Primeras señales de reacomodamientos en el PJ

Cuentan que hubo un llamado telefónico para bajar los decibeles entre dos importantes dirigentes. Y que varios jefes territoriales prefirieron no concurrir al búnker de Sarandí donde Cristina Kirchner esperó los resultados de las elecciones.

Por cuerda separada, esos dos hechos se enlazan en la lógica que están planteando varios dirigentes del PJ bonaerense: ir hacia una renovación partidaria alejada del kirchnerismo.

Si bien la derrota de Cristina Kirchner en la Provincia aceleró los planes, lo cierto es que el caudal de votos que obtuvo la ex presidenta hace que sea por demás complejo soslayar la influencia que seguirá teniendo sobre diversos sectores partidarios, dirigentes territoriales, legisladores y algunos jefes comunales.

De hecho, ayer, Cristina reunió a los diputados nacionales electos.

La postal del bunker donde terminó hablando la senadora electa, es por demás reveladora. Cristina estuvo acompañada de los intendentes ultra K como Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Verónica Magario (La Matanza). A ese núcleo hay que sumar -aunque se quedaron en sus distritos- al ensenadense Mario Secco y a Walter Festa (Moreno). El resto de los intendentes, aún cuando se encolumnaron en Unidad Ciudadana, prefirió quedarse en sus distritos.

Varios de ellos buscarían ser partícipes de una renovación partidaria que, en primera instancia, vaya por la conducción del PJ bonaerense hoy en manos de Fernando Espinoza.

Es probable que de esa movida comiencen a participar Sergio Massa y Florencio Randazzo. Trascendió que el tigrense llamó al ex ministro de Transporte en procura de bajar el nivel de beligerancia entre ambos. Cuentan que fue antes de las elecciones, una suerte de anticipo de que, acaso, terminen subiéndose al mismo barco.

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