Tras saludar al Papa, Cristina retomó el dialogo con la Iglesia

Tras saludar al Papa, Cristina retomó el dialogo con la Iglesia
Horas después de estar a Francisco en el inicio de su papado, la mandataria se entrevistó con el titular de la Conferencia Episcopal Argentina, José María Arancedo

Los llorosos ojos presidenciales, que remarcaron la emoción que Cristina Fernández de Kirchner no podía disimular, fueron la síntesis perfecta del giro de timón del kirchnerismo con el Papa Francisco. La Presidenta estrechó la mano del Sumo Pontífice, luego de la misa de entronización, durante 17 extensos segundos. Fue la primera de los representantes de 130 países en acercarse a felicitar a Jorge Bergoglio, además de ser la única en almorzar con él el día anterior. Incluso, como mandataria de la tierra natal del ex arzobispo de Buenos Aires, tuvo un lugar privilegiado en la primera fila para observar el inicio del papado del primer jefe latinoamericano de la Iglesia.

A miles de kilómetros de Roma, el oficialismo confirmaba en un afiche en las calles porteñas que dejaba atrás la tirante relación con Bergoglio para iniciar un nuevo camino. “Compartimos esperanzas”, se lee encima de un primer plano al mate que le regaló la Presidenta al Pontífice, que lleva la firma de Equipos de Difusión, cortesía del ex secretario de Medios Enrique “Pepe” Albistur.

No fue el único gesto K: La Cámpora hizo su propia vigilia esperando el recorrido de Francisco por la plaza de San Pedro.

Para remarcar el cambio de rumbo, la única audiencia presidencial de la jornada post-saludo papal fue con el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo.

Además de Cristina Kirchner, otros privilegiados pudieron ver el inicio de la era de Francisco en primer plano. Junto a la mandataria se sentó el canciller Héctor Timerman; el titular de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez y el senador Aníbal Fernández. En la punta de la fila: el titular de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, una de las “sorpresas” de la comitiva oficial, en plena avanzada de la Casa Rosada para democratizar la Justicia. Detrás, entre otros, se sentaron el jefe de la CGT oficialista, Antonio Caló; el secretario del gremio de taxis, Omar Viviani; y el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Ignacio De Mendiguren. En el fondo: el diputado de la UCR Ricardo Alfonsín. El corralito para la delegación argentina era más amplia que el del resto de los países por tratarse del país natal del Papa. Más lejos se ubicaron el resto de los argentinos que, contra el deseo papal de evitar el viaje a Roma, igual viajaron. Además del Papa, Cristina Kirchner saludó e intercambió animadamente unas palabras con la argentina Máxima Zorreguieta, la futura reina consorte de Holanda, y su marido y próximo rey, Guillermo.

Después de la ceremonia, comenzó a gestarse el regreso presidencial al país. Ya en el Hotel Eden, Cristina Kirchner se entrevistó durante media hora con monseñor Arancedo. Fuera de agenda, como sorpresa, en el camino al aeropuerto, la mandataria argentina pasó por el hotel donde se hospedó su par brasileña, Dilma Rousseff. Apenas alcanzó el tiempo para saludarla y retratarle el encuentro en el lobby con una foto que muestra a ambas Jefas de Estado sonriendo y alzando sus pulgares. Si bien no trascendió, es muy poco probable que hayan hablado de la polémica alrededor de la suspensión del proyecto de la minera Vale en Mendoza. La muerte del bolivariano Hugo Chávez pospuso la audiencia que ambas iban a realizar en El Calafate. No se informó oficialmente si la reunión ya tiene nueva fecha.

Luego del breve saludo a Rousseff, Cristina Kirchner subió al jet alquilado que la llevaría a Marruecos, donde resguardaron el Tango 01 para evitar llevarlo a Italia por el fantasma del embargo de la Fragata Libertad en Ghana.

Durante su estadía en Roma, la Presidenta apenas se apartó de su agenda. Ayer conversó informalmente con los gremialistas Caló y Viviani reiterándoles su almuerzo con el Papa. Según fuentes de la comitiva, los dirigentes de la CGT oficial no lograron encontrar el momento para conversar de los reclamos que les interesaba abordar con la Presidenta: desde su preocupación por la suba de la inflación hasta los fondos de las obras sociales.

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