Ganaron los gobernadores, pero La Libertad Avanza crece y El Jefe agita la picadora de boletos. Peleas entre aliados. Octubre y 2027, escenarios abiertos.
Por Adrián D'Amore
Los cuatro gobernadores aliados de la Casa Rosada salieron airosos de las elecciones legislativas provinciales celebradas este domingo en Salta, Jujuy, Chaco y San Luis, pero al menos tres vieron en sus narices el crecimiento de La Libertad Avanza, el armado federal rocambolesco que Karina Milei esculpe a mazazos con la reelección de su hermano, Javier Milei, como meta final.
A pesar de los elogios del jefe de Estado hacia su hermana, hablar de estrategia electoral suena a mucho cuando La Libertad Avanza abandonó el purismo en Chaco para cerrar trato con el radical Leandro Zdero, se presentó con lista única en Jujuy, jugó con dos boletas en Salta y en San Luis directamente debió apelar a un partido ajeno porque la pelea intestina obligó a los armadores porteños a prohibir el uso del sello violeta.
¿Hay un hilo conductor en ese desmadre?
Gobernadores en la cornisa
Dos lógicas paralelas se sobreimprimen a la hora de buscar elementos en común entre los cuatro comicios de este domingo, que se desarrollaron con sistemas electorales y boletas diferentes para elegir representantes en distritos que pusieron en juego la mitad de sus legislaturas. Vale apuntar que todas transcurrieron sin otra referencia nacional clara que la del Presidente, con Cristina Fernández de Kirchner sin poder de fuego para apuntalar a un kichnerismo sin tierra ni para combatir a un peronismo federal que la rechaza y con Mauricio Macri enfrascado en la campaña porteña con el barro hasta las rodillas.
Por un lado, los gobernadores Gustavo Sáenz(Salta), Carlos Sadir (Jujuy), Claudio Poggi (San Luis) y Leandro Zdero (Chaco) ganaron con holgura en sus pagos y se aseguraron mantener el control de sus parlamentos, pero saben que están durmiendo con el enemigo. La Libertad Avanza se convirtió en la principal fuerza opositora en Jujuy y en Salta, donde dio el batacazo en la capital, y en Chaco se enroló en la única alianza con un mandatario. Detrás de ese avance viene Karina Milei agitando la picadora de boletos con vistas a las elecciones ejecutivas de 2027.
El margen es angosto. Los gobernadores saben y sufren el electorado compartido con el Presidente. Por ejemplo, como publicó Letra P días atrás, en la capital salteña la imagen positiva de Milei alcanza el 55,7% y trepa al 58,5% si se mide la consideración sobre la gestión libertaria.
Encorsetados por el rechazo a la política que decanta en la adhesión a Milei y en el ausentismo electoral tanto como por la consolidación de La Libertad Avanza en sus distritos, los gobernadores resultan aliados de la Casa Rosada por necesidad y urgencia. Con cada paso que dan en favor de las iniciativas del oficialismo ganan una vida en el juego del calamar de la política del presente, pero no tienen claro si ocurre lo mismo hacia el futuro.
Elecciones 2027, allá vamos
Allí aparece el otro vector, de ribetes nacionales, que se despliega a la par del crecimiento libertario federal que puede acicatear más o menos a los poderes provinciales. Las contiendas de este domingo, vistas a la distancia, pueden asimilarse a los combates legendarios de catch televisado de Titanes en el ring: parece que pelean, pero es de mentirita.
Seguramente el cierre de listas para las legislativas nacionales será una prueba de hasta dónde llega el amor entre la Casa Rosada y los gobernadores, pero mientras tanto, en el tira y afloje provincial, tanto los mandatarios como el mileísmo ganan algo, parados sobre la fractura del peronismo y la dispersión de lo que el país conoció como Juntos por el Cambio.
La liga (inorgánica) de Karina Milei
Ese juego win win les permite a Karina Milei y a sus armadores en jefe, los primos Martín y Lule Menem, tener lo suficientemente cerca a un puñado de mandatarios para construir su propia red nacional de contención pensando en 2027 y en la reelección del Presidente.
Si el contrincante es, como esperan, CFK o un alfil que lleve su bandera hasta las últimas consecuencias en el altar de la polarización, el oficialismo sabe que tendrá a los gobernadores aliados de hoy también de su lado mañana. No importa si forman parte o no de La Libertad Avanza.
Si, por el contrario, el rival fuera un gobernador díscolo que pretendiera urdir un cordón sanitario frente a la ultraderecha a caballo de las necesidades de las provincias y de un discurso productivo opuesto al credo desregulador y liberticida del Presidente, sumar mandatarios en una liga inorgánica, pero atada por intereses concretos, puede resultar una maniobra preventiva que rinda frutos a la hora de la verdad.
En ese caso, los adversarios de este domingo pueden volver a ser los aliados de siempre. Desde la vereda de enfrente, hay quienes pueden confundirlos con rehenes.
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