Esperando a Cristina

Esperando a Cristina

La vice cierra el año con un acto después de la condena. Su círculo espera definiciones por el fallo de la Corte, el rumbo de Fernández y su lugar en 2023. 

 

 

Por Sebastián Iñurrieta

Este martes, en Avellaneda, será el cierre de un año especial para Cristina Fernández de Kirchner, el año en el que le gatillaron dos veces en la cabeza y en el que también se convirtió en la primera condenada en ejercicio de la vicepresidencia de la historia argentina, lo que la llevó a anunciar, en pleno operativo clamor, que en 2023 no será candidata a nada. Fue también el año en que dejó de hablar, volvió a hablar y volvió a dejar de hablar con Alberto Fernández. Con la última jugada presidencial en la última escaramuza de la guerra por los recursos, que un sector K interpreta por lo bajo como una nueva marcha atrás oficial al pagar con un bono lo que reclama la Ciudad PRO, los círculos que rodean a la exmandataria se mantienen en silencio público, aguardando una bajada de línea.

 

 

La espera no será larga: la exmandataria inaugurará, a partir de las 19 del martes, el Polideportivo Municipal Diego Armando Maradona, en Villa Corina. La anterior actividad pública de la vicepresidenta había sido también en un escenario con el nombre del astro. Fue en el Estadio Único de La Plata, donde dejó una sensación de lanzamiento en el aire con su discurso, antes de eclipsar cualquier chance con su renunciamiento. Luego de su virtual alegato transmitido por Youtube minutos después de la condena en la causa Vialidad, CFK no volvió a hablar. Lo hará en horas. 

 

"Nadie puede anticipar lo que va a decir, sólo ella lo sabe", suelen repetir sistemáticamente en su despacho del Senado en cada previa de una actividad de la vice: esta vez tampoco fue la excepción. "Cristina siempre tiene un alto nivel de discurso político, conceptualmente, y es lógico, porque pone blanco sobre negro en cuanto al presente y, además, genera un discurso hacia el futuro", declaró a la agencia Télam el anfitrión, Jorge Ferraresi, un hábil declarante. El intendente arrancó el año en el gabinete nacional, siendo parte del albertismo nonato, hablando incluso de la reelección presidencial, y lo cierra recibiendo a la vice, de vuelta a sus pagos. Nunca dejó de ser el vicepresidente del Instituto Patria, el think tank cristinista. 

 

 

Entonces, que el cristinismo de base esté esperando que CFK hable de la respuesta de la Casa Rosada al fallo de la Corte Suprema que ordenó restituir fondos coparticipables a la Ciudad no significa que ella vaya a hablar de eso. De la Justicia, uno de sus temas predilectos, es más que probable; lo mismo, que arremeta contra la oposición, en general, y Horacio Rodríguez Larreta, en particular, un dirigente a quien tiene alquilado desde el Vallas-gate. Lo que pocos quieren arriesgar es a que reedite sus críticas hacia Fernández para cerrar el año en el que el camporismo dejó la mesa de conducción simbólica de la coalición oficialista con el portazo de Máximo Kirchner a la jefatura del bloque del FdT en Diputados. 

 

La incertidumbre mantuvo este lunes a sus principales espadas dialécticas en silencio. Del lanzallamas Andrés Larroque a Oscar Parrilli, pasando por Juliana Di Tullio. Una sola voz se hizo escuchar, la de la senadora bonaerense Teresa García: "Me parece que la respuesta del Gobierno debiera haber sido otra ante un conflicto institucional muy complejo donde lo que estamos viendo es una intervención permanente del Poder Judicial en la vida de los otros poderes de la República", opinó en AM 530. Fue diplomática, considerando anteriores afirmaciones suyas como "Si Alberto Fernández quiere ir a una PASO (sic) está bien, pero la sociedad ya le dijo que no". 

 

 

Sin el ímpetu que rodeó al cristinismo hasta el multitudinario acto del 17N por el Día de la Militancia, cuando una candidatura 2023 parecía algo inevitable por la convocatoria bajo el lema "La Fuerza de la esperanza", el cierre del año de la vicepresidenta tendrá otra dimensión. Incluso por el tamaño del lugar, la organización decidió que no habrá tarima de prensa. El acto será transmitido por redes. Tampoco, a diferencia de La Plata, habrá una "alfombra roja" para el desfile de invitados, que ocuparán la primera fila.

 

Si bien el evento será más austero, la expectativa por lo que va a decir es alta. Su nueva "reaparición", un movimiento que se está volviendo algo cotidiano, por lo pronto implica marcar la cancha, si bien ya avisó que el año próximo verá el partido desde el banco.

 

Cristina Kirchner trazará la línea en la que se parará de cara a la reformulación del FdT modelo 2023, alimentando esa centralidad que busca mantener fuera de una boleta, pero como socia mayoritaria de la coalición.

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