Fanático de Giunta y del boxeo, militante universitario, y uno de los mimados por Cristina: quién es el nuevo ministro de Salud bonaerense

Fanático de Giunta y del boxeo, militante universitario, y uno de los mimados por Cristina: quién es el nuevo ministro de Salud bonaerense

Nicolás Kreplak reemplazó esta semana a Daniel Gollan. Infobae reconstruyó su historia personal entrevistando a familiares, amigos, y funcionarios de su cartera.

Antes que nada es un militante”, resume una de las personas que estuvo más cerca del flamante ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires durante la última década. Nicolás Kreplak sonó como posible reemplazo de Ginés González García, tras el escándalo del vacunatorio VIP, y hasta fue medido como candidato a diputado, pero terminó donde siempre quiso estar. “Fue un proceso natural de ascenso desde su militancia universitaria. El prefería ser ministro de la Provincia porque es un puesto donde se aplican medidas sanitarias, Nación se encarga de administrador los recursos”, define un allegado al nuevo ministro de Axel Kicillof.

Kreplak se forjó como militante cuando estudiaba medicina en la UBA. De hecho, fue uno de los creadores de la agrupación “Síntesis” con varios de sus actuales colaboradores. El nombre de la agrupación provenía de la teoría hegeliana, según la cual el pensamiento va avanzando desde una afirmación inicial o tesis, a la que se opone una segunda idea o antítesis y con lo cual se llega a una afirmación nueva o “síntesis”.

Su hermano Ernesto, por entonces militante de la agrupación “NBI”, y sus padres tuvieron mucho que ver con esos primeros pasos en la militancia. El clima de época, con el comienzo del gobierno de Néstor Kirchner, también colaboró. “Sus padres eran médicos pero en su casa se hablaba mucho de política”, cuenta Victoria Anadón, su cuñada y a la vez una de las personas que lo acompañó durante toda su carrera.

“Síntesis se creó en la época de la Carpa Blanca que estaba en la puerta de la Facultad. Eramos todos estudiantes que queríamos discutir la formación de los médicos. No encontrábamos un partido que nos contenga. Eramos un poco de izquierda y había algunos compañeros peronistas”, describe Salvador Giorgi, actual jefe de Gabinete de Kreplak y compañero desde la militancia universitaria.

La agrupación de Kreplak jugaba en tandem con otras agrupaciones como “NBI” en Derecho, donde militaban Mariano Recalde, “Wado” De Pedro y su hermano Ernesto, y “TNT” en la Facultad de Económicas, donde ya emergía la figura de Axel Kicillof.

“Síntesis” se presentó en varias elecciones de la Facultad de Medicina, para intentar disputarle la centralidad a la Franja Morada, aunque apenas puedo arañar un tercer puesto. En la boleta aparecía con una “S” alargada, emulando la “Z” del Zorro, un personaje que poco tenía que ver con Hegel.

Con el tiempo, se transformó en “Síntesis de La Cámpora”, como muchas otras agrupaciones universitarias que abonaban al kirchnerismo, y luego hubo un proceso de fusión natural. Kreplak nunca tuvo un lugar en la estructura orgánica de La Cámpora, pero igualmente se transformó en el conductor natural de su rama sanitaria.

Su infancia transcurrió en una familia de clase media porteña. La primaria la cursó en la escuela “Manuel Láinez”, a metros de Olleros y Cabildo. Todavía mantiene aquel grupo de amigos. Ninguno participa en política. En ese chat de WhatsApp, donde se habla de fútbol y de asados, es más conocido como “El Cabezón”.

Hincha fanático de Boca, siempre tuvo de referente a Blas Giunta, el mediocampista que repartía patadas en la década del 90. El fútbol no era lo suyo. Tampoco las brasas ni la parrilla. Hace poco quiso deleitar a sus amigos con las fotos de su nueva parrilla eléctrica y tuvo que soportar las cargadas durante varios días. “Nicolás es un tipo solidario, de gran corazón, y es mi médico de cabecera”, bromea Federico Pollevick, un amigo de la infancia, en alusión a su apodo.

Cuando terminó la escuela primaria, Nicolás y su hermana menor se mudaron junto a su mamá, recién separada de su papá, a la ciudad de General Roca (Río Negro). Los dos hermanos mayores, Ernesto y Mariano, se quedaron en Buenos Aires con su padre, también médico.

Kreplak cursó toda la secundaria en la escuela “Del Sur” de General Roca. Ahí conoció a su esposa, con quien tiene dos hijas. “Están hace más de dos décadas juntos, con algunas intermitencias”, cuenta un allegado a la familia.

Finalizado el colegio, Kreplak regresó a Buenos Aires a estudiar Medicina en la UBA. Su mamá y su hermana lo acompañaron en esa nueva etapa.

En 2011, tuvo su primer cimbronazo emocional con la muerte de su mamá, una médica de profesión con especialidad en psiquiatría. Mónica no pudo superar un cáncer y se fue a los 55 años.

El año pasado tuvo otro golpe duro: apenas comenzó la pandemia, murió Federico Kaski Fullone, uno de sus mejores amigos con el que había compartido la militancia desde la agrupación “Síntesis”. Kaski también era médico y funcionario. Tenía apenas 40 años. “Chau hermano del alma, vamos a seguir tu senda con el mismo amor y fuerza que nos enseñaste”, le dedicó en sus redes sociales.

Kreplak debutó en la función pública durante el segundo mandato de Cristina Kirchner. No fue en el Ministerio de Salud de la Nación, como muchos creen, sino en el Ministerio de Justicia, de la mano de su hermano Ernesto, que en ese momento era funcionario.

Nicolás trabajó en el área de Salud Mental del Servicio Penitenciario Federal y participó de la creación del Programa Interministerial de Salud Mental Argentino (PRISMA). “Trabajabamos en una oficina a la vuelta del Ministerio. Fue una linda experiencia y terminamos publicando un libro que se llamó “Atención y cuidado de salud de las personas privadas de su libertad”, recuerda Salvador Giorgi, su amigo de la militancia universitaria y actual jefe de Gabinete del Ministerio.

Su segundo destino, todavía menos conocido, fue en el área del salud de la Autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo (ACUMAR). No duró mucho. En julio de 2014 aterrizó en el Ministerio de Salud de la Nación de la mano de Daniel Gollan, designado por entonces como secretario de Salud Comunitaria. “Venite ya para el Ministerio de Salud, voy a ser subsecretario”, le dijo a su amigo Giorgi.

En febrero del año siguiente, Gollan reemplazó a Juan Manzur y Kreplak asumió como viceministro. “Fue un año complicado, terminamos con los allanamientos en el Ministerio por la causa de Qunita y luego vinieron las elecciones”, recuerda uno de los funcionarios que lo acompaña desde ese momento.

Kreplak terminó siendo uno de los funcionarios procesados por la compra de esos kits para embarazadas. “Lo sufrió mucho en términos personales, además tenía su casa embargada y no se podía mudar, pero nunca se quebró”, destaca otro de sus laderos. Recién hace dos semanas, al borde del juicio oral, el Tribunal Oral Federal 1 lo sobreseyó junto al resto de los imputados. Fue después de un dictamen de la fiscal Gabriela Baigún, quien había considerado que no se pudo probar un fraude a la administración pública ni un direccionamiento de la licitación.

Luego de ese fallo favorable, Kreplak confirmó que se está analizando la posibilidad de retomar el Plan Qunita. “Estamos viendo distintas posibilidades y alternativas como para poder hacerlo. Y con Nación también. Hay mucha voluntad de hacerlo”, dijo en una entrevista radial.

La derrota electoral del kirchnerismo en las elecciones presidenciales de 2015 fue una bisagra. “Fue una noche muy triste, nos juntamos en Plaza de Mayo y ahí nos enteramos del resultado”, recuerda Leticia Ceriani, actual funcionaria del Ministerio de Salud bonaerense.

Kreplak volvió a su trabajo en el Hospital Ramos Mejía, donde hizo su residencia en clínica médica, a la docencia universitaria en la Universidad de José C. Paz, y a la militancia desde el llano.

Al poco tiempo surgió la idea de crear la Fundación “Soberanía sanitaria”, una suerte de usina de ideas que trabajaba en coordinación con La Cámpora y el Instituto Patria.

Una pequeña oficina ubicada en Florida y Corrientes, que sigue funcionando, se convirtió en un refugio para la militancia y fue sumando adeptos de todo el país. En los años del macrismo, la Fundación organizó cursos, diplomaturas, charlas, y decenas de informes sobre temas de actualidad, siempre con una mirada militante. En la web hay decenas de informes sobre mortalidad infantil, el plan Remediar, el funcionamiento de las prepagas, y hasta del plan Qunita.

Otro dato poco conocido: desde la Fundación, Kreplak dirigió un documental sobre el acceso a la salud que se llamó “La Insubordinación de los Privilegiados”.

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Sus amigos y familiares entrevistados por Infobae coinciden que en ese período (2015 a 2019), estando en el llano, Krepak se consolidó como militante. Para entonces ya tenía contacto directo con Cristina Kirchner. De hecho, en diciembre de 2016, la invitó a participar en el cierre del Tercer Encuentro Nacional de Salud que se llevó a cabo en la Universidad Nacional de Lanús. “En la época de la Fundación empezó a tener cada vez más diálogo con Cristina. La relación se intensificó durante la pandemia. Hoy hablan muy seguido. Ella lo llama y le consulta sobre los temas de salud. A veces hablan por teléfono y otras se juntan en persona”, resumió uno de los funcionarios que trabaja junto a Kreplak.

Su cercanía con Cristina lo puso en la mira de la oposición y de algunos sectores de poder. En ese mundo le adjudican ser el “autor ideológico” de la reforma del sistema de salud mencionada por la vicepresidenta en los últimos meses. “No es algo nuevo, en la revista de la Fundación ya hablábamos de ese tema. Fuimos cambiando el eje discursivo. Ahora no hablamos de estatizar al privado, ni que desaparezcan las obras sociales ni las prepagas. Tiene que ser un sistema más solidario, con un Estado fuerte”, contestan en su entorno.

Sus detractores le endilgan que “no es un médico valorado desde el punto de vista académico” y que tiene “ADN kirchnerista”. “En todas las discusiones quiere imponer su verdad”, afirmó un funcionario que no reporta en el mundo K.

La elección de 2019 fue otro quiebre en su carrera. “Las mesas testigos nos daban desde temprano un resultado que no esperabamos. Cuando festejamos, ese mismo día, me acuerdo que decíamos entre nosotros ‘nos vamos a la Provincia’, porque nuestro proyecto era con Axel”, recuerdo su jefe de Gabinete.

Kreplak fue nombrado otra vez como vice de Gollan. Al poco tiempo vino la pandemia, que le dio una exposición mediática y política imprevista. Pese a todo, siempre mantuvo los pies sobre tierra, coinciden en su entorno. Y logró mantener su vida privada bien resguardada. “Hay que endurecerse sin perder jamás la ternura”, repite en su intimidad, una frase que le adjudican al Ernesto “Che” Guevara.

En los pocos ratos libres que tiene desde que arrancó la pandemia disfruta del cine y alguna buena novela. También es fanático de la música brasilera y de artistas como Chico Buarque. Esa relación con la bossa nova la heredó de su mujer, que tuvo que emigrar a Brasil junto a su familia durante la dictadura militar.

Como funcionario, todos lo definen como un obsesivo del trabajo. “Esto es guardia activa las 24 horas”, nos repite todo el tiempo dice Anadón, actual subsecretaria Técnica, Administrativa y Legal del Ministerio de Salud. Y agrega: “Nicolás trabaja prácticamente todo el tiempo. Durante la segunda ola, cuando faltaba oxigeno o teníamos alta ocupación de camas, hemos tenido varias charlas de madrugada”.

Su clave a tierra es el boxeo. Comenzó hace poco, de la mano de su hermano Ernesto, en el gimnasio del ex boxeador Miguel Ángel Castellini. Ya sumó una bolsa en su casa y no falta mucho tiempo para que lleve otra a su despacho. “Hagan ejercicio, te despeja la mente”, les recomienda a sus funcionarios.

La carrera política de Kreplak tiene algunas fechas imborrables como el 9 de diciembre de 2015, el día de la despedida de Cristina Kirchner como presidenta. “Fuimos caminando desde el Ministerio de Salud a la Plaza de Mayo, era nuestro último día en el Ministerio, fue un día muy especial”, cuenta su actual jefe de Gabinete. El cierre de la campaña de Daniel Scioli en Tecnópolis, ese mismo año, tampoco fue un momento grato. “No nos dejaban pasar, casi nos quedamos afuera”, cuenta uno de los amigos.

Entre las imágenes más agradables aparece el recordado acto de Néstor Kirchner en el Luna Park, en septiembre de 2010, poco tiempo antes de su muerte. “Me llamó emocionado para que vaya a buscar tres entradas y estuvimos en la primera fila”, cuenta Salvador Giorgi. “Alguno tiene que ser ministro de Salud algún día”, repetían en aquella época.

Esta semana, Kreplak finalmente aterrizó en el cargo que siempre había soñado. En el kirchnerismo muchos ya le ven proyección para algo más. “Su ambición es transformar el sistema de salud, para eso está en el lugar indicado”, relativizan en su entorno.

 

Por Nicolás Pizzi

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