Represión en Gimnasia: los enemigos íntimos de Sergio Berni pidieron su renuncia mientras el Gobierno hizo silencio

Represión en Gimnasia: los enemigos íntimos de Sergio Berni pidieron su renuncia mientras el Gobierno hizo silencio

La Cámpora, el Evita y los intendentes lo quieren afuera del Gabinete provincial. Tras las críticas por el operativo en Mascardi, Alberto y Aníbal Fernández optaron por el perfil bajo.

 

No los une el amor sino el espanto. En este caso, por Sergio Berni. El ministro de Seguridad bonaerense acumuló en la gestión poderosos adversarios dentro del mundo ecléctico del Frente de Todos. Desde los intendentes del PJ bonaerense a La Cámpora, pasando por el Movimiento Evita y las agrupaciones sociales que responden a Juan Grabois. Alberto Fernández y Aníbal Fernández, en cambio, por las internas desatadas por el conflicto mapuche están obligados a hacer silencio sobre el accionar de la Policía Bonaerense y su primer responsable político.

Luego de la violenta represión de la Policía bonaerense en las afueras del estadio de Gimnasia en La Plata, varios de los referentes del oficialismo salieron a presionar y pedir públicamente por la renuncia del médico y militar, que solo se mantiene en su cargo por el apoyo de Axel Kicillof y Cristina Kirchner.

“Repudiamos la violencia y la represión ejercida anoche por la Policía Bonaerense en la ciudad de La Plata. Repudiamos la violencia y la represión ejercida anoche por la Policía Bonaerense en la ciudad de La Plata. Acompañamos a la familia y a los seres queridos del hincha fallecido, y a todos los hinchas de Gimnasia y Esgrima de La Plata que resultaron heridos y heridas”, publicó la cuenta de la agrupación que conduce Máximo Kirchner.

La relación entre el hijo de la vicepresidenta y Berni se rompió después de la debacle oficialista en las PASO de 2021 y casi termina a las piñas. El ministro bonaerense cuestionó a Kirchner por haber obturado la competencia interna en los distritos de la Provincia.

Desde entonces, Berni se escudó en el gobernador, escenificó su ruptura con el kirchnerismo después de casi 4 décadas, desde Santa Cruz a Buenos Aires, pero resistió la intervención del Gabinete provincial a manos del jefe de La Cámpora y de Martín Insaurralde. “Es el único funcionario que dice que su jefe político es Kicillof”, suele castigarlo un jefe comunal del PJ.

“A veces me da vergüenza cuando escucho la televisión, pelearse a dirigentes en sketchs cómicos para ver quién mete preso a quien por cortar la calle. Hay que hacerse cargo de la gestión, hay que hacerse cargo de la seguridad, hay que hacerse cargo de la comida, del trabajo", vociferó Kirchner en abril en un acto en Merlo, ya en su rol de presidente del PJ bonaerense. Se refería a la ironía que lanzó Berni cuando se jactó de haber ordenado la detención de Grabois.

Con esa historia previa y después del operativo policial en La Plata, la diputada provincial Lucía Klug, del Frente Patria Grande pidió sin eufemismos la renuncia del ministro. “La sociedad escala en grado de violencia y desde el FDT se abona a eso de la mano de nuestro ministro de Seguridad. Lo de ayer marca un límite. Berni debe renunciar ya”, reclamó en Twitter.

Por la misma vía y en un tono similar se expresó el secretario de Relaciones con la Sociedad Civil, Fernando “Chino” Navarro, referente del Evita con despacho en el primer piso de la Casa Rosada, aunque apuntó a la conducción política de Kicillof. “Los balazos y gases no son nuestro idioma. El gobernador, máxima autoridad provincial y a quien yo voté, debe dejar de mirar a otro lado y fijar un rumbo definitivo en materia de seguridad y prevención”, sostuvo el ex diputado.

La mesa bonaerense del JP Evita de la Provincia también exigió la salida inmediata de Berni. “Basta de violencia institucional. Fuera Berni”, exigieron en las redes.

Berni y los máximos referentes del Movimiento Evita se conocen desde que el ministro de Seguridad acompañaba a Alicia Kirchner en el ministerio de Desarrollo Social. Ya en la gestión del Frente de Todos, Máximo Kirchner y Berni, antes de pelearse, responsabilizaban al Evita y a otros movimientos sociales por las tomas en Guernica.

Los intendentes no le perdonan a Berni su reticencia para enviar más policías a sus distritos y a cederles más influencia y control de la fuerza de seguridad en sus municipios.

El silencio del Presidente y reaparición de Guzmán

Alberto Fernández también quisiera ver a Berni afuera del Gabinete de Kicillof. Quiso avanzar con la salida de Berni varias veces en el pasado. No pudo. El ministro bonaerense -un funcionario provincial al fin de cuentas- lo desafió desde los primeros días de 2019. “El que trajo al borracho que se lo lleve”, llegó a provocar Berni sobre el jefe de Estado y en un mensaje político para la vicepresidenta. Esta vez hubo silencio.

La interna desatada por la detención y el traslado de mujeres mapuches ya se llevó a la ministra de Mujeres Géneros y Diversidad Elizabeth Gómez Alcorta -todavía sin reemplazante- y provocó numerosas reacciones de aliados del Presidente, que cada vez tienen más diferencias. La cuenta oficial de la Casa Rosada se limitó a publicitar la función de cine-debate que encabezó el mandatario en Escobar cuando se desataba otra crisis política y una represión policial que pudo ser una tragedia.

Las críticas a Berni y Kicillof hasta motivaron que el ex ministro de Economía Martín Guzmán -fanático de Gimnasia y de buen vínculo con el Evita- repudiara el accionar policial. “Esperamos una clara determinación de las responsabilidades por el violento y repudiable operativo policial en la cancha de Gimnasia LP”, escribió el discípulo de Joseph Stiglitz en Twitter. Durante su estadía en el Palacio de Hacienda sufrió especialmente al gobernador bonaerense, principal consejero económico de Cristina Kirchner, de quien también depende la suerte de Berni.

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