Axel Kicillof armó un grupo de Whastapp para estar comunicado de manera directa con los intendentes peronistas. Se llama "Intendentes FdT Axel Gob". Lo integran el gobernador, su ministra de Gobierno Teresa García y los 70 alcaldes que el Frente de Todos tiene distribuidos a lo largo y ancho de la Provincia.

El pasado 27 de enero a las 18.17, Kicillof escribió en ese grupo: "Gracias compañeros, empezamos a reparar el daño". Se refería a la puesta en marcha ese día de un plan de infraestructura escolar.

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Aunque el que escribía era el gobernador, entre los intendentes no hubo desesperación por contestarle. 

Cri, cri, cri. Recién a las 18.44, es decir casi media hora después del mensaje de Kicillof, le respondió Gustavo Walker, jefe comunal de Pila, una pequeña ciudad de poco más de 3.000 habitantes que limita con Chascomús. Ningún otro intendente le contestó ese día a Kicillof.

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Es más: el grupo está prácticamente inactivo. Cada tanto, algún intendente comparte un mensaje con un afiche de alguna actividad en su ciudad, como la Fiesta del Salame. El domingo pasado tuvo alguna actividad, pero sin relación sobre la gestión bonaerense: algunos saludaron a Teresa García por su cumpleaños. 

Lo que refleja el grupo de Whatsapp es el fuerte malestar que hay entre los intendentes del PJ -sobre todo los más poderosos del Conurbano- con el gobernador bonaerense.

La irritación de los alcaldes con Kicillof había quedado al desnudo ese mismo 27 de enero, el día que presentó en Merlo el plan "Escuelas a la obra". En el acto los únicos intendentes peronistas del conurbano que dijeron presente fueron el local Gustavo Menéndez, Mariel Fernández (Moreno) y Alberto Descalzo (Ituzaingo).

"Acordamos previamente quienes iban a ir al acto", recuerda a Clarín un intendente que ese lunes 27 también pegó faltazo. Otro agrega: "Es algo que no había pasado nunca, que se le hiciera un vacío al gobernador en un acto".

La molestia con Kicillof arrancó tras su triunfo en la elección de octubre. A partir de ahí empezó a atenderlos menos. Amable, se disculpaba con que estaba ocupado o con cuestiones de agenda.

Axel Kicilloff en un encuentro con intendentes peronistas de la Provincia, en diciembre pasado.

El primer cortocircuito fue porque los intendentes habían hablado con el gobernador de que el Ministerio de Seguridad debía quedar en manos justamente de algún alcalde. Alguien con experiencia política, liderazgo y que estuviera en condiciones de dejar su pago chico.

Algunos pensaban en Gustavo Arrieta, intendente de Cañuelas hasta diciembre pasado -su mujer Marisa Fassi quedó al frente del Municipio- y que ahora asumió en Vialidad Nacional.

Pero esa cartera caliente finalmente quedó para Sergio Berni. Kicillof argumentó a los intendentes que fue por decisión de Cristina Kirchner.

El malestar se potenció cuando el gobernador anunció a todo su gabinete. Ninguno de sus 13 ministros proviene del sector de los alcaldes. "En todas las gestiones peronistas siempre hubo al menos tres intendentes como ministros", rememora un viejo cacique del pejota.

Entre los intendentes el enojo crece día a día a raíz del propio estilo de Kicillof y de su administración. "En vez de llamarte un ministro te manda un mail su secretaria. Es un destrato", se queja un jefe comunal del Conurbano.

Del gabinete provincial entre los intendentes resaltan su solvencia técnica, pero también la carencia de experiencia política. "Les falta fogueo", describe un alcalde. 

Los intendentes aún no hablaron con Cristina Kirchner de su enojo con Kicillof. "Estamos a esto de hacerlo", dice un alcalde mientras separa su pulgar y su índice apenas unos milímetros. "Pero Alberto (Fernández) y Santiago Cafiero ya saben", añade.

Según las fuentes consultadas, Kicillof también mantendría una relación tirante con Sergio Massa -no hay ningún massista ministro- y con Máximo Kirchner.

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Se dice, por ejemplo, que Kicillof le ofreció directamente a la camporista Fernanda Raverta ser ministra de Desarrollo de la Comunidad. En buen romance: no lo habló antes con Máximo Kirchner, con lo que éste no considera que el gobernador le haya dado la cartera a La Cámpora.

Entre los intendentes del pejota se repite una máxima: que no es lo mismo gobernar a la Provincia que conducir al peronismo bonaerense. A Eduardo Duhalde le reconocen haber tenido ambos mandos; a Daniel Scioli​, solo gobernar. El mandato de Kicillof recién arranca. Se verá si finalmente se decide a agarrar esos dos controles.