Detrás de escena, la interna entre Scioli y Randazzo se coló en el VIP de la Casa Rosada

Detrás de escena, la interna entre Scioli y Randazzo se coló en el VIP de la Casa Rosada

Los precandidatos del oficialismo se eludieron y lanzaron guiños a militantes y dirigentes

La disputa electoral dentro del oficialismo jugó fuerte en el improvisado VIP que se armó en el Patio de las Palmeras, donde los funcionarios, gobernadores y legisladores del kirchnerismo esperaron la llegada de Cristina Kirchner para disfrutar con ella de una Plaza de Mayo colmada.

Cada candidato jugó su propio partido. Daniel Scioli llegó apenas unos minutos antes que la Presidenta. Rodeado de intendentes, fue el más convocante a la hora de los saludos y los pedidos de reuniones, como Alberto Descalzo, intendente de Ituzaingó. "Daniel, nos juntamos esta semana que queda poco", le reclamó, hablando del cierre de listas. El gobernador recibió las gracias de otro de los más buscados de la previa al acto, el ministro de Economía, Axel Kicillof, después de que el ex motonauta lo considerara un hombre clave para un próximo gobierno.

El ministro sonrió gentil y agradeció, pero le interesaba más otro protagonista de la tarde. "Vengo a saludar a mi amigo Coki", celebró, apenas vio al gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, que venía de un aplastante triunfo ante la coalición opositora que representó la radical Aída Ayala en las primarias provinciales de anteayer.

Juntos programaron una cena. La encargada de la organización fue la mujer del ministro, Soledad Quereilhac, que hasta se ocupó de sacarle fotos con su teléfono celular, cual fan, a Kicillof y Capitanich. Se lo había pedido especialmente el titular del Palacio de Hacienda.

De buen humor, Axel hasta hacía bromas con el entrerriano Sergio Urribarri. "Ahora que me subiste como vice estoy buscando un presidente", bromeaba el ministro, abrazado al gobernador, que le ofreció que lo acompañara en una fórmula conjunta antes de darse el baño de humildad que pidió Cristina.

Sin rosca política ni abrazos de ocasión, la contracara del sector VIP fue Florencio Randazzo. Con menos consenso entre la dirigencia política, más o menos K, el ministro del Interior y Transporte se diferenció del resto y se metió en la plaza para aprovechar el calor popular en su carrera contra Scioli, en la que corre de atrás.

Llegó temprano a la Casa Rosada pero apenas se instaló en su despacho, decidió salir a la calle para mantener contacto con la militancia, a la que apuesta para dar el batacazo en la interna. Tuvo su momento aparte con Karina Rabolini, la mujer de Scioli, después de que la semana pasada ella llorara en el programa de Alejandro Fantino cuando el conductor le dijo que Randazzo se había burlado de su marido. Ambos se cruzaron a la salida del tedeum en la basílica de Luján. Si fue por el espíritu conciliador de la homilía o la fiesta patria, no se sabrá, pero ayer, tanto de un lado como del otro dieron por superada la pelea.

Lejos de las aspiraciones electorales y con perfil bajo, el vicepresidente Amado Boudou fue, como es habitual, el último en despedirse de la plaza. Compitió en atuendo informal con el camporista José Ottavis. Mientras el vice eligió una campera deportiva con los colores patrios, el diputado provincial optó por un outfit de cuero completo en campera y pantalones. Los llevaba con zapatillas con brillos..

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