Por: Jorge Fontevecchia. La hermenéutica dependerá de la benevolencia con la que interpreten los resultados de las elecciones los Estados Unidos, el FMI y los analistas de los medios de comunicación más tradicionales con los que se informa el círculo rojo. Ganar también guarda relación subjetiva con las expectativas y con la voluntad de la sociedad argentina.
Demostrada una vez más la lógica del proceso hasta físico de la dialéctica, una vez que el gobierno de Milei cayó hasta la desconsideración de sus propios periodistas partisanos el lunes pasado, con el cadáver político de Espert aún fresco, mientras transmitían en vivo el acto en el Movistar Arena con cara de espanto, al día siguiente comenzó el péndulo a oscilar en dirección opuesta, impulsado por el estiramiento contrario producido por la acumulación que ya venía del escándalo por la denuncia del 3% para Karina Milei con fondos de discapacitados, la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires, más la persistencia del dólar en alza y consumo en baja. Ya era demasiado dar por terminado el gobierno de Javier Milei el 27 de octubre.
Quizá también que en el acto del Movistar Arena se proyectara un video donde gigantes monstruos mecánicos con el logo de los medios “concentrados”, “hegemónicos” o “la corpo”: Clarín, La Nación y PERFIL, atacando con disparos a Milei, quien luego de la humareda salía indemne, y peor aún, que esos robots malignos estuvieran junto a otros dos de signo ideológico contrario como C5N y Gelatina, todos comandados por una maléfica representación de Cristina Kirchner que daba órdenes al jefe del ataque representado por Kicillof, pudo haber impulsado inconscientemente a los analistas de los medios tradicionales a moverse en sentido contrario, comenzando a rescatar las posibilidades de Milei de recomponerse y hasta de salir airoso de las elecciones de octubre.
“Media biblioteca a favor y media en contra”, el dicho con el que se describe cómo todo fallo judicial puede justificarse en uno u otro sentido, se aplica también al periodismo y siempre se encuentran argumentos para sustentar escenarios aleatorios y, por tanto, posibles, con algún grado de probabilidad. Que en octubre no votarán en la provincia de Buenos Aires un millón de extranjeros que podrían haberlo hecho mayoritariamente por el peronismo en septiembre; que los intendentes bonaerenses y de las provincias que hayan desdoblado elecciones locales de las nacionales, incluyendo a parte de sus gobernadores, ya no pondrán la misma energía en estas elecciones de octubre; que a casi dos meses de Spagnuolo y el 3% ese tema se va olvidando, lo mismo que en algún porcentaje podría suceder con Espert; que el mayor protagonismo de una candidatura conciliadora como la de Santilli y un mayor acercamiento de LLA al PRO hasta con la foto de Patricia Bullrich con Jorge Macri, buscada por ella cuando al revés hace pocos meses era Milei quien exigía que Jorge Macri no participara junto a ellos en ningún acto y hasta lo dejaba con mano colgada en el tedéum del 25 de Mayo; que el mensaje de Mauricio Macri en redes sociales apoyando a Milei; que el propio triunfo del peronismo bonaerense podría generar temor a un regreso del kirchnerismo, motivando a quienes no fueron a votar o pensaban hacerlo por otros partidos a que concentraran su voto en LLA, como sucedió entre las PASO y la primera vuelta de 2019, cuando Cambiemos recuperó terreno después de una amplia derrota, y más “ques” podrían seguir, configuran un contexto diferente que augure mejores posibilidades electorales a Milei el 26 de octubre.
El regreso de EEUU
Queda por ponderar el efecto que tendrá el salvataje del Tesoro norteamericano anunciado el viernes, como la bilateral con Trump el martes próximo y, si hicieran falta más condicionales, cuál será el efecto de votar por primera vez con boleta única. Pero lo que realmente falta es qué respuesta de las urnas satisfará el pedido de Kristalina Georgieva al pueblo para que acompañe el plan económico y así continuar con la ayuda financiera del FMI y de Estados Unidos. Es de suponer que el poco diplomático Peter Lamelas, designado embajador de Trump en Argentina, pospuso su llegada al país hasta después de las elecciones para no afectar el resultado con su presencia.
O sea: qué significará ganar. ¿Que La Libertad Avanza obtenga mayor porcentaje a nivel nacional que Fuerza Patria en las 13 provincias más la Ciudad de Buenos Aires donde se presenta el peronismo con ese sello, o sumando el peronismo en los 24 distritos del país donde se presenta con sellos locales pero adscribe a la misma identidad política?
La hermenéutica dependerá de la benevolencia con la que interpreten esos resultados los Estados Unidos, el FMI y los analistas de los medios de comunicación más tradicionales con los que se informa el círculo rojo. Ganar también guarda relación subjetiva con las expectativas: tras haberse percibido un Milei casi terminado, un empate con todo el peronismo con un triunfo de algunos pocos puntos sobre Fuerza Patria solo en sus 14 distritos podría ser interpretado como un gran resultado.
Ganar finalmente también dependerá de la voluntad de la sociedad argentina en su conjunto para interpretar el resultado permitiéndole a Milei, incluso quienes le votaron en contra, registrar el resultado a su favor para que la economía no desbarranque afectando negativamente a todos. Fingir un poco más de demencia para el beneficio de todos.
Las etimologías de ganar y perder tienen orígenes distintos. Perder del latín: “dejar algo”. Ganar del gótico: “tener la boca abierta” como ejemplo de desear con avidez. Pero ganar y perder son opuestos solo si el juego tiene fin. Se puede ganar una elección y perder el poder (Macri 2017), se puede ganar el poder y perder la autoridad con múltiples ejemplos: Napoleón en 1815, al regresar del exilio, ganó militarmente pero perdió el respaldo moral del resto de Europa; Thatcher derrocada por su propio partido y Churchill después de la Segunda Guerra Mundial. Churchill también dijo: “El éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”.
Ganar y perder son dos caras de la misma moneda y no son siempre el resultado final. El día después del 26 comienza otra partida.
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