Cuando a las 14.05 de ayer, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner apareció en el palco oficial de espaldas al Paraná, el dato político más destacado del acto no se hizo esperar: el ministro de Defensa de la Nación, Agustín Rossi, se desmarcó del resto del gabinete y se sentó al lado de la mandataria nacional. Más lejos de las miradas y en el ala sur del palco quedaron el ministro del Interior, Florencio Randazzo, y los gobernadores justicialistas Sergio Urribarri (Entre Ríos) y Juan Manuel Urtubey (Salta). El rosarino y precandidato presidencial confirmó su localía y tuvo un lugar privilegiado. Si bien admitió que “siempre es buena” esta cercanía, llamó a no hacer “ninguna conclusión política”.

Apenas entrada la tarde, el ruido de los rotores de los helicópteros y el movimiento del protocolo marcaron la llegada de Cristina a tierras rosarinas para conmemorar el 194º aniversario de la muerte del general Manuel Belgrano.

Quien primero asomó su sonrisa fue el vicepresidente Amado Boudou, que saludó a los militantes agolpados en primera plana. Saludó a ambos lados, y volvió a hacerlo al final de los discursos. Hasta se tomó el tiempo de bajar las escalinatas y permitirles unas “selfies” a las militantes kirchneristas.

La ovación de la militancia llegó al parque a la Bandera cuando Cristina (enfundada en un sacón a cuadros violáceos y una pashmina violeta y blanca) abrió sus brazos y saludó al público.

Junto a ella, Rossi estuvo en foco durante todo el transcurso del acto y las imágenes de TV se posaron sobre él. A su lado, en el escritorio principal junto al gobernador Antonio Bonfatti y a la intendenta Mónica Fein. El ministro de Defensa confirmó en los últimos días su firme convicción de lanzarse como precandidato presidencial del kirchnerismo.

Su cercanía con Cristina no fue el único dato político a leer durante los actos patrios. El despliegue que la cartera de Defensa efectuó en torno al palco resultó insoslayable. Los tres buques anclados se llenaron de público al igual que las pistas de entrenamiento para chicos y los laberintos con sogas. La presencia de familias fue una postal de acercamiento entre el Ejército y la sociedad.

Mientras Rossi, Cristina, Bonfatti, Fein y la ministra de Seguridad, Cecilia Rodríguez, ocupaban la escena principal, en el ala sur del palco se sentaron Boudou, Urribarri, Urtubey, el ministro Randazzo, y el secretario de Transporte Alejandro Ramos. Y en la fila posterior lo hicieron el secretario Legal y Técnico, Oscar Parrilli, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, y el titular de Salud, Juan Manzur, entre otros.

El propio Rossi destacó la importancia de enlazar a las fuerzas militares con la sociedad civil y tuvo un párrafo para la resolución del juez Thomas Griesa sobre los fondos buitre. “Es una situación injusta. El país se ha preocupado por normalizar el frente externo, con pagos de deuda que no generó este gobierno y lo hicimos con fondos genuinos”, apuntó el ministro de Defensa. En relación a la cercanía con la presidenta durante el acto, Rossi indicó que “siempre es bueno, pero no le doy ninguna singularidad más allá de este hecho. El 2 de abril me tocó estar en la mesa principal y hoy también, pero no creo que haya que sacar ninguna conclusión política”.

Más gestos

Tanto Bonfatti como Fein le entregaron a Cristina sendos decretos declarándola huésped de honor. Hasta ahí, un dato protocolar. Sin embargo, la intendenta le obsequió una pashmina a Cristina y el gobernador hizo lo propio con una artesanía en madera de lapacho.

La sintonía fina se expresó sobre el palco a punto tal que tanto la provincia como la Nación distinguieron a las fuerzas federales por el operativo que comenzó el 9 de abril contra la narcocriminalidad.