Los números que inquietan al Gobierno y dan aire al plan oficial para retener la Provincia

La encuesta se consume con avidez en el oficialismo. Se trata del sondeo de opinión de una conocida firma que merece confianza para la Casa Rosada. Más allá del respeto que se le dispensa a esa muestra que acaba de realizarse, lo que más inquieta es el escenario que dibuja. Y, ahondando un poco más, los temores que ratifica.

Aresco, la firma de Federico Aurelio, vuelve sobre los fantasmas del Gobierno. El presidente Mauricio Macri, de acuerdo a los números que se difundieron en las últimas horas, no para de caer en la consideración ciudadana y acumula una imagen negativa en todo el país que ya trepa al 58,7 por ciento. Incluso superior a la de Cristina Kirchner que ronda los 55 puntos.

La encuesta midió un escenario de ballotage entre Macri y Cristina Kirchner: la ex presidenta se impondría por apenas cinco décimas sobre el actual mandatario.

Inquieta en el oficialismo otro costado de esa muestra: el que midió las expectativas futuras de la gente. Y el Gobierno no logra aprobar ese examen, ya que el 53 por ciento de los consultados tiene opiniones pesimistas sobre la economía para los próximos meses.

Ese escenario adverso para Cambiemos se equilibra un tanto si se mide a María Eugenia Vidal. La mandataria es la única dirigente nacional con más imagen positiva que negativa, con un diferencial a su favor del 6,6 por ciento.

Vidal, además, estaría en condiciones de lograr su reelección, de acuerdo a los números de Aresco. Aún frente al notorio desgaste oficial, le alcanzaría para imponerse sobre el ex ministro de Economía Axel Kicillof -el preferido de Cristina Kirchner para la Provincia- por 38,2 a 35,5 por ciento.

El ambiente de tranquilidad que podrían brindar a la Gobernación esos números es por demás relativo. Porque la muestra no contempla el posible arrastre negativo de la imagen de Macri proyectada sobre Vidal. Es decir, en cuánto podría “bajar” la mandataria por el efecto deflacionario de su figura que acaso podría ejercer el Presidente.

TEMORES

Esta cuestión justifica los temores oficiales. Y da rienda a la embestida de no pocos intendentes de Cambiemos que pugnan por intentar una suerte de blindaje sobre la Provincia. Ya se contó en estas columnas la estrategia oficial: adelantar las elecciones en territorio bonaerense en procura de garantizar el triunfo de Vidal y de buena parte de los alcaldes que irán atados a su figura.

Esa posibilidad empieza a ganar consenso dentro del gobierno provincial. Por lo bajo, varios funcionarios estiman que sería la mejor ficha por jugar en medio de un escenario de alta complejidad producto de la crisis económica y el desencanto de buena parte de la clase media que se verifica en la caída de la imagen del Presidente.

“Cuando Vidal ganó en 2015, Macri todavía no había sido electo”, dicen los intendentes que presionan por el adelantamiento de las elecciones”

 

La idea original había sido lanzada hace un par de meses por el diputado Emilio Monzó y en su momento fue considerada poco menos que un disparate. Ahora, la plana mayor del vidalismo admite que ese posible escenario está en estudio. Incluso aseguran que la decisión final se adoptará en febrero.

¿Se trata de asegurar la Provincia y dejar librado a su suerte a Macri? Nadie en Cambiemos lo plantea de ese modo, más aún por el escenario de enorme complejidad político e institucional que podría generarse entre un gobierno nacional kirchnerista y la mayor provincia del país controlada por el PRO.

Por el contrario, los impulsores de esa movida creen que el adelantamiento electoral en la Provincia y un eventual triunfo de Vidal terminarían constituyendo un impulso decisivo para el intento reeleccionista del Presidente. “Ya ocurrió en 2015, no se olviden”, recordaba en las últimas horas uno de los intendentes del oficialismo que fogonea el desdoblamiento electoral. Remitía a lo que ocurrió en esos comicios en los que la actual gobernadora fue electa en octubre y Macri recién ganó el boleto de acceso a la Casa Rosada un mes después, arropado por la resonante victoria bonaerense.

En la Gobernación prefieren dejar que el tiempo corra sin desalentar ese plan que no recoge simpatías más que en algunos pocos despachos de la Casa Rosada. Mientras tanto, el vidalismo sigue marcando diferencias. El anuncio relativo al pago de un bono a los jubilados que cobran menos de 10 mil pesos, es una de ellas. También, el pago por única vez de una suma de 7 mil pesos a los empleados en actividad. Ambas medidas exceden las decisiones adoptadas por la Nación y que tienen implícito el reconocimiento de que la crisis económica y la inflación están impactando con dureza.

DILEMAS

Aquél dilema oficial se traslada al kirchnerismo. Por lo pronto, el armado de la ex presidenta salió a ventilar la posibilidad de que sea la propia Cristina la que enfrente a Vidal. Por ahora, sólo parece un fuego de artificio lanzado al calor de la incertidumbre de la fecha electoral que alienta Cambiemos.

Aún con las dudas que se plantean, existe una decisión tomada en el universo K en el que conviven además varios intendentes del Conurbano. Nadie quiere revivir la disputa de alto voltaje de 2015 entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez, que dejó un tendal de heridos. Por eso, se habla de que el candidato a gobernador surgirá del “consenso”.

Kicillof es el dirigente que parece contar con el respaldo de la ex presidenta. De hecho, ya camina la Provincia y comienza a mostrarse como candidato. No es el único. El líder camionero Hugo Moyano acaba de expresar su apoyo a la postulación de la intendente de La Matanza, Verónica Magario. Las miradas también se posan en la consecuente sinuosidad del lomense Martín Insaurralde.

Para el peronismo federal el desafío es mayor. Su máximo referente en la Provincia es Sergio Massa, pero el tigrense prefiere ser candidato presidencial. El vacío bonaerense de ese espacio es enorme.

Acaso esa orfandad lleva a algunos dirigentes del massismo a imaginar un escenario que, a priori, aparece con escasas chances: una gran Primaria del peronismo que incluya a todos los sectores y que desde esa compulsa surja el candidato para enfrentar a Vidal en una eventual elección desdoblada.

En simultáneo, el Gobierno trabaja contrareloj para intentar destrabar el Presupuesto. Explora un acuerdo con el Frente Renovador y el peronismo dialoguista que parece ir avanzando pese a algunos tironeos que trascendieron en las últimas horas. La idea oficial sería hacer un intento de tratamiento parlamentario esta semana.

Los tiempos parecen exiguos pero en Cambiemos se tienen fe de convencer a parte de la oposición no kirchnerista con un alivio al traspaso de los subsidios nacionales a la luz y al transporte que desvelan a los intendentes. Son unos 14 mil millones de pesos que seguramente serán limados en parte para ayudar al acuerdo. Los alcaldes, sin distinción de banderías políticas, se persignan para que finalmente eso suceda.

Comentá la nota