A pedido de Macri, Bullrich extendió la cumbre en Cumelén y crece la intriga en Pro sobre la jugada electoral del expresidente

A pedido de Macri, Bullrich extendió la cumbre en Cumelén y crece la intriga en Pro sobre la jugada electoral del expresidente

El exmandatario convivió dos días en el Sur con su exministra y aceptó sacarse una foto, pero no la ungió como su candidata predilecta; pese al optimismo en el ala dura, abogó por una interna en las PASO

 

Matías Moreno

La orden llegó ayer a la tarde. En un ínterin de su cumbre con Mauricio Macri en Cumelén, Patricia Bullrich sorprendió a sus colaboradores: les pidió que le cambiaran los pasajes del vuelo que tenía previsto para esta mañana y postergaran unas horas su regreso a la Ciudad de Buenos Aires. Es que el expresidente le pidió que se quedara a almorzar, para compartir más tiempo junto a Juliana Awada. Por ese motivo, la exministra de Seguridad suspendió al menos tres reuniones políticas que tenía programadas para hoy en el distrito porteño. Tenía previsto aterrizar en la Capital alrededor de las 19. Pese al hermetismo con el que intentaron manejar el tema durante los dos días de convivencia en el Sur, tanto Macri como Bullrich se mostraron satisfechos con el resultado de sus charlas sobre la estrategia electoral" class="com-link" data-reactroot="" style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px; border: 0px; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-weight: inherit; font-stretch: inherit; line-height: inherit; font-family: inherit; vertical-align: baseline; outline: none; text-decoration-line: none; color: rgb(2, 80, 201);">la estrategia electoral de Pro y los ejes centrales del plan de gobierno que prepara la exministra.

No hubo “fumata blanca” ni señales de un acuerdo político entre Macri y la gestora de Pro de cara a las presidenciales. Pero sí quedó en evidencia -al menos eso intentaron hacer desde ambos bandos- la muy buena sintonía entre los dos jefes opositores. Por caso, hubo una seguidilla de gestos del exjefe del Estado que alimentaron las expectativas en el equipo de campaña de Bullrich y en las distintas terminales del macrismo. En medio de la pulseada con Horacio Rodríguez Larreta por el liderazgo del principal partido opositor, la exministra volvió a la Capital Federal con un galardón: además de ser su huésped en su búnker en Cumelén, obtuvo una foto con Macri.

Apenas consiguió esa cucarda, la titular de Pro salió a presumir. Difundió la imagen y apeló al eslogan que patentó Macri en la presentación de su libro Primer Tiempo, en el que recopiló las memorias de su gestión nacional. “Somos el cambio o no somos nada”, escribió Bullrich. Y le agradeció a Macri “la calidez y la claridad de las ideas”. Con esos guiños, pareció reconocer el liderazgo de Macri y lo ubicó en un rol de mentor. Antes de viajar, la exministra, que aceptó la invitación de Macri para alojarse durante dos días en su casa en Villa La Angostura junto a Guillermo Yanco, su pareja, había manifestado que desconocía los motivos de la convocatoria. Entre sus escuderos veían una jugada de Macri para mantener la centralidad y “no correrse del centro del ring”.

El cofundador de Cambiemos se mantuvo enigmático y no soltó prenda sobre sus ambiciones a futuro. Si bien preservó la ambigüedad, dio señales de que sigue sin anotarse en la carrera presidencial. Por caso, insistió ante su interlocutora que la candidatura nacional de Pro se definirá en la interna de Juntos por el Cambio en las PASO del 13 de agosto. “En relación a los temas internos, se habló de competencia”, sintetizan cerca de Bullrich. En el entorno de Macri resaltan que la cumbre no debe ser leída como un respaldo al proyecto de la exministra en detrimento de Larreta, aunque admiten que revalidaron su “sintonía fina” a la hora de discutir las propuestas que presentarán ante la sociedad para reconquistar el poder nacional.

En su última travesía al Sur, Larreta estuvo cara a cara con el expresidente en varias ocasiones. El jefe de gobierno porteño, quien descansó a fin de año unos días en el country de Cumelén junto a su novia, Milagros Maylin, también se mostró satisfecho de sus diálogos con Macri. Y evitó filtrar comentarios. Fuentes al tanto de esa conversación juran que Larreta mostró preocupación sobre el rol que Macri tendrá en la posible interna con Bullrich. En esos contactos Larreta no pudo descifrar si el exmandatario desea o no volver a disputar la presidencia. A diferencia de Bullrich, el alcalde no convivió con Macri y se quedó en otra casa del country junto a su pareja. Y, pese a que se cruzaron varias veces, incluso en reuniones sociales en el Sur, Larreta se volvió sin bendición ni foto. Apenas aterrizó en la Ciudad, aceleró su campaña presidencial y transmitió un mensaje en la intimidad: imaginaba que Macri podría ser candidato a presidente.

Reformas y Massa, las claves

La cumbre entre Macri y Bullrich transcurrió en un marco de camaradería. En esas charlas de parejas, Macri transmitió su experiencia en el poder y la importancia del soporte afectivo en la toma de decisiones. Una síntesis de las enseñanzas que buscó reflejar en Primer Tiempo y Para qué. Macri, dicen quienes lo acompañaron en la Casa Rosada, quiere que lo “escuchen”. El ambiente familiar se interrumpió ayer cuando Macri y Bullrich se fueron a caminar" class="com-link" data-reactroot="" style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px; border: 0px; font-style: inherit; font-variant: inherit; font-weight: inherit; font-stretch: inherit; line-height: inherit; font-family: inherit; vertical-align: baseline; outline: none; text-decoration-line: none; color: rgb(2, 80, 201);">se fueron a caminar para charlar a solas. Fueron unas tres horas y media de la reunión cara a cara. Desde el macrismo remarcan que no hubo novedades, pese a que admiten que el expresidente quedó conforme con el nuevo test que sorteó una de sus “herederas” en Pro. “Fue muy cordial”, graficaron fuentes macristas.

En la previa de la cumbre hubo una ola de especulaciones en el macrismo. “Decían que Mauricio iba a ungir a Patricia o que la iba a bajar. Nada de eso pasó”, resaltan cerca del exjefe del Estado, quien se volvió un experto en intrigas. Pese a la presión de sus aliados, no adelantará su decisión: comunicará sus planes en marzo, abril o mayo.

Uno de los temas troncales de la conversación en Cumelén fue el programa de reformas económicas y políticas que impulsará JxC. Macri y Bullrich repasaron cuál debería ser la “secuencia” de esos cambios estructurales que planean. Y coincidieron en que se necesitará “coraje” para encararlos. “Necesitamos un programa de cambio y transformación. Esta vez cambio tiene que ser definitivo”, coincidieron. Ambos rechazan el modelo acuerdista que promueve Larreta para darle sustento a las políticas a largo plazo. A su vez, pusieron énfasis en analizar cuáles deben ser las características de un eventual equipo para ganar la elección y para gobernar. ¿Macri sugirió cambios o propuso nombres para su organización? Otro enigma. Quienes están al tanto de la charla en Cumelén aseguran que Macri volvió a deslizar su disconformidad por la incorporación de Martín Redrado al Gabinete de Larreta.

Durante su reunión a solas, Bullrich y Macri también repasaron los asuntos de coyuntura, como el frustrado viaje del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a la Argentina por la cumbre de la Celac. Bullrich, que había apostado fuerte a evitar la llegada al país del mandatario venezolano, se adjudicó la cancelación de la visita, ya que había sido la primera en pedir su detención y había hecho una presentación ante la DEA. Esa campaña hizo ruido en Pro y reavivó el enfrentamiento entre la exministra y el larretismo, sobre todo, con su exsoldado en la tropa de los “halcones”: Waldo Wolff, flamante secretario de Asuntos Públicos de la gestión de Larreta.

Macri y Bullrich evaluaron con pesimismo la gestión de Sergio Massa en el Palacio de Hacienda. Es más: saldrán a denunciar que el tigrense dejará una “bomba” a punto de estallar al próximo gobierno. Están alarmados, sobre todo, por el nivel de la deuda en pesos. Macri machacó con la bola de las Leliq en sus últimos encuentros con los altos mandos de Pro y empresarios. “Hay que evitar que rompan todo en la retirada”, dicen uno de los leales a Macri. El expresidente está convencido de que uno de los errores de su paso por la Casa Rosada fue no haber hablado de la “herencia” que recibió de Cristina Kirchner en 2015 apenas asumió.

Quienes rodean a Macri relativizan las lecturas en torno a la cumbre. Repiten que es común que el expresidente mantenga diálogos con los gerentes de Pro y que se mantiene en una postura ecuánime. Buscan aclarar que la reunión con Bullrich no implica que haya manifestado su preferencia por la exministra. Admiten que la foto es un guiño político, pero minimizan su efecto. En cambio, otros macristas festejaron ese gesto, que avivó las intrigas en Pro. Lo interpretaron como una derrota para Larreta: “Esto debe haber caído como una bomba neutrónica en Uspallata”, dijo, entre risas, uno de los interlocutores habituales de Macri. En Parque Patricios no acusaron el golpe. Y atenuaron el valor de la foto: “Es normal”. Recordaron que el año pasado Bullrich también se había retratado en el Sur con Macri. Para Larreta, el “dedo” que vale es el de “la gente”. Sin embargo, sus alfiles hicieron llamados para averiguar detalles del cónclave en el búnker de Macri en Villa La Angostura.

En el círculo de confianza del creador de Pro consideran que Larreta y sus laderos cometieron un error al alimentar las expectativas en torno a la reunión con Macri en Cumelén. Al expresidente le molestó que hayan trascendido versiones de un eventual acuerdo con Larreta -con la sucesión de la Ciudad como supuesto eje central del nuevo contrato societario-. Por caso, Nicolás “Nicky” Caputo se comunicó con Bullrich para negar esas “habladurías”. Al expresidente también le fastidia que dirigentes cercanos a Larreta sugieran que pidió ministerios para sus exfuncionarios. Pese a los intentos de recomponer la relación, la tensión entre Macri y Larreta es indisimulable.

Bullrich se mantuvo en contacto con sus asesores durante su estadía en el Sur. Monitoreó el caso Maduro y masculló bronca con la actitud de Wolff, quien promovió una denuncia penal por violaciones de los DD.HH. a través del Foro Argentino para la Democracia en la Región (FADER). Sus equipos habían activado contactos en los Estados Unidos y Europa. Y la campaña en redes para atribuirse la cancelación del viaje de Maduro generó ruidos en Pro.

Desde el refugio de Macri, Bullrich también organizó su próximo raid de campaña en Buenos Aires -irá a Mar del Plata y localidades cercanas a la Costa Atlántica- y Córdoba. Mañana desembarcará en Tigre, terruño de Massa, donde impulsa a uno de sus aliados: Nicolás Massot. Luego, participará de la reunión de la mesa de conducción de Juntos por el Cambio junto a Gerardo Morales (UCR), Maximiliano Ferraro (CC) y Miguel Ángel Pichetto (Encuentro Republicano Federal). Debatirán sobre la escalada de conflictos en los esquemas electorales de JxC en Mendoza, Neuquén, Tucumán, Río Negro y Córdoba.

Antes de regresar a la ciudad de Buenos Aires, Bullrich esbozó una suerte de comunicado para difundir entre sus equipos y la prensa sobre el resultado de la reunión. “Con Mauricio Macri tuvimos un encuentro de mucha profundidad, que nos permitió trabajar sobre el cambio y el coraje que el país necesita”, escribió.

A su vez, Bullrich reiteró que acordaron salir a “enfrentar las trampas de Massa y explicar la bomba que se está gestando en la economía”. Y remarcó que el compromiso que tiene con Macri es que la ciudadanía “elija en las PASO al candidato que representará a Juntos por el Cambio”. En esa pelea también se anota María Eugenia Vidal, a quien el expresidente incluye en la lista de presidenciables de Pro y vio a solas antes de irse al Sur. De hecho, aceptó que el legislador porteño Darío Nieto asuma como armador del proyecto presidencial de Vidal.

Macri, en tanto, optó por un silencio prudente, aunque no ocultó su entusiasmo por el resultado de las charlas con su exministra. Seguirá descansando en el Sur, mientras decide si será o no candidato a presidente. Si bien algunos exfuncionarios lo notaron con menos ganas de subirse al ring, quienes lo conocen aseguran que oscila entre competir y no anotarse en la carrera. Tampoco confirmó si se pondrá o no el traje del “gran elector” o mantendrá una posición ecuánime. Eso sí: desde Cumelén prepara su primer acto en la campaña nacional. Irá a La Pampa para apoyar a Martín Maquieyra con miras a las PASO del 12 de febrero. Ese será el primer test electoral del año.

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