Milei en la sombra de Menem y las dudas en la negociación por la nueva ley ómnibus

Milei en la sombra de Menem y las dudas en la negociación por la nueva ley ómnibus

Sin poder de decisión, el despacho del presidente de la Cámara de Diputados fue el escenario donde se discutieron los cambios al proyecto. La oposición exigió amputarlo a cambio de su apoyo para la media sanción que tendría esta semana. Los puntos que siguen en disputa, a la espera del texto final.

Por: Mauricio Caminos.

“No puedo ser yo el que dé la mala noticia”. La respuesta que eligió Martín Menem cuando se vio arrinconado dentro de su propio despacho en el primer piso de la Cámara de Diputados por Miguel Ángel Pichetto, otrora espada del kirchnerismo en el Senado y luego compañero de fórmula de Mauricio Macri, devela los modos en que Javier Milei llevó al límite la discusión por la ley ómnibus. No les permitió mostrar fisura a sus propias espadas libertarias, aunque el Gobierno finalmente terminó cediendo, como implica toda negociación, para que no naufragara su proyecto “fundacional”.

Toda la semana el jefe de Diputados fue apenas un mero testigo de cómo se negociaba en el Congreso una ley trascendental para el poder. El día más intenso fue el jueves, que comenzó con el actual jefe de la heterogénea bancada de Hacemos Coalición Federal –que abraza tanto a Margarita Stolbizer como a Ricardo López Murphy, pero también a la tribu de Elisa Carrió y al cultor de la “rosca” Emilio Monzó– tocándole la puerta de su despacho para “preguntar nomás” qué iba a pasar con la ley ómnibus. 

Pichetto no tenía cara de buenos amigos el jueves pasado el mediodía. La noche anterior Menem había insistido en los estudios de TN que su intención era que se vote el fin de semana, sin tener siquiera un mero acuerdo con la oposición, pero atendiendo a un pedido que viajaba miles de kilómetros desde Davos. Hasta entonces había tres dictámenes en curso: el de los libertarios con el texto de 664 artículos, el que tenía los federales y radicales con cambios en puntos clave y el de rechazo del kirchnerismo y la izquierda. Un testigo fue menos condescendiente sobre la escena Menem-Pichetto: “Dejá de decir que va a haber sesión el sábado, porque no va a haber”, le habría espetado el experimentado legislador al titular del cuerpo. “Pichetto fue y le habló en menemismo, un idioma que solo entienden entre ellos”, comentó con ironía un operador del Palacio.

“¡Todos le tienen un miedo atroz a Milei. No hay quien tenga pensamiento crítico en La Libertad Avanza!”, rezongó un legislador opositor antes de entrar el mismo jueves por la tardecita en el despacho de Menem. Ya entonces del otro lado del mostrador estaban el ministro Guillermo Francos y Santiago Caputo –el asesor presidencial sin cargo–. Fueron los encargados de reconocerle al PRO, –encarnado en Cristian Ritondo–, UCR –vía Rodrigo de Loredo–, HCF e Innovación Federal que Milei “estaba dispuesto” a ceder en algunas de sus condiciones para que avanzara su ambiciosa ley. Los pararrayos de la “mala noticia” para el Presidente.

¿Francos también le tiene miedo a Milei?, consultó elDiarioAR sobre la cintura de la principal espada política del Gobierno, con cuero peronista. “También”, aseveró el diputado conocedor al detalle de los rincones parlamentarios. “Hacen kirchnerismo pero sin diputados”, los pintó otro legislador que estuvo en el tête à tête con el dúo Francos-Caputo y hasta la semana previa a la asunción del jefe de Estado casi que se viste de libertario acérrimo. Tanta tensión hubo que hasta a Florencio Randazzo lo bromearon a su lado: “¡Menos mal que no aceptaste vos ser el presidente de la Cámara!”.

En la semana que pasó hubo momentos de tensión en las audiencias públicas en el plenario de comisiones que trata la ley ómnibus. Télam

Siempre escoltado por su primo, el conocido “Lule”, y de su hijo Sharif, estudiante de Actuario en la UBA y quien oficia de secretario en su despacho, Menem no fue anfitrión de esas cumbres con opositores sino un mero portero. Se limitó a abrir su despacho a los legisladores de las bancas que van a salir en auxilio de LLA para que le notifiquen cara a cara a las segundas y terceras líneas del Ejecutivo los cambios que querían en la iniciativa. “No me meto en el articulado”, admitía ante quien le preguntaba.

El frenesí de reuniones comenzó el lunes pero tuvo un pico el martes. Ese día, para amenizar el trabajoso análisis artículo por artículo, Menem le compartió a sus invitados las barritas energéticas de su factoría que llevan el sello de la AFA y las tres estrellas. A Clarín le dijo en noviembre de 2022 que el convenio de Gentech con Claudio “Chiqui” Tapia vencía tras el mundial de Qatar. Evidentemente, la marca nutricional del presidente de Diputados pudo renovar el contrato como proveedor de la Scaloneta.

Por estas horas la oposición aguarda el texto final de la nueva ley ómnibus, luego de la amputación que Francos y Caputo reconocieron que iba a sufrir. De regreso al país, Milei se encerró el viernes en Olivos con Karina y Nicolás Posse, jefe de Gabinete, para decidir la letra chica final. Los opositores se llevaron una grata sorpresa cuando los emisarios mileístas les anunciaron que el Presidente “estaba dispuesto” a no aumentar las retenciones a las economías regionales y que los jubilados tendrán una garantía de que la actualización de sus haberes no quedará a discreción del Ejecutivo. Milei también cedió en no privatizar YPF –y enviar al Congreso los pliegos de condiciones de las empresas que sí quiere privatizar– y en sacar el DNU del texto.

La validación del megadreceto aporta otra curiosidad de cómo opera la cabeza del Presidente, porque en el Congreso ya circula la idea de que Milei va a estirar todo lo posible la conformación de la bicameral. “Quiere dilatarlo hasta marzo porque entiende que en ese momento la Corte Suprema va a darle la razón sobre su constitucionalidad”, apuntó un legislador opositor que escuchó esa estrategia de boca de Menem. 

El diputado no entraba en razón sobre un error no forzado que cometió el Gobierno en ese sentido. “Si a la reforma laboral la mandaba como una ley separada, salía directamente. La aprobaban todos”, aseguró. Ahí anida el motor de la huelga de la CGT del miércoles: no tanto por las nuevas condiciones que impone el DNU en ese capítulo –hoy frenado por la Justicia–, sino por el zarpazo que da sobre las cuotas solidarias de los sindicatos.

Milei, el viernes en Ezeiza, cuando regresó de su viaje a Davos. Presidencia

Varias dudas aún flotan entre los despachos opositores. ¿Qué va a pasar con el Fondo de Garantía de Sustentabilidad, valuado en 5.500 millones de dólares que el Gobierno quiere liquidar? Los radicales y los federales quieren que solo el 30% de esos activos pueda ser “vendido” y que estén garantizados los flujos a las cajas de 13 provincias. Otra duda que toca varios bolsillos: ¿Cómo va a ser el blanqueo de capitales y la moratoria? “No vamos a darle más prerrogativas de las que tuvo Macri. Y queremos que haya un premio al buen contribuyente”, apuntó un diputado de HCF. 

También siguen brumosos los capítulos de la ley ómnibus que incluyen reformas judiciales, civiles y penales, así como cambios drásticos en políticas ambientales, educativas y culturales. Serían medidas agresivas de Milei solo para ganar su “batalla cultural” contra “el socialismo”. En medio de las voces críticas del mundo artístico, la Oficina de Presupuesto del Congreso informó que la liquidación de los organismos de la cultura tiene impacto nulo en las cuentas fiscales. 

Si finalmente la nueva iniciativa incluye esos capítulos, parte de la oposición está dispuesta a votarlos en contra. “Yo se las volteo”, anticipó un lilito que podría acompañar en general la ley. Ese juego parlamentario ambivalente está contemplado en la dinámica propia de toda votación en el recinto: si Milei termina cediendo los cambios económicos, los opositores aliados van a aprobar “en general” la norma, pero cuando se tenga que votar “en particular” –es decir, artículo por artículo– habrá micro-batallas. Será una sesión de dos días.

“El objetivo es darle las herramientas al Gobierno para que tenga equilibrio fiscal, que para nosotros está contemplado en que las facultades delegadas sean solo por un año, no haya retenciones a las economías regionales y que los jubilados no pierdan con la inflación. Las demás cuestiones si no las sacan, las votaremos en contra”, adelantó una diputada de la UCR. 

Ese zigzagueo opositor ya se va a notar incluso en la antesala a la votación en el recinto: será mañana o pasado, cuando se abra finalmente el plenario de comisiones para despachar el dictamen. Si el nuevo “ómnibus” del Gobierno satisface a sus aliados, LLA tendría el dictamen de mayoría, pero con firmas a favor y otras “en disidencia”. No es homogéneo el “sí a todo” entre los radicales y los federales, y ni siquiera entre los amarillos del PRO. El desenlace parlamentario se conocerá esta semana y finalmente sí será Menem el encargado de darle a Milei la noticia sobre cómo salió su ley ómnibus.

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