Alimentos: cómo evitar que los precios externos impacten en la mesa de los argentinos

Alimentos: cómo evitar que los precios externos impacten en la mesa de los argentinos

La inflación golpea al mundo y Argentina debate propuestas para que no impacten las variables internacionales en la mesa de las familias.

La dinámica de aumento de precios a nivel internacional fue un factor que incluso funcionarios del Gobierno advirtieron a lo largo de este año. Los valores mundiales de los alimentos se dispararon casi un 32% en octubre de 2021 en comparación con el mismo período del año anterior ante la recuperación económica de la pandemia. Eso es de acuerdo al índice de precios de alimentos mensual de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, que también encontró que los precios globales en niveles no observados desde 2011.

El director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), Hernán Letcher, analizó que “el fenómeno inflacionario multidimensional está claro, pero las dos dimensione de mayor peso son la inflación importada y la oligopólica. Para la oligopólica, la respuesta ha sido el congelamiento y regulación de precios”. “Para la importada, se ha repetido que es uno de los problemas, pero no se dimensiona el efecto que tiene. Todos los commodities y productos como el acero, el aluminio, los aceites y plásticos tuvieron grandes incrementos”, apuntó el economista en diálogo con El Destape.

En esa línea, Letcher agregó que “todo este escenario genera presiones en el nivel local y el desacople es la herramienta para solucionarlo”. Para el investigador de CEPA hay tres formas de realizarlo: retenciones, cupos o ir hacia un esquema mixto de fideicomiso.

Estas distintas propuestas fueron trazadas en la historia global para desacoplar los vaivenes externos al mercado local. “Si queremos asegurar carne, pollo, pan y leche tenemos que desvincular los precios internos de los internacionales”, había señalado el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti. En esa misma entrevista con Página 12 la semana pasada no había descartado mayores retenciones. Si bien el ministro a cargo de su área, Matías Kulfas, puso paños fríos en el asunto, se trata de una de las formas más eficaces para hacerlo.

Los derechos de exportación, “retenciones” si se la llama por su nombre más vulgar, implican una barrera con el precio internacional, ya que el consumidor argentino paga una porción por el producto que en el resto del mundo. De este modo, además, el Estado recauda a través de la Aduana.

Un paso adicional puede ser la administración pública del comercio exterior. El Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI) que manejó Juan Perón hasta 1955 y, antes una iniciativa similar, la Junta Nacional de Granos de 1933 procuraron cumplir ese rol: comprarles a los productores para luego encargarse de la exportación.

Otra propuesta ya se utiliza en Argentina para el aceite y el Centro de Panaderos de Avellaneda “27 de abril” le propondrá el lunes a Feletti que se organice también con el pan: un fideicomiso, para que no se exporte y quede para el mercado interno una porción de la producción de trigo. “No puede ser que nosotros que producimos el trigo tengamos el mismo precio que en Europa que no lo producen”, reclamó el presidente del centro, Gastón Mora, a El Destape.

Los alimentos mundiales, por las nubes

El aumento mundial de la inflación no sólo responde a un aumento de la demanda de alimentos y energía, sino a que la concentración de todas las actividades económicas permite que pocos actores aprovechen esta situación para recomponer rentabilidad. La captura de renta está en el centro de la nueva espiral inflacionaria global. Con esto, los sectores medios, populares y de pequeña y mediana escala son los grandes perdedores.

“Se está experimentando un proceso inflacionario a nivel global como no se vivía desde la década del 70”, graficó Adilio Barreiro, del Observatorio de Coyuntura Internacional y Política Exterior (OCIPEx). Ante esto reclamó como “necesario que se tomen medidas a nivel nacional y de cooperación global para limitar el poder monopólico de las grandes corporaciones para fijar los precios”.

El índice de precios de los alimentos de la FAO se situó en octubre de 2021 en un promedio de 133,2 puntos, es decir, 3,9 puntos (un 3 %) más que en septiembre y 31,8 puntos (un 31,3 %) más que en octubre de 2020. Tras subir por tres meses consecutivos, en octubre se ubicó en su nivel más elevado desde julio de 2011. El último aumento intermensual se debió principalmente a la continua fortaleza de los precios mundiales de los aceites vegetales y los cereales.

El indicador está armado para registrar el resultado de los cambios combinados en una gama de productos alimenticios, incluyendo aceites vegetales, cereales, carne y azúcar, y compararlos de mes a mes. Convierte los precios actuales en un índice, relativo a los niveles de precios promedio entre 2002 y 2004. Esta es la fuente estándar para evaluar los precios de los alimentos.

La menor disponibilidad en los mercados mundiales a raíz de una reducción de las cosechas en los principales países exportadores -especialmente en Canadá, los Estados Unidos y la Federación de Rusia- siguió ejerciendo una presión al alza sobre los precios. En particular, la presión se vio exacerbada por la reducción de la oferta mundial de trigo de mayor calidad, siendo las calidades superiores las que lideraron la subida de precios.

En cuanto a los cereales secundarios, los precios internacionales de la cebada fueron los que más subieron en octubre, sostenidos por la fuerte demanda, las perspectivas de disminución de la producción y el aumento de los precios en otros mercados. También se incrementaron los precios mundiales del maíz, respaldados por los aumentos en los mercados energéticos.

Sin embargo, el incremento estacional de los suministros y la atenuación de las alteraciones portuarias en el país gobernado por Joe Biden limitaron el aumento de los valores del maíz. proveedores asiáticos.

En detalle, el índice de precios de los aceites vegetales de la FAO se situó en un promedio de 184,8 puntos en octubre, lo cual representa un aumento de 16,3 puntos (un 9,6 %) respecto del mes anterior y el nivel más elevado de todos los tiempos. Para los productos lácteos, hubo un aumento de 2,6 puntos (un 2,2 %) más que en septiembre y 16,2 puntos (un 15,5 %) por encima del nivel registrado en el mismo mes el año pasado.

Por último, el índice de precios de la carne se situó en octubre en un promedio de 112,1 puntos, lo cual marcó un descenso de 0,8 puntos (un 0,7 %) respecto de su valor revisado de septiembre y el tercer mes consecutivo en que disminuye, aunque aún se encuentra 20,3 puntos (un 22,1 %) por encima del valor registrado en el mismo mes del año pasado. En octubre, cayeron las cotizaciones de la carne de cerdo, sobre todo a causa de la disminución de las compras de China.

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