Perotti y un tibio mensaje de unidad arrancado por la militancia

Perotti y un tibio mensaje de unidad arrancado por la militancia

Evitó pronunciarse por los Fernández. Sobre el final de su discurso y ante la presión de los partidarios, concedió: “Ya empezamos a volver”. El valor simbólico de recuperar la provincia. 

Por GABRIELA PEPE.

La ola de triunfos auspiciados por la unidad peronista que viene arrasando en las provincias hizo escala este domingo en el tercer distrito electoral del país, donde Omar Perotti se llevó una victoria que puede ser clave para empujar la candidatura presidencial  de Alberto Fernández aunque, tras el triunfo, el senador le dio un respaldo tibio al Frente de Todos, casi obligado por la militancia partidaria. La coronación del rafaelino rompió, además, con el discurso que la Casa Rosada instaló en los últimos meses, sobre el triunfo inevitable de los oficialismos.  

La victoria de Perotti, a dos meses de las elecciones primarias, era un empujón que el PJ esperaba con ansias, por la cantidad de votantes que aporta Santa Fe al padrón nacional: el Frente Juntos, que llevó al rafaelino como candidato, se llevó más de 738 mil votos, sobre un total de 2,5 millones de electores habilitados. El triunfo tiene, además, un valor simbólico importante, ya que implicó la recuperación de una provincia que el peronismo gobernó desde el retorno de la democracia hasta que el socialismo se la arrebató, en 2007, de la mano de Hermes Binner.

“Un párrafo aparte merece la elección desarrollada en la provincia de Santa Fe y el merecido triunfo obtenido por la fórmula encabezada por el compañero Omar Perotti, quien, merced a un importante trabajo, ha logrado la victoria electoral que le devuelve al peronismo la gobernación de una provincia que históricamente estuvo conducida por un justicialista”, se entusiasmó el Partido Justicialista que conduce José Luis Gioja, una vez que se conoció el resultado.

Hasta el momento, el rafaelino no devolvió la gentileza de manera contundente. Según pudo saber Letra P, tras la victoria, Perotti recibió el llamado de felicitaciones de Alberto F. pero, a tono con lo que fue su campaña, evitó nacionalizar su discurso. “Felicitaciones @omarperotti por este triunfo histórico. El pueblo santafesino eligió mirar para adelante. Sigamos construyendo juntos la esperanza en toda la Argentina”, escribió el candidato presidencial en su cuenta de Twitter. Desde Rafaela, su ciudad natal, donde esperó los resultados junto a Alejandra Rodenas, el senador agradeció a los santafesinos por el acompañamiento y adelantó lineamientos de su futuro gobierno, pero no hizo mención alguna la elección nacional.   

Ya en la sede del PJ provincial, donde llegó cerca de la una de la mañana, Perotti se dejó abrazar por la euforia de la militancia partidaria, que copó desde temprano el edificio a la espera del festejo. Allí, el ya clásico grito de “vamos a volver” de dirigentes y militantes se mezcló con repudios al gobierno de Mauricio Macri e insultos de Miguel Ángel Pichetto y terminó en un vibrante “se siente, se siente, Alberto presidente”, que corearon cientos de personas en la calle, mientras Perotti hablaba desde una ventana del edificio. Presionado por las bases, que insistieron en su clamor por la fórmula presidencial, Perotti concedió: “Era necesario un triunfo en Santa Fe para sacudir las políticas nacionales”. Y remató: “Ya empezamos a volver”.

La falta de pronunciamiento de Perotti sobre el escenario nacional en la previa de la elección había generado cierto malestar en las filas del peronismo santafesino, donde el ala kirchnerista tiene mucho predicamento. El mismo 18 de mayo, cuando se conoció la nominación presidencial de Fernández, tanto Rodenas como la ex precandidata a gobernadora, María Eugenia Bielsa – que perdió en abril las PASO contra Perotti – salieron a saludar la conformación del binomio peronista. Perotti hizo silencio.

Como contó Letra P, el rafaelino y el ex jefe de Gabinete tuvieron varios contactos directos y también se enviaron mensajes a través de dirigentes locales, aunque evitaron las reuniones públicas. En el peronismo santafesino aseguran que Perotti directamente le pidió a Fernández que mantuviera una distancia prudencial, como estrategia para tratar de llevarse los votos que alguna vez tuvo en la provincia Carlos Reutemann, del ala más conservadora del peronismo.

Pese a eso, en el comando presidencial de Fernández cuentan a Perotti dentro del armado nacional y confían en que su definición será clara una vez superada la instancia santafesina. El acuerdo con Sergio Massa es también un facilitador de su desembarco, así como del acercamiento de otros dirigentes peronistas no identificados con el kirchnerismo.  “Omar no va a sacar los pies del plato, como tampoco lo hizo en 2015”, le dijeron a este portal en el seno del albertismo. En el propio entorno del rafaelino recordaron que en Santa Fe, Perotti tiene que conducir un gobierno de coalición, que incluye también al kirchnerismo. 

“Perotti es así”, se limitaron a resumir cinco dirigentes del peronismo local que coincidieron con la caracterización del gobernador electo. Es, precisamente, el perfil “moderado” del rafaelino, el que le permite sumar votos por fuera del núcleo kirchnerista. “Alberto también es un moderado, lo que se necesita para esta etapa, en definitiva”, le dijo a Letra P un referente del PJ que a la mañana del domingo apostaba a que Perotti iba a evitar por todos los medios pronunciarse sobre la fórmula presidencial, como hizo durante toda la campaña.

Para el peronismo, la victoria en Santa Fe fue fruto de una construcción paulatina, que comenzó ya en 2015, cuando Perotti quedó tercero en la elección provincial, pero a menos de dos puntos de distancia del vencedor, Miguel Lifschitz. El rafaelino se trazó como meta volver a pelear por la gobernación y fue recibiendo el apoyo del resto de las líneas del peronismo que lo vio, aún con muchas diferencias internas, como el único candidato que podía garantizar la vuelta a la Casa Gris, después de 12 años.

En 2017, el PJ santafesino también logró armar un único frente, que contuvo a todas las líneas internas y sacó en las elecciones primarias más votos con Cambiemos, con el presidente del bloque del Frente para la Victoria en Diputados, Agustín Rossi, a la cabeza. Tras la PASO en la que Rossi venció a la vicegobernadora electa Alejandra Rodenas, las listas se integraron y el peronismo inició su marcha de unidad hacia 2019. La ex jueza y actual diputada terminó incluida en la fórmula por la gobernación y le aportó, junto con Bielsa y gran parte de los dirigentes que integraron las listas legislativas, el discurso progresista que le falta al rafaelino.

Esa falta de definiciones de Perotti a nivel nacional generó las fisuras en las quela Casa Rosada comenzó a instalar que el presidente Mauricio Macri, en última instancia, no miraba con malos ojos un eventual triunfo del rafaelino. La propia dirigencia de Cambiemos en Santa Fe afirmaba, horas antes de la elección, que el Gobierno apostaba a un triunfo de Perotti para evitar que el socialismo empujara con una eventual  victoria la candidatura de Roberto Lavagna. “Omar tiene buena relación con varios dirigentes de Cambiemos. Con (Rogelio) Frigerio,sobre todo. Y Lavagna nos saca votos a nosotros”, le explicó a Letra P un dirigente del PRO que conoce bien la provincia.

Las terminales de Perotti en el Gobierno no se circunscriben a Frigerio. El sector peronista de la provincia que alguna vez hizo campaña con Reutemann y luego con Miguel del Sel, sumado a la flamante incorporación de Miguel Ángel Pichetto– hasta hace pocas horas, jefe de bloque de Perotti en el Senado - al oficialismo, alimentaban la esperanza de que una eventual relación con el rafaelino podía ser más que fluida.

La derrota de José Corral había dejado de parecer grave.  Sin embargo, el derrumbe estrepitoso de los votos del oficialismo en la provincia no deja de ser preocupante para Cambiemos, que en 2017 había anotado a Santa Fe en la lista de los distritos “ganables” para el oficialismo. Ya en 2015, el PRO perdió la gobernación por apenas 1500 votos, con Del Sel como candidato, frente al socialista Lifschitz. En 2017, tras la ruptura del Frente Progresista y la fuga de la UCR hacia Cambiemos, el oficialismo nacional cosechó 37 puntos en tierra santafesina y se anotó un triunfo contundente en las elecciones legislativas, por 12 puntos de diferencia frente al peronismo. Pero el candidato a gobernador poco podía hacer por sí solo para levantar los votos que se le fugan al Presidente.

Para el socialismo, la derrota de Antonio Bonfatti complicó la apuesta nacional que Lifschitz había hecho por Lavagna, a quien soñaba con pedirle la vicepresidencia, con el triunfo del tercer distrito electoral en el bolsillo. Para el ex ministro de Economía también es una mala noticia. Contar con un socio ganador en una de las provincias más grandes del país era una carta fundamental para hacer crecer su candidatura presidencial, que ahora queda afectada.  

Pero Santa Fe también fue arrastrada  por la ola peronista, que ya ganó cosechó este año triunfos contundentes en La Pampa, Córdoba, San Juan, Entre Ríos y Tucumán, a los que sumaron este domingo Formosa y San Luis, y que quiere empujar a la fórmula Fernández-Cristina Fernández de Kirchner.  En todos los distritos donde resultó ganador, el peronismo llegó unido a la elección, con todas las líneas encolumnadas detrás de un solo candidato.

La victoria del peronismo en Santa Fe, además, le genera a la Rosada un problema en su discurso. Desde que comenzó el cronograma el electoral en las provincias, con Neuquén en el primer lugar de la grilla, Cambiemos se dedicó a instalar la idea de que en 2019 “triunfan los oficialismos” en todo el país, razonamiento que deriva en que, inevitablemente, eso terminará pasando también a nivel nacional.

Pero la experiencia santafesina - donde no la Constitución no contempla la posibilidad de la reelección – terminó por romper la tendencia, justo en una de las provincias más grandes del país. Ahora resta que el ganador le traslade su apoyo a la fórmula de la unidad peronista, que espera por su apoyo. En el entorno del rafaelino confían en que la definición llegará en los próximos días, pero será a su estilo, moderado, y nunca con una remera de CFK calzada.

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