La Cámpora frustró la foto de unidad que buscaba el peronismo bonaerense

La Cámpora frustró la foto de unidad que buscaba el peronismo bonaerense

A último momento votaron en contra del presupuesto 2017 y el endeudamiento solicitado por María Eugenia Vidal y descolocaron a los intendentes peronistas, con los que habían negociado durante semanas

 

Sobre la hora, y luego de pasar toda una tarde negociando con los intendentes peronistas para unificar una postura entre todos los fragmentos de lo que fue el Frente para la Victoria, los diputados y senadores bonaerenses de La Cámpora y el ultrakirchnerismo decidieron votar en contra del presupuesto 2017 y el endeudamiento solicitado por la gobernadora María Eugenia Vidal.

Repitieron, así, el amague de la votación del presupuesto 2016, cuando prometieron su apoyo a Cambiemos y luego votaron en contra. Aquella vez, el giro se habría dado luego de una orden telefónica de Máximo Kirchner. Ayer el rumor del llamado se repitió, pero con otro disparador: la represión en Jujuy a militantes kirchneristas.

Esta vez, sin embargo, Cambiemos no sufrió el desplante: el resto del peronismo aportó los votos para sacar el presupuesto, la ley impositiva y otras normas que se sancionaron anoche, como la reforma de la Defensoría del Pueblo y la elección de Julio Conte Grand como nuevo procurador bonaerense.

Quién sí sufrió el impacto de la movida camporista fue el propio peronismo, que llevaba meses de reuniones para mostrarse unido en la Legislatura bonaerense y, de ese modo, imponer cambios en las leyes propuestas por el oficialismo. Lograron imponer los cambios, pero no consiguieron el segundo objetivo: cerrar 2016 unidos, para iniciar fortalecidos el año electoral.

Para seguir de cerca la votación en el Senado y Diputados, que se extendió hasta después de la medianoche, el peronismo montó ayer un bunker en el hotel Corregidor, frente a la Legislatura, por donde desfilaron todas las tribus en las que se dividió el Frente para la Victoria después de la derrota de 2015.

La pulseada entre los intendentes y La Cámpora

Mientras por el comedor del hotel iban y venían intendentes y legisladores de todos los colores, tres grupos se quedaron pulseando hasta el final: en un salón reservado se juntaron los intendentes del grupo Esmeralda Martín Insaurralde (Lomas de Zamora), Gabriel Katopodis (San Martín) y Juan Zabaleta (Hurlingham), cara a cara con la cúpula de La Cámpora, representada por los diputados nacionales Eduardo "Wado" De Pedro y Andres "el Cuervo" Larroque, además del senador provincial Santiago Carreras. El presidente del PJ bonaerense, Fernando Espinoza, de La Matanza, cerraba esa mesa, como mediador y parte.

Abajo, en el comedor del hotel, cada intendente peronista -llegaron a ser unos treinta- punteaba las obras que necesitaba en su municipio para que fueran incluidas en una planilla anexa y votadas junto al presupuesto. Planteos más o menos, esas obras cerraron la discusión para el grueso de los jefes comunales, especialmente los del interior, que se iban despidiendo después de completar el trámite. Algunos se cruzaron hasta el Senado, para estar presentes en la votación.

"Todos los sectores estamos acá porque queremos la unidad del peronismo", repetía Verónica Magario, intendenta de La Matanza y encargada de juntar la "planilla" con las obras de sus pares. Lejos del micrófono, otro intendente fue más explícito: "Esta noche (por anoche), el que rompe el acuerdo y vota en contra del resto del grupo, que se olvide del peronismo en 2017". La advertencia terminó convirtiéndose en profecía.

Y es que la discusión era otra en el salón reservado del primer piso. Allí, los que debían ser convencidos eran Larroque y De Pedro. Porque La Cámpora no quería votar el endeudamiento pedido por Vidal, pero también porque pretendía quedarse con algunos de los cargos en discusión. Primero, el puesto de Defensor del Pueblo, que el grupo Esmeralda ya había acordado con el jefe de Gabinete bonaerense, Federico Salvai, para que lo ocupara el ex sciolista y ahora randazzista Guido Lorenzino, que anoche fue formalizado en el cargo.

Caída esa posibilidad, los camporistas pujaron por el segundo cargo en importancia creado por la ley sancionada anoche: el de Defensor del Pueblo adjunto general, que el massismo ya había cerrado para Walter Martello. Se les ofreció entonces la tercera adjuntoría creada por la nueva ley, pero no la aceptaron. En el medio, el radicalismo se quedó con el Defensor Adjunto para Derechos Humanos, que fue para Marcelo Honores (actual defensor interino); mientras que el Movimiento Evita, a través de Eduardo "Cholo" Ancona, se reservó la adjuntoría especializada en Derechos Sociales.

Si no accedían a la Defensoría o la Defensoría Adjunta General, los camporistas amenazaban con no votar y dejar "pegado" al resto del peronismo aprobando el endeudamiento de Vidal. Para los intendentes, significaba cerrar el año del mismo modo que lo habían comenzado: divididos.

Un sector de Cambiemos y el massismo trabajaron todo el año por mantener esa fractura. Los intendentes del grupo Esmeralda, en cambio, esperaban ofrendarle una foto de unidad a Florencio Randazzo, para darle otro empujón que lo convenza de ser candidato en 2017.

Hasta entrada la noche, los intendentes y Espinoza creían haber logrado la unidad. Así lo dieron a entender cuando Larroque y De Pedro abandonaron el hotel, a las 19.15. A las 19.30, los jefes comunales se trasladaron con la "buena noticia" y un conjunto de pedidos hasta la residencia del jefe de gabinete de Vidal, Federico Salvai. Cambiemos empezó a hacer correr la voz de que el presupuesto y el endeudamiento iban a ser votados por unanimidad.

Todo se cayó unas horas después, cuando los senadores de La Cámpora y el ultrakirchnerismo no bajaron al recinto para votar la nueva ley de Defensoría del Pueblo y luego se sentaron en sus bancas para votar en contra el presupuesto y el endeudamiento. Más tarde, en Diputados, completarían la faena.

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