El más buitre de todos la juntó con pala con el guiño oficial

El más buitre de todos la juntó con pala con el guiño oficial

NML Capital pagó 177 millones de dólares por los bonos argentinos y recibió 2426,6 millones, un 1270 por ciento más.

A finales de 2008 Estados Unidos entraba en recesión, la crisis internacional golpeaba con fuerza sobre la economía local y el gobierno argentino anunciaba uno de los primeros paquetes de medidas para sostener la demanda interna y proteger los puestos de trabajo afectados por el viento de frente. Habían pasado siete años del estallido de la convertibilidad y tres del primer episodio de la reestructuración cuando NML Capital realizó una de las compras más redituables de bonos de la deuda argentina en default. Entre el 29 de octubre de 2008 y el 25 de agosto de 2009, Paul Singer desembolsó 2,4 millones de dólares para hacerse con un paquete de títulos de deuda en default por un valor nominal 15,3 millones de dólares. El buitre más agresivo pagó, en promedio, 15,5 centavos por cada dólar pero las operaciones más atractivas con los bonos Global 2009 se registraron el viernes 5 de diciembre. Apenas unos días antes de que concluyera el vertiginoso primer año de la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner esos papeles defolteados costaban solo 10 centavos de su valor nominal. Las adquisiciones a precio de remate no fueron una anomalía sino la regla en la estrategia buitre sobre la que hasta ahora no existían precisiones. Página/12 tuvo acceso a una investigación del economista Martin Guzmán que ofrece un detallado cálculo de los exorbitantes beneficios logrados por el fondo más agresivo el viernes pasado cuando el gobierno de Mauricio Macri materializó el acuerdo económico firmado con esos acreedores litigantes. De acuerdo a esas estimaciones que serán publicadas por el Centre for International Governance Innovation (CIGI) de Canadá, el buitre NML Capital pagó 177 millones de dólares por todos sus bonos argentinos y recibió 2426,6 millones de dólares: una rentabilidad global de 1270 por ciento, sin contabilizar los honorarios de sus asesores legales que también serán asumidos por el país. Levemente por debajo de las pretensiones buitres originales, la suculenta transferencia alcanzó para que Singer defina a Macri como “el campeón de las reformas económicas” en el último número de la revista Time.

El meticuloso trabajo de Guzmán ofrece una precisa pero conservadora estimación de las exorbitantes ganancias obtenidas por los fondos buitre. Para realizar sus cálculos el docente de la Universidad de Columbia cotejó los datos sobre las fechas de compra de los títulos argentinos en default declarados durante el juicio por los abogados carroñeros, con los datos provistos por el sistema de información financiera de Bloomberg sobre los precios de esos papeles en los mercados secundarios a lo largo de los períodos en los que fueron comprados. Las transacciones para las que existen detalles sobre la fecha y los montos son escasas. De hecho, en la mayoría de los casos Singer no declara la compra exacta por día sino un período de tiempo. Por caso, Guzmán estimó que para aquellas compras declaradas por ese fondo buitre en 2008, el acuerdo alcanzado con el gobierno de Macri representa una ganancia de 1450 por ciento (ver aparte).

Una década en el shopping

Más allá de su justificada fascinación con las nuevas autoridades, NML Capital nunca fue un inversor genuino. Las escasas compras de títulos que se registraron antes del default no estuvieron motivadas por la confianza que imprimían las “reformas económicas” implementadas por el fallido gobierno de Fernando de la Rúa. Consciente de la crisis inminente, Singer comenzó a comprar sus primeros bonos a mediados de 2001. Faltaban 75 días para que una Argentina en crisis declarara formalmente un default cuando NML inició uno de sus más tempranos procesos de compra de bonos de la deuda externa. “La situación económica del país es comprometida, la situación social es seria, los dolores del pueblo son los nuestros y la política pasa por un momento de incertidumbre y complejidad. La situación nos ha convertido en una nación apesadumbrada. Hace años que esperamos un milagro que nos devuelva nuestra riqueza. Pero no hay milagros. Hablemos con la verdad, es hora de defender la Patria”, lanzó el presidente De la Rúa, en la mañana del 9 de julio de 2001 al finalizar un acto por conmemoración del 185º aniversario de la Independencia. Ese día NML inició uno de sus primeros proceso de compras de bonos.

Sin embargo más del 90 por ciento de las transacciones declaradas a lo largo de la disputa legal por los abogados de NML Capital se hicieron luego del default. Los datos reconstruidos por Guzmán revelan que en esas operaciones el fondo buitre desembolsó un precio promedio de 28 centavos por cada dólar de valor nominal. Las compras informadas a la justicia se extienden hasta julio de 2010 cuando el 92,4 por ciento de los pasivos en cesación de pagos ya habían sido reestructurados. Durante todo ese proceso de adquisiciones rapaces, Singer desembolsó aproximadamente 177 millones de dólares para hacerse de su paquete de bonos argentinos en default.

A partir de ahí la historia es conocida. Con esas apuestas recurrió a las cortes de Nueva York para accionar contra la Argentina. Hallaron un sistema judicial permeable que acompañó todos sus reclamos ante la oposición del anterior gobierno para validar sus exorbitantes pretensiones. Como parte de su estrategia para lograr la reinserción plena del país en la lógica del sistema financiero internacional, el nuevo equipo económico encabezado por Alfonso Prat-Gay buscó apresurado alcanzar un acuerdo. NML Capital dio su visto bueno a fines de febrero. El anteúltimo paso tuvo lugar el martes pasado cuando para financiar ese convenio el Ministerio de Hacienda y Finanzas realizó la emisión de deuda externa por 16.500 millones de dólares. Fue la colocación más grande de los últimos quince años para un país emergente.

El ciclo se cerró anteayer cuando la cuenta bancaria de NML Capital, subsidiaria del hedge fund Elliott Management, recibió la transferencia por 2426,6 millones de dólares, casi trece veces el monto comprometido en la inversión original. Singer recibió así cuatro de cada diez dólares abonados el viernes y la cuarta parte del desembolso total que se completará en la semana entre el resto de los buitres que accedieron a la propuesta oficial.

Y ahora, ¿quién podrá reestructurar?

Guzmán considera que Argentina debía encontrar una solución a la prolongada disputa. Con los resultados de sus estimaciones, el investigador considera que los retornos obtenidos por el fondo buitre liderado por Singer, magnate neoyorquino y generoso contribuyente del Partido Republicano, “son exorbitantes”. El economista que trabaja con el ganador del premio Nobel, Joseph Stiglitz, enfatiza los riesgos asociados al inicio de un nuevo ciclo de endeudamiento indiscriminado en el país pero su principal preocupación es el impacto que tendrá el acuerdo sobre el mercado financiero internacional. Junto con Stiglitz advierten que el acuerdo promovido por el gobierno de Mauricio Macri y respaldado por las autoridades estadounidenses incentivará el “comportamiento buitre”.

“Esta solución es un peligroso precedente para el sistema financiero internacional ya que fomenta que otros fondos se resistan a negociar y así logren que las reestructuraciones de la deuda sean prácticamente imposibles. ¿Por qué aceptar menos si pueden esperar y obtener rendimientos exorbitantes por una pequeña inversión?”, señalaron los economistas en un artículo reciente publicado por el diario The New York Times.

Por eso, reclaman que se retome el debate en Naciones Unidas crear un marco legal equivalente a las leyes de quiebra a las que pueden acceder las empresas para los Estados soberanos. La iniciativa fue impulsada por Argentina a través del G-77 más China y el año pasado se aprobaron los nueve principios básicos para guiar los procesos de reestructuraciones de deudas soberanas. Hasta el momento el ministro PratGay no dio indicios sobre la posición del nuevo gobierno en esa discusión multilateral que cosechó el respaldo de 135 países, 42 abstenciones y solo 6 votos negativos en septiembre de 2015.

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