A la espera de definiciones, Wado de Pedro prepara su proyecto electoral

A la espera de definiciones, Wado de Pedro prepara su proyecto electoral

El ministro del Interior intensificará en febrero sus viajes al interior. Optimismo por el resultado de las encuestas y el plan para compatibilizar campaña y gestión. La interna oficialista y el avance de la mesa política.

Por: Sebastián Cazón y Melisa Molina.

Wado de Pedro no lo dice, pero tampoco lo oculta. Quiere ser candidato. Es por eso que en los próximos días intensificará sus giras por el país. Recorrerá varias provincias por semana y estrechará besos y abrazos con vecinos, empresarios y gobernadores peronistas. Buscará, así, seguir ganando músculo para la pulseada electoral. Si bien en el Ministerio del Interior aseguran que no está trabajando en una postulación, es sabido que miran con entusiasmo las encuestas propias y ajenas. Por más que no lo admitan, el oriundo de Mercedes prepara su proyecto presidencial y una plataforma de gestión que, entiende, debe ser transformadora. El hombre de La Cámpora y del riñón de Cristina Kirchner muestra orgulloso su agenda variopinta. Se sienta en la mesa con el “círculo rojo”, camina el territorio con Juan Grabois y suma socios en el PJ. La circulación de un off the record con críticas al Presidente y las respuestas de la Casa Rosada lo ubicaron la semana pasada en el centro de la interna oficialista. El cruce precipitó el armado de la mesa política del Frente de Todos, espacio que negocia junto al vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos.

El plan W

Febrero será para Wado un mes de proyección. El punto de largada de una pre-campaña que pone segunda y acelera. Para los próximos diez días tiene programados tres viajes al interior del país: Santa Fe, Tucumán y La Rioja. Pretende, de esa forma, levantar el perfil y recolectar voluntades internas ante una eventual primaria. En sus oficinas, siguen atentos las encuestas. El último relevamiento que difundió la consultora Aresco la semana pasada lo posiciona como ganador en una PASO del Frente de Todos. Son cifras magras, pero que atañen. Con una diferencia menor a tres puntos, De Pedro se impone con el 13,5 por ciento de los votos frente a Sergio Massa, 10,8 por ciento, y Alberto Fernández, 9,2 por ciento. Un dato no menor es que, en ese virtual escenario, se lo presenta como el candidato de CFK. Además, se asume que Massa y Fernández pulsearían en una interna, algo que los entornistas del Presidente descartan de cuajo. Es uno o el otro.

Un aspecto que también flota en la consideración de De Pedro es el alto grado de desconocimiento que aún tiene en la sociedad. Si bien la gestión lo ha instalado en el centro de la arena política, no alcanza el posicionamiento que tienen otros referentes del espacio como el Presidente, el ministro de Economía o el exgobernador Daniel Scioli. Sin embargo, no es un activo que le preocupe. Estima que los nombres propios crecen exponencialmente al momento de figurar en una boleta. "Son tres meses en los que la cara del candidato aparece hasta en la sopa. Esa es la mejor forma de hacerte conocido", refuerzan en su entorno. Bajo estos supuestos, el "plan Wado" está en marcha y avanza en silencio. Dependerá, claro, de muchas otras variables, pero sobre todo una: qué decidirá hacer Cristina Kirchner.

Incompatibilidad

¿Abandonará el Ministerio para la campaña? El Presidente, no por distraído, impuso una regla: quienes pretendan embarrarse en el fango electoral deberán dejar sus cargos. Una idea que, en principio, asoma descabellada. Todos los nombres que suenan como posibles competidores –Massa, de Pedro, Scioli, Manzur, entre otros–, ocupan puestos clave del gobierno. Incluso a él mismo lo pone en aprietos porque quiere ser candidato y es el jefe de Estado.

En el caso de Wado, pesa un agravante: su cartera es la encargada de organizar y ejecutar el proceso electoral. Desde Interior consideran que no habría incompatibilidad con que se presente aún ocupando ese cargo. Lo que aclaran es que debería cambiar de manos la Dirección Nacional Electoral (DINE), que depende del Ministerio. Al respecto, citan un antecedente de 2015: uno de los candidatos del Frente para la Victoria --hasta que se definió que fuera Scioli-- era el ministro del Interior de CFK, Florencio Randazzo. En ese caso, la DINE quedó a cargo del Ministerio de Justicia. Ahora, podría suceder lo mismo, si es que las voluntades internas y los deseos de De Pedro se alinean hacia su candidatura. En ese caso, la dirección que hoy está a cargo de Marcos Schiavi pasaría a manos del ministro de Justicia, Martín Soria.

Mesa política e interna

Los nombres y las formas de cara a los comicios buscarán resolverse en la mesa política del Frente de Todos. El ministro del Interior mantiene un diálogo fluido con Juan Manuel Olmos que, por orden de Fernández, es el encargado de gestionar el espacio de discusión interna. El vínculo con el hombre de confianza del Presidente es bueno y cerca de De Pedro buscan dejar atrás los cruces de la semana pasada. Luego de la mecha encendida por el off con duras críticas al mandatario, remarcan que el ministro "no creyó que Alberto lo haya tachado de la lista del encuentro con los organismos de derechos humanos", simplemente aclararon que "le dolió" que no hayan pensado en él y en su militancia.

En Casa Rosada, sin embargo, no se olvidan y le siguen reprochando a Wado la presentación de renuncias que encabezó luego de la derrota en las PASO en 2021 y opinan que el episodio que volvió a protagonizar al acusar a Fernández de “no tener códigos”, significó otro intento de desestabilización al mandatario. En ambas ocasiones Fernández pensó reemplazar a su ministro político, algo que finalmente no ocurrió porque De Pedro es el alfil de CFK y su reemplazo no sería gratuito para el FdT.

Perfil

A sus 46 años, el dirigente de La Cámpora busca ser representante de una nueva generación dirigencial. Fusiona kirchnerismo, campo, derechos humanos y una amplia agenda de contactos que va desde Juan Grabois hasta popes del "círculo rojo". La historia de De Pedro combina su pasado como productor agropecuario del interior bonaerense -- “yo sé lo que es sacar la producción en medio del barro", asegura--, su militancia como hijo de desaparecidos y una disfluencia en el habla que comenzó en su infancia, huella mnémica del terrorismo de Estado.

El gran desafío que tendrá el abogado de la UBA será sortear los prejuicios de la bruma antikirchnerista. En el océano frentetodista, De Pedro puede dar cuenta de una identidad bien marcada. No camina por el medio ni disimula elogios a los 12 años de gobierno kirchnerista. Tampoco evita mostrar diferencias circunstanciales con sus compañeros de espacio. Por ejemplo, ante el último acuerdo con el FMI. En el momento de mayor espesor, días después de que Máximo Kirchner abandonara la presidencia del bloque oficialista en Diputados, el ministro del Interior desde España defendió el entendimiento con el organismo de crédito. "Se está evitando una catástrofe económica", lanzó en una entrevista con el diario El País.

De Pedro además no es esquivo al establishment. Por el contrario, se sienta a la mesa con los ceos más poderosos del país para derribar el mito del monje negro que se construyó sobre su persona. El año pasado, por ejemplo, fue el invitado especial del Cicyp, una asociación de corte ortodoxa que reúne a hombres de la city porteña, el campo y a las Cámaras de Comercio y la Construcción. De cara al auditorio, el ministro les dijo: "Tenemos que sincerar las discusiones y los prejuicios para planificar el desarrollo. Tomemos lo mejor de los últimos 40 años y consensuemos con todos". Después del discurso, y un almuerzo que duró casi cuatro horas, se llevó --no sin disidencias-- el reconocimiento del empresariado. “Cuando lo ven comer con cuchillo y tenedor, muchos cambian la percepción que tienen”, ríen cerca del ministro.

Será ese, tal vez, el mayor reto que enfrentará el ministerio en caso de competir. Demostrar que está a la altura de perforar el macizo techo que traza el núcleo duro kirchnerista.

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