Scioli o Macri: el fin del reinado de los abogados

Scioli o Macri: el fin del reinado de los abogados

Desde la vuelta de la democracia, todos los presidentes tenían esa profesión. 

De no producirse un "cisne negro", ese evento inesperado de consecuencias trascendentes, como podría haber sido el triunfo en el balotaje de Martín Lousteau, todo se encamina a que la próxima contienda electoral por la presidencia se dirima entre Daniel Scioli y Mauricio Macri. Podría Ernesto Sanz ganarle las PASO al líder del PRO o Sergio Massa resurgir desde el lugar que cayó y dar la gran sorpresa. Pero en el terreno de las probabilidades, no existen muchas para que eso suceda. Todas las encuestas, más allá del nivel de cuestionamiento que hoy tengan, señalan al gobernador bonaerense o al jefe de Gobierno porteño como las dos posibles figuras en habitar la Casa Rosada a partir del 10 de diciembre. Si eso sucede, no sólo se tratará de un recambio presidencial. También marcará el fin de un reinado silencioso desde el retorno de la democracia en 1983 en el cargo más alto de la Nación: el de los abogados. Un deportista y estudiante de Comercio Exterior o un ingeniero destronarán a esa casta de profesionales que gobernó la Argentina desde entonces.

Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina de Kirchnersupieron colgar en la pared de sus casas el diploma correspondiente a sus estudios de Derecho. Hay dos excepciones. El del ingeniero Ramón Puerta y del licenciado en Administración, Eduardo Camaño, pero que debido a lo fugaz de su paso por la máxima investidura, en aquellos turbulentos días de finales de 2001, no tuvieron tiempo de imprimirle a su cargo la impronta de su profesión. Pero hasta otro presidente con mandato efímero, como Adolfo Rodríguez Saá, cumplió con la premisa que dominó los últimos 32 años. Egresó de la Facultad de Derecho a comienzos de los 70.

La pregunta es si la formación de alguien que va a ocupar el primer cargo del poder puede determinar el estilo de su gestión. "Es un factor importante, pero no es definitorio. También hay que tener en cuenta la personalidad. Un ingeniero, por ejemplo, tiene una impronta distinta, una forma diferente de tomar decisiones. Lo mismo, un deportista. El abogado es más flexible y está acostumbrado a interpretar las leyes. No hay que olvidarse que el lenguaje del poder es normativo. Pero puede ser interesante ver qué estilo imprime un presidente que no sea abogado. Un caso para tener en cuenta es el de Julio Cobos que ocupó el segundo cargo en importancia. Es ingeniero y en su momento mostró su personalidad" explicó el analista político Rosendo Fraga 

Previo al proceso militar que se inició en 1976, los presidentes constitucionales de la segunda mitad del siglo XX mostraron una mayor diversidad en sus profesiones. Hubo un odontólogo, un médico, dos mandatarios sin títulos y otro militar, como Juan Domingo Perón. Sólo Arturo Frondizi y José María Guido eran abogados. Mucho antes, en la primera parte del siglo pasado, especialmente antes de las constantes interrupciones militares previas al peronismo, los abogados tuvieron supremacía. Desde Manuel Quintana hasta Ramón Castillo, pasando por Hipólito Yrigoyen y Marcelo Torcuato de Alvear, entre otros, hasta Ramón Castillo, fueron ocho los mandatarios con ese título.

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