Lorenzetti dijo que los juicios a la represión "no son una moda"

Lorenzetti dijo que los juicios a la represión

"Todos somos iguales frente a la ley, que se debe aplicar en todo contexto. Nadie puede estar por encima de las leyes. Los juicios por violaciones de los derechos humanos no son una moda ni cambiarán con los gobiernos. Son una política de Estado ", dijo el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, cuando ayer inauguró el Salón de los Derechos Humanos.

Ayer, la planta baja del Palacio de Justicia lucía completa. Allí está ubicada la sala donde, allá en 1985, sesionó la Cámara Federal que juzgó a las juntas militares y que concluyó, el 9 de diciembre de ese año, con la condena de Jorge Rafael Videla y otros ex jefes militares.

En primera fila estaban sentados, frente al palco donde habló Lorenzetti -flanqueado por los ministros de la Corte Elena Highton y Juan Carlos Maqueda-, los protagonistas directos de aquella causa que duró 14 meses.

"En esta sala se dictó una sentencia ejemplar y se aplicó la ley en una época en que era muy difícil hacerlo. Las presiones eran tremendas", recordó el juez supremo, que habló de ponerle fin a la impunidad.

Ricardo Gil Lavedra; Guillermo Ledesma; Jorge Valerga Aráoz; Jorge Torlasco; la viuda de Andrés D'Alessio, Ana Fernández, y los fiscales de aquel juicio, Julio César Strassera y Luis Moreno Ocampo, fueron los destinatarios directos del homenaje de la Corte. El único de los camaristas que faltó fue Carlos León Arslanian, de viaje en el exterior.

"El mensaje de Lorenzetti fue muy equilibrado, porque habló de hacer justicia sin venganza", apuntó, luego, Valerga Aráoz. "Esa sala es la síntesis de un lugar de encuentro de nuestra sociedad", señaló por su parte Gil Lavedra.

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Pero Lorenzetti se preocupó especialmente por incluir, sin mezquindades, a todos los protagonistas de aquellos años. Entre los primeros en ser aludidos por Lorenzetti estuvieron "los familiares dolientes y las organizaciones de derechos humanos y de periodistas que iniciaron la defensa de los derechos" y el ex presidente Raúl Alfonsín, que creó la Comisión Nacional por la Desaparición de Personas (Conadep), que "dio un enorme paso para la verdad".

Entre los invitados especiales estaban la titular de Abuelas, Estela de Carloto, y Graciela Fernández Meijide.

Finalmente, llegó el momento de entrar en la política de derechos humanos que enarboló la gestión kirchnerista, a partir de 2003. "La etapa de los últimos diez años configuró una política de Estado, en la que confluyeron los tres poderes" para la defensa de los derechos humanos y los juicios a los acusados por delitos de lesa humanidad. Y dio como ejemplo la labor de una Comisión Interpoderes que creó la Corte.

Pero el verdadero objetivo de Lorenzetti apuntaba a dejar en claro que lo ocurrido en 1985 y a partir de 2003 fue parte de la misma política de recuperación de los derechos humanos.

El juez supremo no mencionó al ex presidente Néstor Kirchner, pero dijo: "Es importante recalcar que el Congreso y el Ejecutivo avanzaron en la impugnación en las leyes de amnistía y luego los jueces, especialmente la Corte, declararon la inconstitucionalidad de la legislación de amnistía, la imprescriptibilidad de los juicios de lesa humanidad y la inconstitucionalidad de los indultos".

En el acto también se entremezclaban la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó; la defensora general de la Nación, Stella Maris Martínez; el presidente de la Asociación de Magistrados, Luis Cabral, y el ministro de Justicia, Julio Alak.

Y también daban el presente el ex vocero presidencial José Ignacio López; el ex diputado radical y actor Luis Brandoni, y los jueces federales Ariel Lijo -¿se habrá sentido respaldado el magistrado que investiga a Amado Boudou cuando Lorenzetti criticó la impunidad?-; Sergio Torres; Rodolfo Canicoba Corral; Julián Ercolini; Luis Rodríguez, y Daniel Rafecas.

También asistieron el senador radical Ernesto Sanz y el diputado de ese partido Oscar Aguad; el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, y el auditor general de la Nación, Leandro Despouy.

Pero el dato en el que muchos hicieron hincapié, por la representatividad institucional, fue la concurrencia de los jueces de la Cámara Federal -Martín Irurzun, Jorge Ballestero- y de la Casación Penal (Mariano Borinsky, Gustavo Hornos), que se mezclaban con jueces y abogados de todas las ideologías..

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