Las identidades políticas se mudan a espacios más amplios que los partidos

Panorama político en Olavarría: El kirchnerismo se juega a ganar en primera vuelta.El Peronismo Federal, en una estrategia no acordada, plantea una disputa por dentro y por fuera del Partido Justicialista. Los radicales encontraron la manera elegante de preservar el radicalismo sin tener que abrir el partido. La familia de El Barba Bonetto recuperó el cuerpo que estaba desaparecido desde la dictadura.
Los políticos dicen que el tema de las candidaturas está postergado para después del Mundial de fútbol. Sin embargo, ésta ha sido una semana casi preelectoral.

Se conocieron encuestas que lo dan a Néstor Kirchner como ganador en primera vuelta, pero con dudas de que pase lo mismo en el balotaje. El kirchnerismo hace cálculos, supone que en junio llegaron a tocar el piso más bajo que podrían tocar, casi como el infierno dantesco, y que ahora les espera el cielo.

En la otra vereda del peronismo, Eduardo Duhalde amenaza con destruirlo para vengarse de lo que él considera una traición. Y cuenta con el potencial o real apoyo del peronismo disidente, entre ellos, el mejor posicionado de ese peronismo, que es Francisco de Narváez, quien ahora parece coquetear de nuevo con el caudillo de Lomas de Zamora. Es más, habla de atender el valor de la experiencia cuando hace apenas un año dejó en el camino a Aníbal Di Salvo y otros viejos duhaldistas porque su objetivo era reclutar gente nueva y no contaminada por la vieja política.

Dentro del Peronismo Federal está también Mario Das Neves, el gobernador de Chubut, un hombre que también amenazó con pelear la interna del PJ, que ha permanecido lejos de cualquier controversia que le pudiese haber ocasionado algún desgaste y que no tendría otro costo que el de su misma gestión por la cual ostenta una imagen tan alta como la de Kirchner antes del conflicto con el campo, y Felipe Solá, quien ya lanzó su candidatura presidencial por fuera del PJ.

Felipe viajó esta semana a Chubut, se entrevistó con Das Neves, tal como lo había hecho De Narváez, e hizo algunas declaraciones por lo menos sugestivas: "El futuro nos verá trabajando juntos", aunque no especificó si ese "futuro" sería 2011.

Ambos se lanzaron a la presidencia. Das Neves ya lo había hecho hace tiempo, Solá lo hizo formalmente esta semana, con lo cual definió la parte más importante de su estrategia. Otra nota importante es que Felipe compartió el avión con el ex ministro de Economía y actual asesor de Das Neves, Martín Lousteau, de lo que se podría inferir que en la política actual las cabezas están más peleadas que las segundas líneas.

El chubutense podría ser la prenda de negociación entre Kirchner y Duhalde si es que optan por no pelearse a muerte por el manejo del PJ. Es que Néstor podría quedarse solo con el partido porque nadie se animaría a una interna con quien tiene en sus manos todo el manejo del aparato electoral. Además, se sabe que Néstor capta un voto militante tanto para la general como en una interna, y eso solo le bastaría para ganar la compulsa partidaria.

Otro dato. Duhalde vaticinó esta semana que le ganaría a Kirchner en la provincia de Buenos Aires, pero no dijo nada para el resto del país

En ese territorio, el único que le podría dar pelea a Néstor debería ser un gobernador, y no en vano muchos peronistas disidentes están estrechando últimamente relaciones con Das Neves. Hasta el mismo De Narváez, quien lo tiene demasiado cerca, quizás a la par, a Daniel Scioli.

El Gobernador bonaerense elogió encendidamente la fórmula Kirchner - Kirchner, supuestamente porque o bien cree en ella, o porque no quiere ser Plan B, o porque se quiere quedar en la Provincia y tiene alguna certeza de ganar.

Por su parte Felipe Solá, lanzado como candidato dentro el espacio peronista pero por fuera del PJ, dentro de otra de sus estrategias, apostaría a juntar los votos peronistas que surjan del desgaste casi absoluto tanto de Kirchner como de Duhalde dentro de una eventual interna.

Acorralando a Eseverri

Todos estos son posibles escenarios nacionales que seguramente tendrán algún reflejo en lo local y seccional.

Precisamente, el peronismo K azuleño, en una arremetida casi histórica, ayer logró juntar a unos "doscientos" exponentes kirchneristas de la Séptima, calcularon los convocantes.

Entre ellos estaban el secretario de la Jefatura de Gabinete Nacional, Walter Abarca; la diputada Gloria Bidegain; el intendente de Tapalqué, Gustavo Cocconi; la concejal justicialista olavarriense, Adriana Capuano; Eduardo Santellán; concejales azuleños K, referentes de organizaciones gremiales y no gubernamentales y militantes, pero no asistió nadie del eseverrismo.

El objeto de la reunión fue el de conformar una corriente seccional del kirchnerismo, pero a la vez firmar un compromiso de apoyo "incondicional" a la candidatura de Néstor Kirchner para 2011.

A nadie se le puede escapar que detrás de esto se esconde una movida para acorralar a José Eseverri y a Alicia Tabarés para que se acoplen definitivamente a una estructura seccional o bien dejarlos solos.

Obviamente, este kirchnerismo de la Séptima no está convencido del alineamiento de José Eseverri a la conducción nacional, y no quiere saber nada con medias tintas, esto es, apoyar a Kirchner sin decirlo o enarbolando figuras alternativas como Daniel Scioli.

Por otro lado, Luis Conti, denarvaísta y presidente del PJ azuleño, se está juntando mucho con los K, y bien sabido es que éste apoya a Juan Atilio "Vasco" Barberena, un ex duhaldista que está con Scioli a través de Isidoro Laso, uno de los históricos a quien se lo sindica como el promotor del nombramiento de Edgardo Capelli como director provincial del Programa de Prevención de Enfermedades Cardiovasculares.

Capelli fue candidato kirchnerista en 2005 e integrante de una lista de Unión Pro, en 2007, una de las tantas que se cayeron antes de las elecciones del 28 de junio.

¿El Acuerdo Cívico es la nueva UCR?

La noticia tiene que ver con la queja del intendente de Junín Mario Meoni , y principal referente del cobismo bonaerense acerca de que unos 150 cobistas no iban a poder votar en las internas radicales.

Ayer, se levantó esa prohibición y otras más, con lo cual la UCR se está acercando rápidamente a una situación de amnistía total.

No será para esta interna, pero seguramente la del año próximo no presentaría sancionados por ninguna índole.

Por otro lado, el radicalismo ha encontrado la figura para volver a conformar el partido sin necesidad de entrar a los comités de la UCR.

El Acuerdo Cívico y Social es hoy una especie de Partido Radical integrado por quienes se fueron de los comités.

Siguen siendo radicales sin tener que aceptar las reglas del partido.

En fin, una suerte de disfraz al que concurren todos.

En tanto, la imagen de la UCR queda en pie ante la sociedad política, dejando la sensación de haber sancionado a quienes protagonizaron la diáspora centrífuga a otros espacios.

En realidad, el Acuerdo Cívico será el espacio panrradical al que van a ir a parar nuevamente todos los radicales que antes militaban en los comités.

La jugada no deja de ser astuta e inteligente, pero aporta muy poco a esto que pretende ser ahora una reivindicación de los partidos políticos.

Lo cierto es que hoy se juega una interna en una de las partes en la que se divide el radicalismo actual.

Algunos dicen que es solamente por las autoridades, pero muy pocos se atreven a negar que detrás de esta compulsa está la pulseada por las candidaturas electorales.

El hombre y el cuerpo

El Barba Bonetto tendrá la sepultura que le negaron durante más de treinta años

Hoy nada puede ser más importante que el haber identificado el cuerpo de un desaparecido.

El nombre de José Roberto "Barba" Bonetto pudo acoplarse a su cuerpo, un militante peronista desaparecido como tantos durante la última dictadura militar.

Nombre y cuerpo estaban dislocados, y mientras el nombre estuvo siempre en la memoria del pueblo y de la militancia que pudo sobrevivir a la dictadura, el cuerpo era uno de los 336 de los que estaban enterrados en esa fosa común de Banfield. Y se anduvieron buscando hasta que definitivamente se encontraron.

Todavía lo veo, parado contra la barra de la confitería Rodríguez, discutiendo con alguien de política cuando el escenario daba para otra cosa como tomarse una copa, conocer una chica, escuchar música... Pero no, El Barba hablaba de política y de cómo cambiar el mundo, porque éste, así como era, no le gustaba para nada.

Era una noche de invierno, de uno de los tantos crudos inviernos olavarrienses, típico de una ciudad mediterránea perdida en el medio de la pampa bonaerense. Se trataba de la víspera de algo importante, no sé si al otro día llegaba Perón o era otra cosa. La memoria me juega algunas agachadas, pero da igual.

Es que en aquel invierno de 1973 todo era portentoso, extraordinario, trascendente. El país atravesaba por etapas cruciales, al menos eso es que lo que creíamos nosotros quienes teníamos urgencia en definir las contradicciones dentro del peronismo y también las que denominábamos "de clase" en el país.

Queríamos eliminar de plano la brecha entre ricos y pobres sin pensar que veinte, treinta o casi cuarenta años después, esa brecha sería tan profunda como irritante. Una de las tantas amargas ironías nacionales.

Ana Julia y Martín, sus hijos, crecieron sin saber dónde llevarle una flor a sus padres. De a poco fueron sabiendo de ellos, quiénes eran, qué pensaban... Seguramente habrán sentido el desaliento para volver a esperanzarse nuevamente. Sus padres en algún lugar deberían estar y algún día los encontrarían.

Apasionado y a la vez tranquilo, aquella noche de 1973, El Barba hablaba permanentemente de lo que estaba pasando. El peronismo definía su interna entre la juventud y la burocracia sindical y política, y también los sectores cuasifascistas, prolijos o no, pero con un tremendo prejuicio macartista que terminaron alimentando o traccionando las fuerzas parapoliciales y paramilitares desde dentro y fuera del peronismo, a las que Perón calificó, ante una periodista del diario El Mundo, como los "anticuerpos de toda sociedad que se defiende de una agresión". El General era muy propenso a utilizar figuras de la biología para explicar algunos hechos sociales.

Todo era importante durante aquel invierno, desde la asunción de Cámpora hasta su renuncia, desde el regreso de Perón hasta su enfrentamiento con los jóvenes, algo que El Barba y por supuesto muchos como él no esperábamos. Pero Perón era un bombero piromaníaco: encendía fuegos y luego se ofrecía a apagarlos.

Ana Julia y Martín ya confirmaron que su padre fue asesinado y enterrado con otros jóvenes militantes como ellos, consagrando casi un símbolo del pensamiento rector de aquella generación que creyó en la construcción colectiva y rechazó de plano todo lo que tuviese que ver con el individualismo.

En aquel invierno todo era importante. Es posible, entonces, que esa noche en Rodríguez fuese la víspera del regreso de Perón o cualquier otra cosa que sirviera para movilizarse y para hacer de la historia una construcción colectiva. Y El Barba trabajaba para esa idea, con todos los errores políticos de quienes creíamos que por concebir un objetivo ya estaba hecho.

Había una exagerada confianza en que la fe en los objetivos garantizaría llegar, y se desechaba la política como la astucia necesaria para maniobrar y ganar espacios. Se suponía que nadie podría revelarse a la verdad del nuevo mundo que ofrecíamos, simplemente porque lo habíamos pensado para todos y en similares proporciones, es decir, no habría ni opulentos ni desposeídos.

Pero pudo más la fuerza de la ultraderecha peronista o militar que la misma promesa revolucionaria.

La criminal represión de la dictadura potenció el miedo de los demás y el afán de supervivencia se erigió definitivamente sobre el deseo de libertad y dignidad.

La dictadura detuvo, mató, secuestró y desapareció a jóvenes como El Barba Bonetto, Jorge Fernández, Alfredo Maccarini, el Negro Moreno..., tipos diferentes, idealistas, capaces de querer arreglar el mundo aun en los espacios en los que generalmente uno se va a quitarse momentáneamente la gravedad del mundo.

El Barba y toda aquella militancia creía que el nuevo país más justo, más libre y solidario estaba ahí nomás. Pero a la vuelta de la esquina esperaba, sin embargo, la represión más criminal y demencial de toda la historia. Esa misma que condenó a los hijos de detenidos-desaparecidos como Ana Julia y Martín Bonetto a buscarlos denodadamente, a oscilar permanentemente entre la esperanza y el desaliento, y a sentir cosas

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