Inflación y cortes a la industria. ¿El Gobierno “desdobló” su política energética entre el gas y las naftas?

Inflación y cortes a la industria. ¿El Gobierno “desdobló” su política energética entre el gas y las naftas?

Una pregunta podría ser por qué el presidente Alberto Fernández habilitó a lo largo de su mandato una suba de hasta 115% en los combustibles, pero no así en otros bienes energéticos como el gas natural. Si lo que se busca proteger (además de los usuarios) son las arcas del Banco Central, entonces ¿acaso la política energética no debería centrarse en reducir el costo de la importación de gas y la compra de embarques de GNL, que juntos podrían llegar este año a u$s10.000 millones, cinco veces el valor de mercado de YPF?

A nadie escapa el impulso que ha tenido el precio de la energía a nivel global. Sin embargo, lo local no le va en zaga. En los últimos 60 días del corriente año, el incremento en los combustibles que se pagan en la Argentina ha dejado varios interrogantes de respuesta necesaria hacia adelante. Una pregunta podría ser por qué el presidente Alberto Fernández habilitó a lo largo de su mandato una suba de hasta 115% en los combustibles, pero no así en otros bienes energéticos como, por ejemplo, el gas natural, donde las tarifas apenas pagan un tercio del valor real, aunque se ha mantenido la política de subsidios.

Por ejemplo, el Plan Gas.Ar les otorga a empresas productoras un precio de entre u$s3,9 y u$s4 el millón de BTU en boca de pozo, mientras que el consumidor hogareño paga menos del u$s1,5. El resto son subsidios. Temiendo a la inflación y sus estragos en los hogares, eso podría explicar que el precio del gas se haya mantenido casi sin cambios (sólo 6% de aumento en mayo del 2021 y los ajustes que comenzarán a pagarse en abril), pero no podría hacer lo mismo por la política de incremento en las naftas, que sí han tenido sistemáticos ajustes.

Ligado a esto último otro interrogante: si lo que se busca proteger (además) son las arcas del Banco Central, entonces ¿acaso la política energética no debería centrarse en reducir el costo de la importación de gas y la compra de embarques de GNL, que juntos podrían llegar este año a u$s10.000 millones, cinco veces el valor de mercado de YPF?

El transporte

Atado a esto, una cuestión central. El impacto que la evolución de los precios de las naftas estaría teniendo en sectores de transporte, en general, pero puntualmente de cargas y de transportes logísticos en particular. El dato clave es que según el análisis mensual que realiza Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac), los días de marzo han marcado el incremento mensual del Índice de Costos más elevado en los últimos tres años y medio. Yendo a los números puros, el costo del transporte de cargas saltó 9,2% en marzo y en el acumulado del trimestre se ubica muy cerca del 20%. Claramente esto tendrá impacto inflacionario a futuro, porque pondera también de forma indirecta y con cierto retraso no sólo en los precios mayoristas, sino también en el IPC, donde se espera que esta semana el Indec arroje un índice cercano al 6%, por encima del 4,7% de febrero.

Si bien el impacto no es proporcional, sí conviene tener presente las razones de dicho incremento. Por ejemplo, en la Federación señalan en su último informe que el combustible es uno de los elementos a tener en cuenta. Referencian que el incremento en el primer trimestre (acumulado) se ubica en 19,85%, pero si uno toma los últimos 12 meses el dato es del 54%, mientras que en 2021 fue del 49%. Ergo, hay un incremento en los combustibles que va en línea con la inflación y que puede superarla.

Hay otro dato importante en este sentido: el Centro Tecnológico de Transporte, Tránsito y Seguridad Vial que depende de la Universidad Tecnológica Nacional, dio a conocer esta semana la evolución del Índice de Costos Logísticos Nacionales elaborado para la Cámara Empresaria de Operadores Logísticos (Cedol). En la misma línea que lo anterior, la variación de marzo fue de 9%, un incremento del 19% en el primer trimestre y de casi 54% en los últimos doce meses. ¿Es dable esperar entonces una caída de la presión inflacionaria para los próximos meses? Probablemente lo contrario.

Cortes de gas a la industria

Sabido es que la suba del precio internacional del petróleo parece haber adoptado un nuevo piso. El barril de crudo Brent cerró el viernes en u$s102,78, mientras que el West Texas Intermediate (WTI, por sus siglas en inglés) permanece en u$s98,26 por barril. Como referencia, en el ámbito local, hay que sumarle el precio del barril criollo en Argentina: las refinerías argentinas compran crudo a un promedio de u$s57 por barril. Sin embargo, las cifras son contundentes: en diciembre de 2019 Mauricio Macri se despidió de la Presidencia con un incremento mensual del 17% y el litro de nafta Súper de YPF en la Ciudad de Buenos Aires se pasó a pagar $53,34, mientras que la Premium costaba $61,54. Hoy, esas dos variantes de combustibles se pagan $109,90 y $132,10: un 105% y 115% más, respectivamente.

Una pregunta para los combustibles es la preocupación que recae en cómo se compatibilizará con lo que los consumidores pueden pagar, sumado a ello el impacto indirecto que tiene una suba de las naftas en todos los procesos económicos y de impacto inflacionario. Más allá de que el mercado de combustibles está desregulado, es decir que las compañías pueden aumentar cuando quieren los precios, existe la idea de que es el Gobierno el que avala la decisión política de estos incrementos en un mercado con pocos jugadores y de gran peso.

Cabe pensar si dentro de algunas semanas, de persistir los aumentos a nivel global, podrán seguir trasladándose los valores al surtidor doméstico. Si bien el Gobierno apuesta permanentemente al control de precios y al uso de distintos mecanismos de intervención en los mercados para tratar de disociar la situación local de la inflación mundial, tal es el caso de otros bienes energéticos que paga el consumidor como el gas, etc., esto también ha comenzado a impactar en la actividad económica: los cortes de gas aplican de forma continua a la industria, que así ve mermar sus posibilidades

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