El Presidente parte este martes a Estados Unidos para mantener su primera bilateral oficial con el líder republicano. El encuentro, previsto en el Salón Oval, se da en medio de negociaciones por un salvataje financiero de 20.000 millones de dólares y la recta final de la campaña electoral.
Pedro Lacour
Javier Milei encara una de sus semanas más simbólicas desde que llegó al poder. Este martes partirá rumbo a Washington para mantener su primera reunión oficial con Donald Trump en la Casa Blanca, un encuentro largamente buscado y cuidadosamente coreografiado por el asesor presidencial Santiago Caputo. Será la foto más esperada de la diplomacia libertaria, pero también un intento por devolverle impulso a una campaña electoral que, tras el escándalo de José Luis Espert, perdió velocidad y entusiasmo.
Después del show: Milei busca capitalizar el fervor libertario y relanzar la campaña hacia octubre
El viaje se preparó como una ceremonia. El miércoles pasado, Caputo volvió a recibir en su despacho de la Casa Rosada al asesor republicano Barry Bennett, viejo estratega de Trump, que llegó a Balcarce 50 junto a la periodista Soledad Cedro, representante de la CPAC en Argentina. El visitante norteamericano fue directo a la oficina del consultor todoterreno, donde también lo esperaban Manuel Vidal y Macarena Alifraco, dos de sus colaboradores más cercanos. Según una fuente al tanto del encuentro, “se conversó sobre la visita que va a hacer el Presidente a la Casa Blanca, pero también sobre cómo se reacomoda el Congreso argentino después de octubre”.
Santiago Caputo y Barry Bennett, asesor de Trump. Foto de su primera visita a la Casa Rosada en marzo.
“Bennett tiene grandes expectativas sobre el futuro de este gobierno”, contó otro de los presentes. Para Caputo, que conoce el valor de cada foto y cada palabra, la cita fue el ensayo general de la semana que comienza: el momento en que Milei intentará sellar con el mandatario republicano su alianza política e ideológica en el Salón Oval. Mientras tanto, su tío, Luis “Toto” Caputo, lleva días instalado en Washington y coordinando los detalles técnicos del salvataje con el Tesoro y con Kristalina Georgieva, a quien vio durante la asamblea anual del FMI.
La bilateral Milei-Trump se concretará en un aparente clima de gratitud mutua. En septiembre, tras coincidir en la Asamblea General de la ONU, el presidente estadounidense publicó un mensaje en el que llamó al libertario “mi buen amigo, luchador y ganador”, le expresó su “respaldo total y completo para la reelección” y celebró que “ha devuelto la estabilidad a la economía argentina”. Para el Gobierno, ese respaldo tuvo el peso de un aval político.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, y Javier Milei en los Global Citizen Awards 2025.
Milei llegará con el espaldarazo concreto que recibió el jueves, cuando el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, anunció una ayuda inédita para Argentina: un swap, es decir, un canje de monedas por US$20.000 millones. De esa manera, el Tesoro de EE.UU. compró pesos para contener una suba del dólar que bajó de baja de $1.480 a 1.450.
“Argentina enfrenta un momento de grave iliquidez. La comunidad internacional, incluyendo el FMI, apoya unánimemente a Argentina y su prudente estrategia fiscal, pero solo Estados Unidos puede actuar con rapidez”, explicó Bessent la razón del salvataje. “Y actuaremos. Para tal efecto, hoy compramos directamente pesos argentinos. Además, hemos finalizado un acuerdo de swap de divisas por US$20.000 millones con el Banco Central de Argentina. El Tesoro de Estados Unidos está preparado, de inmediato, para tomar las medidas excepcionales que sean necesarias para estabilizar los mercados”, anunció finalmente que se pactó swap, sin entrar en detalles.
El proyecto enfrenta resistencias políticas puertas adentro de los Estados Unidos. Desde el Partido Demócrata surgieron críticas al salvataje, que califican de “inexplicable” en un contexto de recortes internos. “¿No hay dinero para los granjeros ni para los controladores aéreos, pero sí para rescatar a la Argentina?”, ironizó la semana pasada el senador Chuck Schumer en su cuenta de X. Aunque el Congreso no tendría facultades explícitas para bloquear la ayuda, los demócratas estudian antecedentes legales que podrían trabar el plan de Bessent y Caputo. Por eso, Georgieva encargó al Departamento de Investigación del FMI un paper técnico que acredite la capacidad de pago de la Argentina y facilite la defensa del programa ante el Capitolio.
Luis Caputo, Karina y Javier Milei, Trump y Gerardo Werthein. X de Luis Caputo.
¿Podrá Trump anunciar un salvataje de semejante magnitud en medio de presiones internas, tensiones legislativas y un FMI que se prepara para reescribir su programa con la Argentina? En la Casa Rosada, la respuesta es una mezcla de fe y pragmatismo: “Si Trump quiere hacerlo, lo va a hacer. Y Milei va a estar ahí cuando ocurra”. La pregunta es si el paquete que negocian Bessent y Toto Caputo se anunciará antes o durante la bilateral. El presidente nortemaricano podría optar por reservar el gesto para el encuentro en la Casa Blanca y compartir el anuncio con Milei, como símbolo de alianza plena. Pero nada está cerrado.
El Presidente llega a la Casa Blanca tras una semana de alto voltaje proselitista. Tras su show en el Movistar Arena, estuvo en Mendoza junto a Luis Petri y el gobernador Alfredo Cornejo, y viajó a Chaco y Corrientes para reanimar a la militancia. Las provincias que visitó son todas piezas del rompecabezas libertario: distritos donde el oficialismo tejió alianzas con gobiernos locales o busca consolidar su presencia parlamentaria.
Javier Milei ingresó al Movistar Arena escoltado por Las Fuerzas del Cielo. En la foto, junto al secretario de Culto, Nahuel Sotelo, y el diputado Santiago Santurio.
La apuesta es que la imagen con Trump sirva como último envión antes del 26 de octubre. En la Rosada confían en que ese gesto simbolice un “respaldo total de Washington”, algo que ayude a bajar la tensión cambiaria y a recomponer el ánimo interno. Pero el Presidente, fiel a su estilo, le da un significado más personal: lo vive como el encuentro entre dos cruzados de la misma causa.
En los pasillos de Balcarce 50 lo admiten en voz baja: el viaje puede ser un punto de inflexión o una simple puesta en escena. Si vuelve con respaldo financiero y una foto que transmita fortaleza, Milei podrá decir que ganó tiempo. Si no, quedará como un intento desesperado de proyectar poder hacia afuera mientras el frente interno se desgasta. En cualquier caso, su apuesta vuelve a ser la misma: confiar en que la narrativa lo salve de la realidad.
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