La interna de Cambiemos complica el paquete impositivo del Gobierno

La interna de Cambiemos complica el paquete impositivo del Gobierno

Gines pide la exención a insumos médicos. Y Máximo Kirchner gravar a los que entraron al blanqueo. Pero el sector más duro de la oposición bloquea sesiones durante la pandemia. Lavagna y Schiaretti, otra vez claves.

 

El Gobierno definió un mini paquete impositivo para tratar en el Congreso pero aún no hay fecha para que ingresen los proyectos y, mucho menos, una modalidad para sesionar en plena pandemia del coronavirus que avale la oposición, donde tampoco existen posiciones unánimes.

 

Los temas fueron conociéndose en la última semana. En su teleconferencia con los diputados, Ginés González García confirmó que planea una exención impositiva a insumos médicos, como había anticipado LPO. "La idea es eliminar los impuestos aduaneros a cualquier insumo crítico para provincias, para Nación, para municipios o para el sector privado", precisó.

 

Máximo Kirchner ayer filtró tres iniciativas ideas que presentará en uno o más proyectos la semana que viene: cobrarle impuestos a los que entraron en el blanqueo de 2017, limitar las ganancias de los supermercados a 4% de la facturación y una última para grabar a los patrimonios mayores a 20 millones de pesos, entre ellos a los  legisladores. La primera podría herir de cerca a Mauricio Macri, sus ex funcionarios y los principales empresarios del país. 

 

Los temas impositivos no pueden resolverse por decretos. La Constitución obliga a modificarlos con leyes aprobadas por la mitad más uno de los recintos del Congreso, cerrado desde que empezó la cuarentena.

Una línea dura de Cambiemos no confía en las sesiones online y se opone a la modificación del reglamento. En el oficialismo evalúan hacer un híbrido, con presencia parcial en el recinto pero quieren garantizar la legalidad. 

Sergio Massa intentó apurar una sesión hace quince días con un recinto esterilizado, banca de por medio vacía y un acuerdo previo de votar por unanimidad. Pero chocó con los senadores oficialistas, que no quieren viajar a Buenos Aires desde sus provincias y arriesgarse a los contagios. 

 

Surgió la idea de las teleconferencias, fueron utilizadas para reuniones de bloque y sesiones de comisión informativas de Diputados, pero mientras no haya retoques del reglamento no se podrá votar con esa tecnología. Y como anunció Alberto Fernández, la cuarentena se levantará parcialmente el lunes pero el aislamiento social continuará por lo que no será fácil abarrotar los recintos del Congreso rápidamente. 

 

En Mendoza la Legislatura sesionó por teleconferencia con el sistema zoom y parlamentos de casi todo el mundo y organismos internacionales lo usaron desde que comenzó la pandemia. En Brasil, por caso, sirvió para aprobar hace una semana el ingreso universal por pantalla electrónica.

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En Cambiemos no hay una posición unánime sobre si conviene avalar sesiones online y someterse al temario de urgencia del Poder Ejecutivo. Los jefes de Diputados Cristian Ritondo (PRO), Mario Negri (UCR) y Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica) nunca lo reclamaron. Negri pidió una sesión presencial para que brinde su informe el jefe de Gabinete, pero su primera cita será el Senado. 

Mientras que radicales como Dolores Martínez y Alejandro Cacace presentaron proyectos de ley para implementar el voto online cuanto antes. Voceros de Ritondo aclararon a LPO que está dispuesto a sesionar como sea, pero hacia el interior del principal frente opositor el debate subió de tono la semana pasada. 

Máximo Kirchner

En una teleconferencia del PRO hubo una línea dura, liderada por Waldo Wolff y referenciada con Patricia Bullrich, la jefa del partido, que advirtió sobre las picardías que podrían surgir en sesiones virtuales. Chocaron con los más jóvenes y con el experimentado Pablo Tonelli, quien hasta consideró innecesario cambiar el reglamento para votar por aplicación, porque no está prohibido expresamente y tampoco lo está salir de recintos en casos de urgencia.

 

No coincidió Silvia Lospennato, secretaria parlamentaria del PRO, para quien un reglamento sólo puede modificarse en una sesión presencial y por lo tanto sería necesario abrir el recinto, esterilizarlo y votar. Una postura similar tiene la Coalición Cívica. 

 

La interna vuelve a dividir a Cambiemos entre duros y blandos, un enfrenamiento que suele dejar de un lado a los gobernadores que necesitan clemencia con la Casa Rosada y del otro a los proclamados "defensores del 41% de los votos de octubre".  

Nació cuando los últimos quisieron impedir las juras de diputados para que no se debata la emergencia económica en diciembre, se repitió en la sesión en la que casi bloquean la suspensión del pacto fiscal y siguió la semana pasada, con el debate por la baja de sueldos. Tal vez algún gobernador opositor presione para no pagar impuestos por los insumos médicos y en los próximos días la fractura vuelva a marcarse en el recinto o en el tablero electrónico. El diputado radical Luis Petri, de Mendoza, es uno de los pocos de su fuerza que pide sesionar. 

Este martes la disputa del PRO se trasladó a Twitter. "Necesitamos volver a unirnos. Basta de peleas y provocaciones para la tribuna. Que se corrijan los errores e improvisaciones, pero acá no hay lugar para dos bandos. Estamos en una pelea por la vida, con enormes dificultades económicas", posteó  Sebastián García de Luca, cercano a Emilio Monzó.  Su compañero Fernando Iglesias, referente de los duros, lo cruzó con un link sobre la denuncia por sobreprecios a Daniel Arroyo. 

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La definición sobre cómo sesionar durante la pandemia del coronavirus será la primera que deberá tomar la Comisión Especial sobre Modernización y Funcionamiento Parlamentario, cuyos integrantes fueron ratificados recién el último jueves y aún no tiene fecha de reunión. Recién cuando tomen una definición actuará la Peticiones, Poderes y Reglamentos, presidida por Mayda Cresto, pero si Cambiemos insiste en negar cualquier cambio reglamentario que no pase por el recinto, votar será casi imposible. 

 

El propio Negri admitió en la reunión de jefes de bloque del 20 de marzo que reunir a 257 diputados, asesores, taquígrafos y seguridad será contrario a las normas de seguridad que continuarán durante el invierno. Nadie en el mundo lo está haciendo.

La izquierda había lanzado la idea de sesionar en un estadio de fútbol, fue tomada como chiste en un comienzo pero cobró fuerza con el paso de las semanas. Se llegó a hablar de la cancha de Argentinos Juniors. 

 

En el oficialismo hay voluntad de aprobar leyes pero tampoco hay consenso pleno con una sesión online como las que se repiten en el continente. Los más experimentados temen que si se sanciona una ley que grava a empresas poderosas por teleconferencia, lloverán pedidos de ilegalidad en Tribunales. "Podrían esperar que un diputado no tenga buena señal para hacerlo. No podemos darle esa posibilidad".

Una opción que se baraja es una sesión "híbrida" entre presencial y online. Tendría escasas presencias en el recinto y el resto votaría desde sus computadoras, previa identificación del Registro Nacional de las Personas (Renaper). Es la que menos reproches tuvo porque contempla las ausencias de los diputados que tienen más de 65 años o enfermedades preexistentes, que son muchos. 

El problema es que si Cambiemos no colabora, los números vuelven a estar ajustados para el Gobierno, que necesita 10 votos lograr una mayoría propia y abrir una sesión. Por eso lo habitual en en los parlamentos estas épocas de pandemia viene siendo modificar el reglamento con una resolución del presidente de cada Cámara avalada por los jefes de los bloques. En el Congreso argentino, nadie la pidió. 

 

Máximo cuenta con los ocho aliados de Unidad para el Desarrollo, el bloque del mendocino José Luis Ramón, quien este lunes llegó a su despacho en auto para reunirse este martes con los otros jefes de bloque en reunión de labor parlamentaria. Negri y Ritondo no estará presente, según confirmó Cecilia Moreau, subjefa del frente de Todos, en la sesión online de la Comisión de Transporte. 

Con Cambiemos en rebeldía, para llegar al quórum el oficialismo queda otra vez en manos de los 11 federales, identificados en su mayoría con Roberto Lavagna y Juan Schiaretti. Los primeros faltaron a la última sesión y casi la hacen caer y su jefe, Eduardo "Bali" Bucca, se sumó al reclamo de Cambiemos para sumar test rápidos, desechada por Ginés en su teleconferencia. 

Los cuatro votos cordobeses deberían estar garantizados: Alberto Fernández se comprometió, por decreto, a financiar el déficit previsional de la provincia en doce cómodas cuotas. Ni siquiera llegó la primera. 

En el Senado no hay clima de sesión, pero con la presión de Máximo Kirchner se espera que empezarán a sonar los teléfonos para moldear un sistema de teleconferencia. La tarea está en manos del secretario parlamentario, Marcelo Fuentes, quien ya implementó la firma digital pero aún no comunicó vocación de sesionar.

Luis Naidenoff, jefe de Cambiemos y cercano al gobernador Gerardo Morales, envió una carta a Cristina Kirchner pidiéndole activar el Congreso, pero no aludió una modalidad posible para sesionar en tiempos de aislamiento social. En diálogo con LPO, hace quince días garantizó que si hay una ley impositiva o penal que requiera en recinto, no faltará a la cita. 

Si pidió votar por computadora el radical mendocino Julio Cobos. "Insistimos en la necesidad de que el Congreso funcione, podemos reunirnos con el uso de las nuevas tecnologías, tal como ya lo hizo la legislatura de Mendoza", sostuvo en un comunicado. 

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