En reserva , la UCR ya habilitó la disputa por el liderazgo posmacrista

En reserva , la UCR ya habilitó la disputa por el liderazgo posmacrista

Los aliados de Macri se imaginan a la cabeza de la resistencia a los K, sin romper los interbloques. Nosiglia y Morales, se anotan para conducir el partido.

 

Por ahora, los que levantan la voz en tono acusatorio son los radicales que se automarginaron del armado oficialista, con Ricardo Alfonsín y Juan Manuel Casella a la cabeza. La dirigencia que aún tiene que sudar la camiseta para defender territorio en las elecciones prefiere callar sus criticas al Gobierno hasta después del 27 de octubre, pero ya empezó a conspirar sin disimulo para disputar el liderazgo de la era posmacrista.

No hay radical que este cronista haya oído abrigar esperanzas sobre el resultado de las presidenciales. En cambio, pululan por los comités los comentarios sobre inminentes internas dentro y fuera del partido por trincheras clave para librar futuras batallas contra el kirchnerismo.

El primer intríngulis que buscan despejar los caudillos de mayor peso apunta a mantener o no los interbloques de Cambiemos. Veredicto anticipado: la mayoría rechazó la furibunda columna publicada esta semana por Casella en Clarín, titulada “PRO-UCR: una experiencia agotada”. Tanto el ala “amarilla” como la más alejada de la Rosada coinciden en la necesidad de mantener la alianza legislativa para defenderse del mejor modo de la reunificación del peronismo.

La condición es que sigan comandados por radicales. Sin esperar la respuesta de sus aliados, ya comenzó el poroteo en Diputados, la mayor vidriera de cualquier fuerza opositora. De un lado, el club de fans de la reelección del cordobés Mario Negri -sostén de la gestión macrista y sostenido por Elisa Carrió- y del otro los críticos del Gobierno que esperan la llegada del mendocino Alfredo Cornejo. Los más ansiosos imaginan una solución para que la sangre no llegue al río: Cornejo en el bloque radical y Negri al interbloque.

 

En la Cámara baja, las bancas de radicales y macristas quedarían parejas. Definiría Lilita. Ya se sabe por quién. En el Senado, la primacía radical se ampliará en diciembre y el formoseño Luis Naidenoff es favorito para seguir al frente de la alianza. La competencia por la figuración tendrá que buscarla puertas adentro, a partir de la irrupción del siempre impulsivo Martín Lousteau.

Naidenoff juega en la órbita del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales. El economista se asume delfín del inoxidable Enrique “Coti” Nosiglia. Las menciones del jujeño y del ex ministro alfonsinista no son gratuitas: todo indica que serán los actores excluyente de la pelea de fondo por el manejo de la UCR. Será en diciembre, cuando Cornejo dejará la presidencia del Comité Nacional.

Morales busca levantar nacional el perfil desde su reelección anticipada, en junio. Una estrategia que aceleró tras el tropiezo de su fórmula ideal en las PASO. Nadie olvida que fue el promotor de Miguel Pichetto como vice de Mauricio Macri. Dicen que teme ser el foco de venganzas por la detención de Milagro Sala si los K vuelven al poder y que su antídoto sería pararse como jefe de la oposición. Tiene el respaldo del Norte y, sobre todo, del otro gobernador que queda en pie, el correntino Gustavo Valdés.

Tras las primarias, Morales apuró una cumbre del partido -del que es vice- aprovechando un viaje de Cornejo a Costa Rica, aunque envió un gesto de seducción al mendocino. “Fue el único que tuvo las pelotas de pedirle a Macri que se baje”, admitió.

Tarde. Cornejo forma con Nosiglia el tándem de los que esperan el momento de pasar factura a los promacristas, aunque antes debería garantizar su candidato gane en Mendoza, el 29 de septiembre. El ex referente de la Junta Coordinadora, en cambio, ya tiene decidido salir de la cueva -es un todoterreno con suma timidez para hablar en público- con el aval del cogobierno pactado con Horacio Rodríguez Larreta en Capital, a partir de la banca de senador y las dos de diputados que le pudo arrebatar.

El entendimiento con Larreta tiene doble filo. Si el macrista no reelige, erosiona a sus flamantes aliados locales. De confirmar su favoritismo, se empoderaría como heredero de Macri en el liderazgo del PRO y automáticamente sería competidor del radicalismo por el manejo de lo que quede de Cambiemos.

Otro grupo que amaga dar pelea comulga con las severas críticas de Alfonsín. El hijo del último prócer partidario acaba de romper con su amigo Luis Brandoni: le recriminó el llamado a la marcha de apoyo a Macri. Puede sacar pecho por despegarse de la Rosada a tiempo. Pero perdió influencia entre los que mandan.

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