En el peor momento de su relación, el Gobierno busca bajar el malestar de la UCR

En el peor momento de su relación, el Gobierno busca bajar el malestar de la UCR

El macrismo se reunirá con la plana mayor del radicalismo pasado mañana después de una serie de encontronazos 

A la crisis que se desató tras ver arrebatado su lugar en el Consejo de la Magistratura a manos del peronismo, la UCR suma ahora un nuevo motivo de enojo con el macrismo.

El conflicto estalló a partir de la decisión de un sector del Gobierno de apoyar a dirigentes peronistas en distintas provincias a fin de ampliar la base de sustentación política de Cambiemos. Esta estrategia no sólo perjudica a los candidatos radicales que compiten en esos distritos, advierten; también confirma, a su juicio, la condescendencia que muestran algunos funcionarios de la Casa Rosada con la principal fuerza de la oposición.

La relación entre la UCR y Pro, los socios principales de Cambiemos junto a la Coalición Cívica, atraviesa por su momento más difícil. El martes pasado, los caciques del radicalismo le hicieron un desplante al propio presidente Mauricio Macri al pegar el faltazo a la última reunión de gabinete ampliado. Al día siguiente, y como consecuencia del malestar reinante, fracasó la convocatoria a la última sesión del año en la Cámara de Diputados. No tardaron en encenderse las señales de alarma en la Casa Rosada, que convocó a la plana mayor del radicalismo a una reunión para el miércoles próximo, antes del arranque de la cumbre del G-20.

Previamente, los radicales tendrán su propia reunión interna para repasar los puntos de mayor conflicto con el Gobierno. Allí estarán los tres gobernadores radicales - Gerardo Morales (Jujuy), Alfredo Cornejo (Mendoza) y Gustavo Valdés (Corrientes) y los jefes parlamentarios, Mario Negri (Diputados) y Luis Naidenoff (Senado). Ellos catalizan lo que a viva voz reprochan los dirigentes y militantes radicales en el interior: que el Gobierno está apuntalando abiertamente a sus adversarios locales del peronismo. Y que el Gobierno, en la negociación con el peronismo por la ley de Presupuesto 2019, fue por demás condescendiente con los gobiernos peronistas al ceder a varios de sus reclamos.

 

PUBLICIDADinRead invented by TeadsNaidenoff, Morales, Cornejo, Negri, Valdés y la diputada radical Alejandra Lordén

 

Tal como publicó LA NACION la semana pasada, funcionarios de la Casa Rosada iniciaron una estrategia electoral de "abajo hacia arriba" con el propósito de apoyar algunos intendentes que tienen posibilidad de pelear por la gobernación con el potencial rótulo de Cambiemos. En ese listado se incluyen el intendente de La Rioja, Alberto Paredes Urquiza; el intendente de San Carlos de Bariloche, Gustavo Gennuso; el intendente de Salta, Gustavo Sáenz; el intendente de Catamarca, Raúl Jalil; el intendente de San Luis, Enrique Ponce, y el intendente de San Miguel de Tucumán, Germán Alfaro.

En el radicalismo están que trinan ante esta estrategia desembozada e inconsulta -así la califican- que llevan adelante en un sector del macrismo. Apuntan sus dardos al ministro del Interior, Rogelio Frigerio , pero también al presidente Macri. "Él deja hacer", reprochan. La catarsis se escuchó el jueves pasado puertas adentro de la reunión de bloque de senadores radicales: allí, el santacruceño y candidato a gobernador Eduardo Costa, justificó su rechazo a votar la ley de Presupuesto 2019 porque el Gobierno, a su juicio, no cumplió con las obras prometidas para su provincia. "Y yo después tengo que poner la cara", despotricó.

También se escucharon los lamentos de Julio Martínez (La Rioja) y de Juan Carlos Marino (La Pampa), ambos con ambiciones de competir para la gobernación de sus respectivas provincias. Sin embargo, el Gobierno tendría otras preferencias: el peronista Paredes Urquiza para La Rioja y Carlos Mc Allister (un Pro puro) para La Pampa. "¡Pero si el Colorado (por Mc Allister) está en el fondo de las encuestas!", despotrica Marino.

En ciertos círculos del radicalismo predomina la idea de que "hay que ponerle un freno" al macrismo. No sólo lo margina de la toma de decisiones del Gobierno, alegan; ahora pretende imponer una estrategia electoral en todo el país sin atender los intereses del partido. "La desconsideración y el destrato llega a niveles intolerables. Nosotros ponemos el pecho para aprobar las leyes y después ellos imponen los candidatos", protestó otro legislador con ambiciones de gobernar su provincia.

 

Algunos dirigentes radicales impulsan a Martín Lousteau como posible competidor de Macri en unas elecciones internas en 2019.

 

Si la intención de algunos radicales es imponer un freno a su socio político, ¿cuál sería ese freno? "Llevar una fórmula presidencial propia para 2019. Competir en las primarias con Macri y, aunque no ganemos, vamos a hacer una muy buena elección: la imagen del Presidente no es la misma de 2015 ni la de 2017. Si logramos hacer un buen desempeño, vamos a estar en una posición de mayor fuerza para llevar más figuras radicales al Gobierno y preservar nuestro espacio en el Congreso", especulan los más críticos dentro del partido.

No es un secreto que, para algunos dirigentes radicales, Martín Lousteau es la mejor figura que exhibe el partido para enfrentar a Macri en una elección interna. El diputado de Evolución Radical ya incursionó, en actos políticos organizados por sus padrinos políticos-entre ellos, Federico Storani y Coti Nosiglia-, por Rosario, Salta, Córdoba y La Plata. "Le fue bastante bien", se entusiasman sus allegados.

 

 

Empero, dentro del partido hay quienes no ven con buenos ojos la precandidatura presidencial de Lousteau. "Cuestiona muchas de las medidas del Gobierno; es un híbrido: no es oficialista, tampoco un opositor. Nosotros nos ponemos el traje de oficialistas y a veces debemos pagar el costo; él no lo hace", le reprochan.

 

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