La UCR quiere abrazar un nuevo protagonismo

La UCR quiere abrazar un nuevo protagonismo

El presente no puede ser tan prometedor para un partido centenario que estuvo a punto de firmar su certificado de defunción con la crisis del 2001.

La irrupción de un candidato como Facundo Manes, quien decidió jugar su carrera política en la Unión Cívica Radical, es un dato que explica en parte tal situación. En segundo lugar, se suma el viento de cola que viene aportando el triunfo del espacio Juntos en las PASO de setiembre. El tercer ingrediente, no menor, aunque sí menos vistoso, parece ser la nueva impronta de la conducción partidaria provincial que, en cabeza del diputado provincial Maximiliano Abad,  decidió avanzar para fortalecer el soporte para circunstancias que alumbran la posibilidad de un mayor crecimiento.

Dos decisiones se inscribieron en ese rumbo y fueron las adoptadas por el hombre de Mar del Plata. Desde hace unas semanas se concentró en convocar a la masa crítica intelectual que todavía exhiben muchas corrientes y ateneos partidarios.

Equipos técnicos y fundaciones como la Leandro Alem (oficialismo partidario, Lila PuigJesús Rodríguez), Ricardo Rojas (casellismo) y Sergio Karakachoff (storanismo) entre otras fueron invitados para generar comisiones de formación, estudio y actualización en distintos temas recurrentes sobre los cuales mucho se habla en los medios pero con la misma profundidad que puede tener un spot publicitario.

¿La idea es armar una competencia para ver quién sabe más de la Revolución del Parque o sobre la Profesión de Fe doctrinaria? No. El objetivo es dotar de mayor contenido la capacidad de respuesta en gestión sobre economía, energía, justicia y seguridad, salud y tantas otras problemáticas, con una mirada estrictamente radical. Diferenciada de una visión que hasta ahora domina el Pro, alimentada por sus propias fundaciones como Pensar, Sofía y otras que nutrieron y nutren la gestión de la presidencia de Mauricio Macri, de la gobernación de María Eugenia Vidal y del actual jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.

Según trascendió, la idea del conductor de la UCR provincial es que no se puede depender de los aportes a cuentagotas e intermitentes o asistemáticos. La vocación de poder, entiende, se hace con compromiso para mostrar preparación ante las urgencias por resolver. De paso, se absorbe el mensaje de la sociedad que ataca a la dirigencia política en general por falta de voluntad para estudiar y atacar de raíz las necesidades más acuciantes.

POSICIONAMIENTO Y LUNA DE MIEL

El otro dato que no pasó desapercibido para el ecosistema político fue el acto realizado en el microestadio porteño de Ferrocarril Oeste. Una suerte de relanzamiento de la UCR bonaerense con estilo “3.0”, tecnología con la que Abad está muy empapado desde cuando era concejal por Mar del Plata o aún antes.

A lo atractivo de la puesta en escena de un acto con modernos y atractivos formatos -propios de convenciones políticas norteamericanas- se le suma lo subyacente de mostrar a todos los líderes radicales en forma presencial o virtual en el mismo acto. Incluso hasta participó su antiguo rival en las internas de marzo, el intendente de San Isidro, Gustavo Posse.

La participación de referentes como el presidente del comité nacional, Alfredo Cornejo, y de los gobernadores radicales Gerardo Morales (Jujuy) y Gustavo Valdés (Corrientes) ofrecieron a Abad ese momento que no se le niega a nadie y menos a quien empieza a transitar en una liga mayor como es la conducción de un distrito importante por la densidad poblacional, pero que ha sido muy esquivo en resultados electorales en muchos lustros.

Entre varios de los nombrados, estaban quienes tienen en estado latente un lanzamiento personal. Son los mismos que advierten de la necesidad de contar con una UCR bonaerense en notable expansión y crecimiento. En síntesis, aguardarán a que la torta se agrande para después sí reclamar la porción más generosa.

Tal vez por eso hubo un aplauso cerrado y sin reproches hacia un Facundo Manes, el orador central, a quien ven como un candidato de sello bonaerense para la presidencia en el 2023, pero también a quien pueden enfrentar en alguna próxima compulsa, sea en interna partidaria o en una PASO combinada, es decir en fórmulas que cuenten con la compañía de dirigentes del Pro.

Abad estuvo consciente de todo eso y aprovechó el crédito otorgado por todos los sectores y dirigentes. En ese contexto, la apuesta al éxito del acto fue muy fuerte, con una movilización de colectivos desde distintas ciudades de la provincia como nunca se vio en años y con capacidad desbordada que obligó a mucha militancia a mirar el acto desde afuera.

En distintos pasillos políticos hay quienes señalan que Abad necesitaba de este empuje para hacer un fuerte posicionamiento partidario y personal. Hay que remarcar que ese empuje no vino solo y que él lo indujo. Aprovechó la oportunidad y el espacio y de paso lo aportó como insumo para la campaña del 14 de noviembre.

Abad sabe, según dicen, que pasada esa fecha y si el resultado electoral repite o imita al de las PASO, deberá administrar las lógicas tensiones que germinan en medio de las estridentes victorias. Tal vez algunas de esas tensiones lo tengan también como protagonista con vista al 2023, justo cuando vence su mandato como diputado provincial.

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