Horacio Rodríguez Larreta volvió del Sur y retomó la actividad, pero sigue la tensión en la Ciudad por los chats filtrados

Horacio Rodríguez Larreta volvió del Sur y retomó la actividad, pero sigue la tensión en la Ciudad por los chats filtrados

Tras volver de Cumelén, le informó a su equipo sobre la situación de Marcelo D’Alessandro, quien pidió licencia temporaria; hay ruidos internos por la decisión

 

Matías Moreno

Horacio Rodríguez Larreta tomó una de las decisiones más trascendentes desde que asumió al frente de la gestión de la Ciudad durante su estadía en el country de Cumelén, en Villa La Angostura, donde mantuvo varias conversaciones con su exjefe político: Mauricio Macri. La escalada de la crisis política en su Gabinete por las filtraciones ilegales de presuntos chats del ministro de Justicia y Seguridad, Marcelo D’Alessandro, derivó en una licencia temporaria por parte del funcionario.

Bajo presión, Larreta empujó con disimulo a D’Alessandro a consensuar una salida decorosa para evitar un mayor desgaste. El viernes, tras una cumbre virtual con su mesa chica en la que se evalúo el costo político del escándalo, le pidió que saliera a aclarar la cuestión. Y, apenas 48 horas después de ese cónclave vía Zoom, acordaron que se correría del cargo durante dos o tres meses. Larreta buscó una vía alternativa entre la renuncia y la ratificación en el cargo, en un intento de descomprimir la creciente tensión interna. Lanzado en la carrera presidencial, pretendió hacer control de daños y frenar la sangría ante una amenaza de tormenta. Pero la jugada para desactivar el conflicto dejó secuelas en el esquema de poder del larretismo.

El alcalde regresó ayer al distrito porteño y retomó su actividad oficial. Pese a que D’Alessandro ya comunicó que se apartará de manera transitoria de su cargo para “contener” a su familia y preparar su defensa ante la difusión ilegal de conversaciones suyas, el clima en el seno del gobierno de Larreta sigue tenso. Es que el corrimiento de D’Alessandro, un funcionario clave en el esquema de poder de Larreta por sus vínculos con la Justicia y su pulso político para comandar a la Policía de la Ciudad, generó un cimbronazo en Uspallata. Con el correr de las horas, quedaron en evidencia las distintas visiones que existieron entre los estrategas del alcalde sobre la resolución del conflicto. Hubo reproches por el manejo de la crisis política desatada a raíz de la difusión ilegal de los presuntos chats.

La continuidad de D’Alessandro en su cargo había quedado bajo la lupa de Larreta desde que trascendió que compartió un viaje con jueces, fiscales y empresarios a la estancia de Joe Lewis, en Lago Escondido. En el larretismo consideran que el ministro fue imprudente al irse al sur con esa comitiva. Es más, califican esa travesía como el “pecado original”. “Esto [por el caso de los chats] nos podía generar un daño a todos. Y no sabemos cuándo va a parar”, admite un alto funcionario de la Ciudad. Por eso, aceleraron la decisión. Felipe Miguel, jefe de Gabinete, adelantó su regreso a la Ciudad una vez que le informaron que la cartera de D’Alessandro quedaría bajo su órbita. La alternativa de que pidiera licencia surgió de las últimas negociaciones. Con la decisión tomada de avanzar por esa vía, Larreta y su equipo apuraron el anuncio: “Se iba a filtrar y podía salir de la peor manera”, justificó un funcionario al tanto de las tratativas.

De regreso en la Capital, Larreta encabezó una reunión de Gabinete. Apenas inició la cumbre, desglosó brevemente frente a sus ministros los argumentos del corrimiento de D’Alessandro. “Fuimos víctimas de una nueva operación del kirchnerismo, usando el espionaje ilegal y manipulando la información para atacar y perseguir a quienes no piensan como ellos”, afirmó Larreta tras una recorrida por escuelas de verano en San Telmo. Insistió en que confía en su ministro, pero prefirió no hablar sobre el contenido de los chats adjudicados a D’Alessandro. Se limitó a decir que “no se haría eco de ninguna información que surja de un espionaje ilegal”.

Entre los colaboradores de Larreta consideran que el corrimiento de D’Alessandro de la gestión –aún no está definido si será hasta marzo- le permitirá abocarse a recopilar documentación para explicar la cuestión de los chats. “Confiamos en que va a desmontar esta falsedad. Y eso lo puede poner en un lugar de mayor fuerza”, dice uno de los funcionarios porteños que participaron de la discusión sobre el caso. En la trastienda del debate sobre la continuidad del ministro, tanto aliados de Larreta como emisarios del círculo rojo hicieron sentir su presión.

Elisa Carrió fue la principal escudera de D’Alessandro, con quien tiene un vínculo estrecho. Le pidió a Larreta que no lo aparte para no convalidar una maniobra de inteligencia ilegal. Carrió no fue la única socia del jefe porteño que pidió apuntalar al ministro. Diego Santilli alzó la voz en los debates internos para defenderlo. Quienes frecuentan a Santilli percibieron su disconformidad con el apartamiento: pedía sostenerlo. En sintonía con Carrió, sospecha que el kirchnerismo está detrás de las filtraciones ilegales para instalar que la vicepresidenta fue condenada a seis años de prisión producto de una supuesta conspiración política y judicial. “Esto recién empieza”, dicen cerca de Santilli, cuyo celular también fue hackeado. En las filas del larretismo también se escucharon críticas por la reunión virtual del viernes que organizó el jefe porteño para analizar el caso junto a sus asesores de confianza, horas después de una nueva filtración ilegal de supuestos chats del ministro. Consideran que fue un manoseo y que la difusión de esa reunión acrecentó la presión sobre D’Alessandro. “Nadie le pidió a Marcelo que se fuera. En ese Zoom hubo un criterio unificado, lo respaldamos”, comenta un larretista paladar negro.

Desde Brasil, donde descansa antes de que arranque la campaña electoral, Patricia Bullrich evaluó las implicancias del caso. Quienes la conocen dejan trascender que cuestionó la solución intermedia de Larreta, su contrincante en la interna de Pro. La exministra de Seguridad también es blanco de las críticas por las denuncias que comprometen a su exmano derecha, Gerardo Milman.

Poco y nada se supo de las charlas entre Macri y Larreta en Cumelén. El jefe porteño contó que evaluaron con preocupación la embestida del kirchnerismo contra la Corte. En el larretismo descartan de plano que Macri haya sugerido correr a D’Alessandro. En charlas cerradas no ocultó su optimismo tras el cónclave en el Sur: “Me fue muy bien”, deslizó. En cambio, laderos de Macri relativizan esos contactos: remarcan que fue un diálogo de “mantenimiento”, sin visos claros de un posible acuerdo. Y que el exmandatario entiende que el caso de D’Alessandro es un asunto de gestión que debía resolver Larreta. “Se mete en lo estratégico, no en lo táctico”, comenta uno de sus interlocutores habituales. En ese sentido, sugieren que el expresidente no estaba conforme con la incorporación de Martín Redrado al Gabinete porteño. Pide respetar al equipo económico de Pro que diseña un plan para 2023 y confía en Luciano Laspina, Hernán Lacunza y Guido Sandleris.

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