inicio sutil de la construcción de un kicillofismo no forzado, que fluya en el tiempo, a la espera de una reconfiguración que tarde o temprano se terminará dando.

En el peronismo hay cierta coincidencia en que se necesita una mesa amplia y transversal para enfrentar los primeros meses de gestión de La Libertad Avanza. En La Plata insisten con que no es momento de discutir liderazgos y mucho menos, candidaturas.

Yo armo

El gobernador tiene que hacer equilibrio entre su rol institucional y el de oposición a Milei, pero se sabe referente ineludible y actúa en consecuencia. Arma de la mano de sus dirigentes más cercanos, los ministros Carlos Bianco, Andrés Larroque y Gabriel Katopodis y los intendentes Mario Secco, Fernando Espinoza y Jorge Ferraresi.

Apenas asumió Milei, Kicillof impulsó el armado de las multisectoriales junto a intendentes, representantes sindicales y de movimientos sociales. Reunió a las jefaturas distritales junto a Máximo Kirchner y Sergio Massa.

Al tiempo, fue anfitrión de un encuentro en la Casa de la Provincia al que asistieron -de manera presencial y por Zoom- gobernadores, representantes legislativos, sindicalistas e intendentes. Juega en tándem con el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, quien también ganó protagonismo entre la tropa de ocho gobernadores de Unión por la Patria en la que asoman halcones y palomas. El peso del territorio que gobierna hace -sustancialmente- a la diferencia con sus pares.

Yo marcho

Kicillof volvió al centro de la escena en el paro y movilización convocado por la CGT. Fue el único gobernador presente y, como contó Letra P, estuvo rodeado del poder territorial de Buenos Aires que se cuadra ante su figura. 24 horas después estaba encabezando en la gobernación otra cumbre con intendentes del conurbano con quienes conformará una mesa permanente para monitorear la situación social de la provincia.

Las medidas del Gobierno nacional ponen en riesgo el trabajo y la producción, complicándole la vida a millones de argentinos. Sabemos que estos planes de ajuste los pagan siempre los trabajadores, los jubilados y la clase media.

Desde que fue reelecto, Kicillof comenzó un trabajo de construcción que terminó por afianzar el vínculo con las tribus cercanas y acercar a otras que estaban lejos. Con más o menos gusto, los intendentes se alinean, las organizaciones sindicales nucleadas en las dos CTA son aliadas clave y logró una buena sintonía con la CGT, así como con los movimientos sociales, a quienes lentamente comienza a darles espacio en el gabinete.

Pero Kicillof cuida las formas para no asomar tanto la cabeza. Como sea, el gobierno nacional lo construye como adversario, lo elige para ocupar el podio de sus principales enemigos. En los últimos, la ministra Patricia Bullrich y el ministro Toto Caputo -devenido en versión Toto Amor y Paz Caputo- lo criticaron sin concesiones. Kicillof es lo más kirchnerista que se consigue en plaza por fuera de la propia CFK, quien está en modo ON pero en las sombras, por lo que el enemigo para la Casa Rosada habita fundamentalmente en Buenos Aires.

Un campo(ra) de distancia

Fuera de ese incipiente esquema de armado kicillofista se posiciona Kirchner, quien este miércoles se mostró liderando la columna de La Cámpora, lejos de la cumbre montada por los intendentes y Kicillof en el bar Azteca del centro porteño, donde no estuvieron las referencias territoriales más relevantes de la organización que lidera el hijo de CFK, como la intendenta Mayra Mendoza (Quilmes) y los intendentes Julián Álvarez (Lanús) y Damián Selci (Hurlingham), quienes eligieron mostrarse junto a su jefe.

En la discusión por el reordenamiento político del peronismo de la provincia de Buenos Aires, Kirchner viene dejando vacío el lugar del PJ que preside, que desde tiempo antes de la asunción de Milei está paralizado. La última convocatoria fue en el mes de septiembre.

El PJ es el hermano mayor en la familia disfuncional en la que se convirtió UP. Más tarde o más temprano el peronismo se dispondrá a ordenar el partido y habrá que ver entonces con qué cartas quiere jugar Kirchner y quiénes están dispuestos a ir por ese sillón.

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