La estrategia de Alberto Fernández para dejar atrás el escándalo de la fiesta en Olivos y retomar la iniciativa en la campaña electoral

La estrategia de Alberto Fernández para dejar atrás el escándalo de la fiesta en Olivos y retomar la iniciativa en la campaña electoral

Tras las críticas, inclusive de dirigentes del Frente de Todos, el Presidente encabezará hoy un acto de unidad junto a Cristina Kirchner y Sergio Massa y, en los pocos días que quedan hasta las PASO, asumirá un rol protagónico.

Alberto Fernández levantó la voz para defenderse y redoblar la apuesta frente a las críticas que le llovieron por responsabilizar a su mujer Fabiola Yáñez por la fiesta de cumpleaños organizada en la Quinta de Olivos, en plena pandemia y cuando gran parte del país cumplía con una cuarentena estricta.

“El único responsable soy yo: me hago cargo, doy la cara y me pongo al frente de todo esto. Y si alguno piensa que me van a hacer caer por un error que cometí, sépanlo, me fortalecen, me generan más fuertes convicciones, aumentan mi compromiso con ustedes”, dijo en un discurso que, si no fuera por el contenido, tenía un claro tenor electoralista.

En esta oportunidad fue un pedido de disculpas opacado por el enojo que denotó su voz, sus expresiones y su intencionalidad en el mensaje. Al Presidente le molestaron los cuestionamientos que surgieron de todos los sectores del arco político, incluso dentro del Frente de Todos, y de parte del periodismo, por la forma en la que presentó sus disculpas, poniendo en el foco a su mujer.

Aún así asumió la responsabilidad en primera persona por haber realizado un cumpleaños en la residencial presidencial y mientras la mayoría de los argentinos estaban encerrados en sus casas o, en el peor de los casos, buscando consuelo por no poder despedir a sus familiares muertos por el impacto de la pandemia.

La estrategia para controlar daños fue variando a lo largo de los días. Los ministros del Gobierno pidieron disculpas el último viernes, un día después de que estallara el escándalo por la filtración de la foto. Ese mismo día por la tarde el Presidente asumió el error, pero inculpó a su mujer.

El sábado Fabiola Yáñez estuvo en la primera fila de un acto político encabezado por Fernández en Misiones, donde el Jefe de Estado no hizo mención a la fiesta en Olivos. El lunes el Presidente asumió la responsabilidad y apuntó contra la oposición y sus críticos. Uno de ellos, el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni. Este martes el tema quedará definitivamente atrás. Al menos, es lo que intentarán.

El mensaje que el Presidente emitió ayer en La Matanza intentó ser el final del escándalo dentro de la agenda mediática del gobierno nacional. A partir de hoy el foco volverá a centrarse en la campaña electoral y en trabajo artesanal de juntar votos a través del convencimiento, la seducción y las promesas.

Los principales referentes del Frente de Todos estarán presentes, a partir de las 15, en la Isla Maciel, en Avellaneda, para respaldar al Jefe de Estado y dar un mensaje de unidad en el punto de partido de la recta final. En tres semanas los argentinos concurrirán a las urnas para votar en las PASO. El Gobierno quiere mostrarse unido y compacto frente a la adversidad.

Alberto Fernández compartirá escenario con Cristina Kirchner, Sergio Massa y Axel Kicillof. La primera línea de la coalición se mostrará junta en el último día previo al comienzo de la prohibición para ser actos públicos en tono electoral.

En los pocos días que quedan hasta la elección el Presidente asumirá un rol protagónico. La apuesta del Gobierno es el que el volumen que tomó el operativo de vacunación, que derivó en la decisión de flexibilizar actividades sociales, deportivas y culturales, genere un impacto positivo en el electorado y, en consecuencia, en las urnas.

Pero el escándalo por la fiesta de cumpleaños de la mujer del Presidente le puso al resultado de los comicios legislativos un sello de incertidumbre. Las vacunas suman, la economía resta y la foto cumpleañera puede generar un efecto en los electores del que aún no se tiene real dimensión. Esa es la cuenta que sacan en el oficialismo mientras cierran filas para solidificar la estructura del gobierno.

Fernández recibió el apoyo de todos los sectores de la coalición en la últimas horas. Fueron mensajes públicos y concretos. Sergio Massa dijo que el Presidente “pidió perdón en 24 horas pero Mauricio Macri nunca pidió perdón por su fracaso”. Y agregó: “Quienes pretenden construir la alternancia de gobierno, lo único que hacen es esconder al señor que fracasó y cruzar candidatos de un lado al otro para ver si pueden disimular ese fracaso”.

El secretario general de La Cámpora y ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires, Andrés “Cuervo” Larroque, aseguró: “Vamos a tener una batería de operaciones permanentes de la oposición porque se quedaron sin agenda. Lo central es separar la política pública de lo que puede ser una conducta personal. Siempre es fundamental que esas cuestiones sean homogéneas”.

En esa lista de referentes del espacio se sumó el ex ministro de Defensa, Agustín Rossi, que fue desplazado por Fernández del Gabinete, pero que prometió mantenerse dentro del proyecto político.

“Es una barbaridad, algo inadmisible que alguien le pida el juicio político al Presidente por ese hecho que fue un error y por el cual ya pidió disculpas. Está claro que la oposición utiliza la foto para tratar de descalificar al Gobierno nacional por algunas políticas que a ellos no les gustan”, precisó.

En todos los casos la estrategia de comunicación fue la misma: correr del foco de la discusión el escándalo por la foto de cumpleaños en la Quinta de Olivos y subir al ring a la oposición, en especial a Juntos por el Cambio, para retomar la dinámica de confrontación permanente que tiene impresa la campaña electoral.

A partir de ahora el Gobierno buscará enfocarse en la pospandemia. El comienzo de una nueva etapa en la que el coronavirus quede atrás. Lo hará desde lo discursivo, pero también desde los hechos. En esa línea están las flexibilizaciones en las actividades comerciales y las reuniones sociales que quedaron expuestas en el último DNU.

Ahora, más que nunca, Alberto Fernández necesita desandar ese camino. Están más que claros los motivos.

 

Por Joaquín Mugica Díaz

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