Energía: el Gobierno prepara un invierno con menos importación de gas

Energía: el Gobierno prepara un invierno con menos importación de gas

El plan para afrontar los meses más fríos incluye varias medidas, como aprovechar al máximo la mayor producción local; además, se negocia un nuevo contrato para comprar combustible a Bolivia y se venderán dos centrales 

El sistema energético argentino , y claro está, el Gobierno se preparan para un invierno distinto. En los próximos meses empezarán a quedar atrás algunos vestigios de aquel esquema de importación de energía que caracterizó los últimos 15 años. Las decisiones se basan en dos grandes pilares: la racionalización de recursos y el aprovechamiento de una mayor oferta de energía local.

El nuevo secretario de Energía, Gustavo Lopetegui , ya tomó varias decisiones. La primera fue que las dos centrales que se construyen sobre el río Santa Cruz , Condor Cliff y Barrancosa, antes llamadas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, seguirán su curso, pero, como dijo una fuente oficial, "ralentizadas".

Por ahora, el consorcio integrado por el grupo chino Gezhouba y dos empresas locales, Electroingeniería e Hidrocuyo, ganadores de la licitación, está en plena crisis. Las consecuencias de la causa de los cuadernos, que terminó con la prisión de uno de los socios, Gerardo Ferreyra, y los problemas financieros y reputacionales de Electroingeniería determinaron que los chinos decidieran cambiar de constructor.

Pero no es fácil, cerca de 100 compañías dedicadas a la obra pública están sospechadas de haber sido miembros del club de los sobornos. De hecho, la mendocina Cartellone era una de las posibles ingresantes. Pero pese a que en los primeros meses de investigación no los directivos no fueron citados a declaras, la Cámara le ha pedido al juez Claudio Bonadio que golpee esa puerta para pedir explicaciones. Hace pocos días, a los mendocinos ya les golpeó la puerta la Justicia con un pedido de informes que disponía un allanamiento en caso de que se negaran a entregar los documentos.

Mientras, los chinos tratan de avanzar con la poca estructura de obra que tienen. "En el último tiempo hay varios que intentan contratar personal con traductor porque muy pocos hablan castellano. Es muy complicada la operación", dice una fuente que negocia con ellos.

Otra de las decisiones que se tomaron en las primeras reuniones entre Lopetegui y el presidente de Integración Energética Argentina (ex-Enarsa), Mario Dell'Acqua, fue que no regresará el barco regasificador de gas que durante 10 años estuvo anclado en el puerto de Bahía Blanca. "Se mantiene el de Escobar pero el de Bahía, que fue despedido por el presidente Mauricio Macri ya no regresa", dicen en el Gobierno.

Para dar forma a la nueva red de gas natural, que estaba preparada para la importación desde Bolivia, varios ductos deben cambiar el sentido. Es decir, cambiar componentes de los gasoductos como para que el gas que era impulsado desde el norte al sur ahora transporten el fluido en sentido contrario. Algo impensado hasta hace un par de años.

La Argentina de estos días tiene una novedad: en varias zonas petroleras se ventea gas (se quema) ya que, en épocas de poca demanda, como el verano, hay excedente. Esa es, quizá, una de las principales herencias que dejó la gestión de Juan José Aranguren en materia energética. El país podrá volver a exportar gas en varios meses del año.

Esta nueva situación ha llevado a que la apuesta al gas boliviano, que se negoció hace más de una década con el gobierno de Evo Morales, ya no tenga la importancia de otros tiempos, al menos, durante los meses más cálidos. El kirchnerismo llegó a pagar 12 dólares el millón de BTU (unidad de medición británica) a Bolivia y hasta 18 dólares el gas que compraba para los barcos de Escobar y Bahía Blanca mientras los productores locales tenían un precio que apenas superaba 1,50 dólares. En pocos años aquello se empezó a revertir, claro está, con un precio mucho mayor en las tarifas.

Por estos días una de las principales ocupaciones de Lopetegui es renegociar el acuerdo con Bolivia. Habrá novedades pronto. La Argentina pretende comprar en invierno todo lo que requiera y mantenerse a distancia el resto del año en vez de tener un mínimo constante. Pero, justamente, el vecino país se hace fuerte con la disponibilidad de gas en ese tiempo de alta demanda. Habrá un ahorro fiscal importante después de esa firma que aún no está para estamparse.

En materia de energía eléctrica también empiezan a tomarse algunas decisiones que ya se trabajaban en épocas de Javier Iguacel a cargo de la cartera. En la Secretaría de Energía especulan con exportar electricidad a Brasil durante los siete meses que no hace frío. El sur de Brasil es un cliente dispuesto a comprar cada porción que no se utilice en el país.

Además, hay dos centrales que serán vendidas. Ensenada Barragán y Brigadier López, dos usinas térmicas construidas por Enarsa, serán ofrecidas al mercado. El Gobierno ha decidido que ya no quiere administrar este tipo de proyectos.

No faltará la polémica cuando eso suceda. El precio de la construcción fue elevadísmo y las sospechas de sobreprecios son enormes. Además, se construyeron en pleno imperio de Juan Pablo "Pata" Medina, el excapo de la Uocra en La Plata.

El sindicalista, que ahora está preso, tomó por la fuerza el obrador de una de las centrales varias veces y siempre se lo cuestionó por elevar los gastos de la construcción. Pero no solo hay sospechas del gremialista sino también de sobreprecios.

Los pliegos para la compra de las centrales termoeléctricas salieron en junio. El precio que se podrá lograr por la venta es una incógnita.

Una novedad más. Este invierno volverá a entrar en servicio la central nuclear Embalse. La usina salió de operación en enero de 2016 para una mantención programada que aumentará la vida útil alrededor de 30 años. Para el invierno, confían en el Gobierno, ya debería estar en régimen y producir al 100% de su capacidad. El aporte para los meses de invierno será clave para el sistema.

 

 

Todo este combo, además, estará sazonado por la cuestión tarifaria. Finalmente, más allá de las decisiones de fondo, lo que paga el usuario y el servicio que recibe es el termómetro del sistema energético. El año pasado todo el esquema crujió con la devaluación del dólar y la inflación. Este año, al menos en el Gobierno, esperan un invierno más tranquilo.

 

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