Interna oficialista: un pico de presión que anticipa el debate electoral

Interna oficialista: un pico de presión que anticipa el debate electoral

La recomposición del Consejo de la Magistratura disparó el enojo radical. Hubo disgusto en la Casa Rosada, poco ruidoso. Pero el cruce supera lo ocurrido en Diputados. Y en realidad, está relacionado a la campaña global y a la disputa con gobernadores del PJ

Cambiemos volvió a vivir un pico de tensión. Efectos internos de la movida del archipiélago peronista que le restó un asiento en el Consejo de la Magistratura. Eso y cuestiones irresueltas sobre cómo encarar el año electoral que ya llega terminaron desencadenando los cruces de estas horas entre los socios del oficialismo. Las críticas de la UCR y el malestar del macrismo frente a tales cuestionamientos exponen así tensiones que tal vez, pasado el oleaje, tengan menos exposición pública, pero que no se agotarían sólo por el paso del tiempo. Más bien al contrario.

Las discusiones no saldadas o latentes resultaron ser la base no explícita sobre la que Alfredo Cornejo, presidente del comité radical, se apoyó para impulsar un documento duro –excesivamente duro, según algunas fuentes del propio radicalismo- para cuestionar al círculo presidencial más reducido por la falta de voluntad política frente a la jugada del peronismo unido en Diputados. Una jugada que, se acepta, coloca en estado de virtual irresolución al organismo decisivo para la designación y destitución de jueces.

El ruido en el interior del radicalismo no explica por sí solo la declaración. En todo caso, potenció malestares previos. Las firmas de Mario Negri –que quedó afuera del Consejo- y de Luis Naidenoff expresan a los bloques de las dos cámaras, pero el debate es previo a este último capítulo, más allá incluso del tono dado por el mendocino Cornejo al texto que expresó el conflicto.

Se ha dicho: algunos legisladores de la UCR creen que el gobernador de Mendoza podría haber medido mejor los términos. "Firmes pero cuidadosos", sería la combinación que prefieren algunos referentes, al menos por dos razones. Una es la repercusión mediática, que ayudaría poco a la discusión interna. Y otra, el cuidado que impondría ser una alianza oficialista, aún sin ser una coalición de gobierno en toda su dimensión.

El presidente de la UCR Alfredo Cornejo

De todos modos, los crujidos parecen aludir a un temario que no se agota en pulseadas por las listas para las elecciones que vienen, sino que incluye el modo de resolver la estrategia nacional y también distrito por distrito.

El macrismo ya dejó trascender el trazo grueso de su esquema en materia de candidaturas y lo hizo con un mensaje claro: a la cabeza del plan oficialista figura la pelea por las reelecciones de Mauricio Macri, de María Eugenia Vidal y de Horacio Rodríguez Larreta. Más aún, se asumiría que las fórmulas no serían alteradas ni a nivel nacional, ni en la provincia de Buenos Aires y en Capital.

En ese conjunto de vices, se destaca por supuesto Gabriela Michetti. ¿No se discute siquiera otra figura macrista que pueda sumar, por ejemplo, en el área social o que le dé amplitud hacia el electorado de origen más peronista? En medios del gobierno nacional dicen que no habría nada de eso, al menos por ahora. Se verá. ¿Y por qué tanto apuro en hacer trascender que repetiría Michetti? "Eso cerraría de antemano las internas", dice una fuente de la Casa Rosada.

La vicepresidente no recoge las mejores opiniones en el radicalismo. Tampoco por entero en el macrismo. Las prevenciones y cuestionamientos, pocos sonoros en esta etapa, remiten a malestares lejanos aunque persistentes, no sólo de origen porteño, y a los más recientemente cruces por su papel en el debate sobre la despenalización del aborto.

Ese esquema básico del macrismo genera en espejo una demanda de la UCR. El radicalismo reclamaría que del mismo modo sea respetado cada socio político en función de sus puntos fuertes, es decir, de acuerdo con el peso de cada uno en el distrito donde es competitivo. La traducción podría resumirse en dos puntos.

El primero: además del impulso a la reelección de Macri, nadie discutiría el trazo central del armado en Buenos Aires y la Capital, donde "mandan" Vidal y Rodríguez Larreta. El cronograma de fechas de los comicios queda para decisiones más amplias de estrategia electoral, hoy en nivel de laboratorio.

María Eugenia Vidal, Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta (Adrián Escandar)

El segundo: los radicales sí reclaman el mismo trato –en otras palabras, ser el eje en la definición del armado local- en las provincias que gobiernan y en aquellas donde están en condiciones de darles pelea a los gobernadores peronistas. Esto último asoma como dato central, porque creen que las concesiones o guiños necesarios para los acuerdos legislativos no pueden anular la competencia más amplia con el peronismo en sus distintas vertientes.

En este punto es donde confluye el asunto electoral y el caso del Consejo de la Magistratura. En la UCR consideran que desde el Gobierno no se intentó evitar la confluencia peronista y kirchnerista en Diputados. Sobre todo, que no se habría trabajado sobre el PJ federal como sí se hizo con el Presupuesto, que requirió concesiones efectivas a los gobernadores peronistas.

En rigor, creen que hubo más que "impericia" o "mala praxis", que es lo que dice el documento radical. Los más enojados consideran que hubo un llamativo desinterés. Las versiones que anticipaban la convergencia kirchnerista, massista y de la mayoría del PJ federal encendieron algunas alarmas, no las suficientes. Hubo alguna gestión con Juan Schiaretti –del Presidente o de un funcionario muy próximo-, pero el cordobés jugó para dejar afuera a Negri, rival destacado en la provincia.

Hay pases de factura que se agotarían en anécdotas sino es considerado el marco general. Marcos Peña y en menor medida Rogelio Frigerio concentraron las críticas radicales en estas horas. No apuntaron a Emilio Monzó y a otros operadores legislativos. Desde las cercanías del Presidente devuelven gentilezas y son ácidos al hablar de los compromisos de la UCR frente a situaciones críticas. Cornejo es el preferido, no Negri y otros radicales activos en negociaciones complejas, y por momentos abiertamente críticos en charlas reservadas con funcionarios de primera línea.

Marcos Peña y Rogelio Frigerio, los destinatarios del mensaje de la UCR

También desde el circuito del Gobierno se señalaron responsabilidades en el área de Justicia, incluido el ministro y operadores. Hay quienes admiten intentos tardíos e infructuosos para frenar la jugada peronista en Diputados. Pero la explicación más difundida es que no había forma de frenar esa ofensiva. Insinúan que la capacidad de acuerdo o canje había quedado agotada con el Presupuesto.

Ayer, los jefes legislativos del radicalismo no fueron a la reunión de gabinete. Por la tarde, se sucedieron reuniones radicales en Diputados y también conversaciones con los principales referentes macristas. Las prevenciones hicieron postergar cualquier posibilidad de sesión. Recién la semana que viene volvería a funcionar el recinto para tratar Bienes Personales –estribación del trato por el Presupuesto- y algunas otras iniciativas.

El oficialismo quiere llegar a la última sesión ordinaria con una lista bastante precisa, y acordada. Parece precavido frente al peronismo, entendido como conglomerado que puede volver a ejercitar la unidad, pero además estaría necesitando darse un tiempo interno para ajustar cuentas propias.

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