El intendente de Villa Gesell criticó las políticas de Milei y lo cruzaron los concejales de Montenegro. La ex titular de Anses podría tener que cambiar de planes. El senador radical, pendiente del armado anti K.
Por Ramiro Melucci.
En la pandemia. Durante la temporada. En la previa de una elección. El intendente Guillermo Montenegro y su par de Villa Gesell, Gustavo Barrera, no han perdido la costumbre de enfrentarse en el último lustro. Antes lo hacían por las restricciones por el coronavirus que uno respetaba y el otro desconocía. Ahora el motivo de la inquina son las políticas turísticas.
El último capítulo comenzó con una entrevista que el geselino concedió a LA CAPITAL. Planteó el impacto de las políticas económicas en el turismo interno, mencionó las ventajas competitivas de los destinos del exterior y advirtió: “Si esto sigue así, la próxima temporada va a ser caótica”.
No le contestó el secretario de Turismo de la Nación, Daniel Scioli. Ni el coordinador del Instituto Nacional de Promoción Turística, Alejandro Carrancio. Ni los concejales de La Libertad Avanza. Montenegro mandó a replicar a sus concejales y al presidente del Ente de Turismo, Bernardo Martín, quien en cada posteo que redacta en X hace todo lo posible por impugnar su mesura habitual.
Respondieron que en Mar del Plata los números del turismo son otros, mejores, porque hay una gestión que supo posicionar la ciudad. Durante el verano, cerca del intendente habían argumentado que la llegada de los jóvenes se explicaba, en gran medida, porque otras ciudades como Gesell “cerraron la noche”.
Lo cierto es que la información oficial referida al turismo se ha vuelto poco clara o incompleta. Para matizar números a la baja, generalmente se trazan comparaciones taimadas. Montenegro destacó que en abril hubo 602.551 turistas, un 17,2% más que en el mismo mes del año pasado. “No fue magia”, dijo. La verdad que no: el año pasado, Semana Santa fue en marzo; este año fue en abril. En abril de 2023, Mar del Plata recibió 693.325 turistas. En el de 2022, 661.003.
Las declaraciones de Barrera –referente de Axel Kicillof– en el corazón de la quinta sección electoral y las respuestas de los que anhelan acompañar a Montenegro en su acuerdo con los libertarios se explican por el horizonte electoral. El geselino se anota como posible candidato a senador del peronismo, de la misma forma que Montenegro, en formato testimonial, lo hace por el pacto anti K.
No hay nada escrito en piedra. Barrera manda un mensaje a Mar del Plata en medio de la tensión que atraviesa al peronismo. Cuenta que el Movimiento Derecho al Futuro está preparado por si le toca “ir separado”. Es también un mensaje para Fernanda Raverta, la referente del kirchnerismo local.
La diferencia entre ellos no solo es la ubicación que ocupan en el mapa peronista: también la dimensión de los territorios en que se mueven. No es lo mismo una localidad de 35.000 electores que la urbe que, con alrededor de 570.000, atesora más del 40% del padrón seccional.
La cifra tiene la contundencia suficiente para modificar cualquier estrategia. No debería descartarse que, llegado el momento del cierre de listas, a la ex titular de Anses le pidan que modifique su plan. Se pensó a sí misma en este round electoral como candidata a concejal, pero no sería extraño que termine encabezando la lista de senadores provinciales.
Lo cierto es que la información oficial referida al turismo se ha vuelto poco clara o incompleta. Para matizar números a la baja, generalmente se trazan comparaciones taimadas.
Es en la Legislatura bonaerense donde se reflejan, semana a semana, las diferencias entre cristinistas y axelistas. A la disputa por las elecciones concurrentes le siguió la de los plazos electorales (que se cerrará mañana con un acuerdo) y añadió la semana pasada otra por las deudas municipales. Impulsado por los intendentes del sector, el kirchnerismo se encaminaba a aprobar, junto a la oposición, la condonación de los préstamos que hizo la Provincia a los municipios durante la pandemia (en el caso de Mar del Plata representan $235 millones), pero Kicillof primero mandó a marcar su desacuerdo y luego presentó, sobre la hora, una propuesta de endeudamiento que incorporaba la suspensión por otro año (no la condonación) de esas deudas. Así, evitó la aprobación de un proyecto que, como recordó el ministro de Gobierno, Carlos Bianco, “no fue articulado con el Ejecutivo”.
Ya no hay discusión bonaerense en que Gustavo Pulti no salga a demostrar su nivel de axelismo en sangre. El ex intendente volvió a ser uno de los férreos defensores de la postura oficial: sostuvo que la condonación de esas deudas ya se produjo “de hecho” porque, por la inflación, el monto “se licuó en un 96%”.
Montenegro pone la mirada en otra escena: las elecciones porteñas del domingo próximo. A partir del lugar que ocupen el candidato de La Libertad Avanza, Manuel Adorni, y la del PRO, Silvia Lospennato, se darán las puntadas finales al acuerdo que pretende con los libertarios.
El alejamiento que experimentaron Javier Milei y Mauricio Macri en los últimos meses, acentuado la semana pasada en los pases de factura por el fracaso del proyecto de Ficha Limpia, vuelven cada vez más difícil un acuerdo institucional de ambas fuerzas en la provincia de Buenos Aires, como pretendía el titular del PRO. “Esto ha complejizado aún más el intento, que por ahora es solo un intento y que no se había logrado avanzar en absolutamente nada”, lanzó Macri, a pesar de que el presidente de La Libertad Avanza en la provincia, Sebastián Pareja, y su par del PRO, Cristian Ritondo, siguen acumulando fotos conjuntas.
El senador radical Maximiliano Abad.
El radical Maximiliano Abad, que acaba de acordar con el sector de Martín Lousteau cogobernar la UCR bonaerense hasta que la Justicia resuelva la elección interna, observa la escena. Mientras le reclama al Gobierno soluciones para la pesca, analiza los movimientos de su todavía socio local, Montenegro, y la del resto de sus ex colegas en Juntos por el Cambio. De cómo terminen las negociaciones entre La Libertad Avanza y el PRO también depende el lugar que vaya a ocupar su sector del radicalismo en el tablero electoral.
Hace tiempo viene dando muestras de que lo entusiasma una remake de Juntos por el Cambio con los pedazos del PRO y la Coalición Cívica que no se tiñan de violeta. ¿Quedarán muchos, pocos o ninguno? Una incógnita, pero está claro que a Macri tampoco parece disgustarle la idea. Todavía resuenan las palabras elogiosas que les dedicó a los intendentes radicales a su paso por la sección.
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