Abad vs. Posse, una disputa que va más allá del control de la UCR bonaerense

En un anticipo de lo que será el calendario electoral partidario, el titular del bloque de Juntos por el Cambio en la Cámara Baja provincial y el intendente de San Isidro se enfrentarán en l.os comicios del próximo domingo

Hacía tiempo que los radicales bonaerenses no sentían la adrenalina que les provoca una elección interna real, un ejercicio identitario del que se reconocen fanáticos. Ese comicio, sólo para afiliados, será el próximo domingo. El resultado asoma como preponderante para lo que serán las negociaciones electorales dentro de la alianza Juntos por el Cambio, básicamente la confección de listas y negociación de espacios, con vista a las legislativas de medio término.

El actual oficialismo partidario, con el diputado provincial marplatense Maximiliano Abad como cara principal, se enfrentará a un armado encabezado por el eterno intendente de San Isidro, Gustavo Posse, de indudables orígenes radicales pero que también ha jugado bastante a “vecinalizarse” de acuerdo a su instinto de supervivencia.

La lista de Abad lleva por nombre “Adelante Buenos Aires. La de Posse se denomina “Protagonismo radical”.

El latiguillo de campaña de Posse es, justamente, que sus rivales internos llevaron al partido a un estado de sumisión frente a los amarillos de PRO durante la gestión de María Eugenia Vidal, cuando el titular de la UCR bonaerense -que aún está en funciones- era el ex vicegobernador Daniel Salvador. Es parte de un discurso que también objetó el rol radical más bien módico en el gobierno nacional de Mauricio Macri.

Es decir: que en el balance interno de poder de esa alianza que gobernó cuatro años la Nación y la Provincia tuvieron un rol no acorde a la presencia territorial del partido centenario, secundario, y que ahora es necesario vigorizarlo para, eventualmente, liderar Juntos por el Cambio.

Desde el oficialismo responden que la gestión Salvador fue una etapa de, llamémosle, acompañamiento imprescindible para no caer en la instrascendencia frente a lo que fue un aluvión novedoso (en alusión, sobre todo, a Vidal) y que ahora si, ya como oposición al peronismo, tienen la intención de hacer valer su peso y su historia. Una suerte de barajar y dar de nuevo con el macrismo.

A Posse, acaso el más peronista de los radicales, le sobra picardía política. Viene recorriendo la Provincia de la mano del senador nacional por la Capital Federal, Martín Lousteau. Una figura que, aunque no es novedosa, destila cierto aire fresco dentro de un partido con figuras nacionales que se vienen repitiendo hace años.

No queda muy en claro, ni en el búnker possista ni en el de sus rivales, hasta dónde calará la figura del enrulado dirigente en el universo de afiliados radicales. ¿Alcanzará, por ejemplo, para combatir la apatía de ir a votar en medio de la pandemia y conseguir una buena participación?

En un escenario electoral marcado por la crisis sanitaria, tanto desde el oficialismo como la oposición partidaria garantizan el estricto cumplimiento de los protocolos de rigor para resguardar la seguridad de los votantes.

El padrón bonaerense es de 648 mil afiliados. Se espera menos del 10 por ciento de asistencia. Cuentas que hacen, por ejemplo, los históricos Federico Storani y Juan Manuel Casella y amplios sectores de la Juventud Radical (Franja Morada y la FUA explicitaron apoyo a Posse) que acompañan al sanisidrense.

En todo caso, para Lousteau es una apuesta interesante: si Posse gana apalancado por su figura, él indudablemente aumentará su influencia nacional en el partido, de cara a 2023, y también en la dinámica interna de Juntos por el Cambio. ¿Se volvería un presidenciable de la UCR?

Abad, que lidera el bloque de Juntos por el Cambio en la Cámara baja, cuenta con el respaldo de varios referentes nacionales del radicalismo, como Mario Negri, Luis Naidenoff, Alfredo Cornejo, Ernesto Sanz, el gobernador correntino Gustavo Valdez y otros; además, de unos 15 colegas suyos del recinto bonaerense, de unos 27 intendentes de la Provincia y sectores académicos. Y el neurocientífico Facundo Manes, que no se postula a nada en la interna pero siempre es potencial candidato a algo, lo acompaña en las recorridas.

Obviamente, el discurso oficial en los comandos de campaña de ambos candidatos es que están para ganar. Abad, convencido de contar con las bondades del llamado aparato partidario en el interior de la Provincia, sabe que el Conurbano es acaso su punto más débil. Confía en que habrá buena concurrencia a votar en la zona que le es favorable y estima que su rival debería sacar una muy enorme ventaja en el GBA para contrarrestar e incluso inclinar la balanza a su favor.

El resultado será preponderante para el armado electoral de Juntos por el Cambio

 

La Provincia tiene ocho secciones electorales; el possismo está convencido de que ganará my ampliamente la Primera, en el norte y oeste del Conurbano, y asegura que está muy bien en la Tercera, en el Sur de Gran Buenos Aires.

Son zonas con municipios gobernados, sobre todo, por el peronismo. Incomprobable a esta altura, sobrevuela una cierta sospecha de que algunos alcaldes amigotes de Posse pueden darle una mano en la interna, en el sentido de garantizar fiscalización plena y logística para trasladar y llevarle viandas a los fiscales. También, que en los distritos gobernados por el macrismo la ayuda irá para Abad, de muy buena relación con la ex gobernadora Vidal y sus operadores políticos.

Suspicaces, algunos observadores de la política provincial arriesgan que más de un intendente acaso juegue un poco para cada bando. Final abierto.

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