Por Ariel Maciel

La presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, Dilma Rousseff, le anunció al ministro Sergio Massa que la Argentina será parte del NDB, una vez que en agosto próximo el plenario de los países emergentes avale el ingreso. La propuesta la realizará Brasil, pero ya cuenta con el aval del board del Directorio. El sorpresivo anuncio se convirtió en la nueva ventana de oportunidad para que el país logre financiamiento directo para poder sortear los problemas de restricciones en las divisas que tiene el Banco Central.

“Massa, antes de que sigas hablando, te voy a dar una muy buena noticia”, le dijo Rousseff al ministro argentino, cuando inició la reunión que se realizó en el edificio que el NDB tiene en distrito de Pudong, en Shanghái, según confiaron a PERFIL fuentes que participaron del cónclave. El acuerdo del Directorio incluye, también, la incorporación de Egipto, Zimbawe y Arabia Saudita a la entidad financiera multilateral.

La participación tendrá un ingreso de capital de USD 1.000 millones entre las cuatro naciones, que deberá aportar cada una un total de USD 250 millones. Según se pudo saber este medio, la Argentina pondrá a disposición ese monto con bonos soberanos, que tiene en manos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses, el Tesoro y el Banco Central.

Financiamiento para el comercio exterior

Esa disposición técnica le permitirá a Massa lograr el puente financiero con Brasil, para poder financiar el comercio exterior entre ambos países para desinflar la demanda de dólares que genera la importación de insumos y bienes de parte del principal socio comercial que tiene la Argentina. Según el análisis de la presidenta del BND, esta alternativa es la más expeditiva concretar el auxilio financiero que acordaron los presidentes Alberto Fernández y Lula Da Silva.

Sucede que Lula pretendía aplicar una “diagonal” que le permitiera el banco de los BRICS prestarle plata a la Argentina con un objetivo específico, como había sucedido en el caso de Sudáfrica con un país africano. Esa alternativa depende de la aprobación en el Senado brasileño de un decreto presidencial, y busca desactivar la oposición del presidente del Banco Central de Brasil, Roberto Campos Neto, de utilizar reservas para esos objetivos. Las ríspidas relaciones tienen origen en el alineamiento político: el jefe del Central de Brasil fue designado en el cargo durante la gestión del expresidente Jair Bolsonaro.

La noticia fue festejada por Massa, que esperaba tener novedades en el avance del financiamiento, pero desconocía del nuevo mecanismo. El cónclave tuvo un alto vuelo político e institucional, ya que participaron, además, el presidente del Banco Central, Miguel Pesce; el secretario de relaciones financieras internacionales, Marco Lavagna; y el diputado Máximo Kirchner. El presidente del PJ bonaerense mantiene una fuerte relación con Dilma Rousseff, quien también habría dialogado con la vicepresidenta Cristina Kirchner, según pudo saber este medio.