Una imagen pálida y un pacto no escrito que llegó a su fin

Una imagen pálida y un pacto no escrito que llegó a su fin

La militancia K desestabilizó la sesión del Concejo Deliberante con el aporte del concejal más provocador. El mensaje que dejó el kirchnerismo. Y las dificultades del radicalismo para ingresar a la alianza LLA-PRO.

Por Ramiro Melucci.

Ningún kirchnerista se sorprendió con lo que pasó el miércoles en el Concejo Deliberante. Nadie se asombró por los gritos, los insultos o la actitud patoteril. Ni siquiera por los huevazos. La de desestabilizar la sesión tuvo todo el aspecto de una acción premeditada. Como el corte de la ruta 2, la manifestación en el puente Punta Iglesia o las pintadas en el local de La Libertad Avanza. Al punto de que el denunciado por ese último hecho estaba en la primera fila de la barra del recinto, copada por la militancia K.

Habían ido a escuchar las críticas de la presidenta del bloque de Unión por la Patria, Mariana Cuesta, a la condena de Cristina Kirchner, y estaban preparados para abuchear cualquier discurso que las contradijeran. En lugar de la templanza, el espíritu acuerdista o la moderación, el bloque oficialista les opuso la provocación. El concejal Julián Bussetti, elegido para responderle a Cuesta, llegó con una remera que tenía estampada la primera parte de la resolución de la Corte –que tampoco era improvisada– y una taza que aludía al “llanto de Cristina presa”. Si alguien esperaba que de ese cóctel saliera una sesión normal vive en otro planeta.

Esa pálida imagen que entregó el Concejo Deliberante, que quedó reflejada en videos difundidos en las redes sociales y no tardó en llegar a medios nacionales, no fue en rigor lo único que sucedió. Tras bambalinas ocurrió algo que no pasó inadvertido en ningún bloque. La titular de la bancada kirchnerista advirtió a sus pares que, así como durante todo este tiempo había respetado todos los acuerdos de convivencia parlamentaria, después de la condena a Cristina no los hará más. Su lógica, que es la de Fernanda Raverta, es que si con la condena se rompió un “pacto democrático” ya no tiene sentido ningún acuerdo.

Esos tratos suelen hacerse para ordenar las sesiones. Se pacta por anticipado, por ejemplo, cuántos interlocutores por bloque van a abordar determinado expediente. O cuál es el límite tolerable para algunos discursos. El objetivo es darle un marco a los disensos y evitar que cada chispa derive en un incendio. Por caso, el PRO intentó uno de esos acuerdos cuando hace dos semanas –antes de que se pospusiera la sesión– pidió que no se mencionara a Mauricio Macri en el descargo kirchnerista sobre la condena a CFK. Por lo que se vio la semana pasada, no lo logró. Y según avisó Cuesta, ya no habrá otros acuerdos de ese tipo. “A partir de ahora vamos a sesionar a ciegas”, dijo.

La de desestabilizar la sesión tuvo todo el aspecto de una acción premeditada. En lugar de la templanza, el espíritu acuerdista o la moderación, el bloque oficialista opuso la provocación.

El que escuchó su discurso contra la nueva excepción en la construcción puede dar fe de que empezó a cumplirlo. No se salvó ni la pareja de un secretario. El mutismo oficialista fue, en rigor, llamativo por otras razones. El kirchnerismo acusó que se le estaba dando la posibilidad de construir más pisos de los permitidos en Güemes y Colón a una empresa ligada al narcotráfico. Utilizó como argumento una conferencia de prensa de hace un año y medio de la propia ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que mencionó a la firma como parte de una red que operaba para el narco Miguel Angel “Memeluco” Villalba, condenado por tráfico de drogas y lavado de dinero”.

Es curioso. El kirchnerismo a Bullrich no le cree nada y la apoda “señora violencia”, pero toma casi como palabra santa la línea de puntos que trazó entre el narcotráfico y Mar del Plata en 2023. Los oficialistas que levantaron la mano pero no hablaron dicen por lo bajo que no hay ninguna prueba ni ninguna causa contra la empresa en cuestión. ¿No hablan para resguardar a Bullrich? ¿Para no decir que la ministra dijo cualquier cosa?

Mientras en el Concejo todavía se respiraba tensión, el municipio abrió el sobre con la oferta económica para la concesión del estadio José María Minella, el Polideportivo Islas Malvinas y los espacios comunes del Parque Municipal de los Deportes. Pero no fueron los 40 millones de dólares los que proporcionaron la señal de que la oferta única de Minella Stadium avanza, sino el decreto del intendente que aprobó la propuesta técnica del sobre 1. Ocurrió al cabo de un intercambio de pedidos y respuestas entre el municipio y la empresa, y es el anticipo de que las autoridades terminarán definiendo “conveniente” la oferta y enviando la adjudicación para su aval al Concejo, donde el oficialismo cuenta con mayoría propia.

En la otra cancha, la electoral, se metió de lleno el presidente Javier Milei. En el cierre del congreso bonaerense de La Libertad Avanza, eligió como rival al gobernador Axel Kicillof. Los libertarios de Mar del Plata, con Alejandro Carrancio a la cabeza, aplaudieron después de cuestionar “la intolerancia y la violencia del kirchnerismo” en el Concejo.

Gustavo Pulti participó junto a Kicillof del cierre del tercer encuentro del programa Puentes en el Gran Hotel Provincial.

“El que grita no tiene razón”, le respondió Kicillof desde Mar del Plata, con Gustavo Pulti arriba del escenario. Casi al mismo tiempo, en la sede del PJ nacional, el peronismo empezaba a acomodar sus fichas. Antes que el acuerdo por las listas llegó, a manera de anticipo, el consenso entre La Cámpora, el Frente Renovador, el Movimiento Derecho al Futuro y otros partidos de Unión por la patria para iniciar la campaña federal “Argentina con Cristina”.

La expectativa de unidad no hace, sin embargo, fluir el diálogo en Mar del Plata. Lo que se resuelva arriba bajará para ordenar las listas seccional y local. A los partidos y organizaciones que ya pugnaban por un lugar se sumó en los últimos días el “Peronismo Marplatense”, el sector que obtuvo 43% de los votos en la última interna partidaria. En una nota al presidente del PJ local, Eduardo Coppola, mencionó una resolución de la Junta Electoral de la provincia que señala que “el proceso de selección de candidatos a cargos públicos debe llevarse adelante bajo un absoluto respeto del derecho de las minorías partidarias”.

Del otro lado del arco ideológico, entre reuniones presenciales y videoconferencias Montenegro avanza en el acuerdo con los libertarios. La quinta sección no parecería representar ningún escollo en el objetivo de Milei de pintar de violeta la provincia. En cambio, el acuerdo asoma más vaporoso en localidades gobernadas por intendentes que responden al jefe de gobierno porteño, Jorge Macri. Esa realidad, más la reunión que Mauricio Macri mantuvo con Emilio Monzó y la indefinición de la UCR, tornan posible alguna variante de centro en algunas secciones electorales.

En medio del dilema radical, el histórico intendente de Tandil, Miguel Lunghi, mandó a decir por su hijo –el secretario de Gobierno de Tandil, que se llama igual– que jugará con la vieja lista 3. Pero la mayoría de los referentes de la sección quieren “un acuerdo amplio”, que el senador Maximiliano Abad procura traducir en el ingreso formal del sector que conduce al acuerdo de amarillos y violetas. No la tiene sencilla. El nombre que, según los libertarios, ya fue elegido para el frente electoral –Libertad Avanza– podría resultar de por sí excluyente para cualquier radical.

El intento de acercar posiciones coincide temporalmente con una disidencia con Milei. El Presidente vetó la emergencia para Bahía Blanca y Coronel Rosales, impulsada entre otros por Abad. El radical ya adelantó que buscará sostener la ley. “Tenemos a nuestro favor la fuerza parlamentaria, los argumentos y el sentido común”, escribió en un comunicado. Y el vocero presidencial, Manuel Adorni, sacudió que “la casta política pretende hacer política con la tragedia”. No muy amigable con potenciales aliados.

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