Mientras Caputo negocia en Washington, expertos señalan que el intercambio de monedas tendría más restricciones que un préstamo directo del Tesoro estaodunidense.
Por
Javier Slucki
Mientras que Luis Caputo negocia en Washington el paquete de ayuda de parte del Tesoro de los Estados Unidos, expertos advierten que el swap de monedas tiene un uso mucho más limitado que un eventual crédito directo, y agregan que el monto que se baraja no alcanzará para cubrir los vencimientos de Argentina en los próximos años.
Caputo y su equipo llegaron a Estados Unidos este último sábado con el fin de cerrar, lo antes posible, el salvataje que Scott Bessent anunció hace ya dos semanas. Los tiempos apremian porque, cuando todavía quedan 14 jornadas hábiles hasta las elecciones, quedó demostrado en los últimos días que el mero declaracionismo del secretario del Tesoro de Donald Trump no alcanza para evitar nuevos desplomes en los mercados ni contener la sangría de dólares.
El problema es que las declaraciones de Bessent ante la televisión estadounidense la semana pasada dieron a entender que, contrario a lo que decían sus posteos en X, no habrá financiamiento a través de un crédito directo del Tesoro norteamericano sino únicamente un swap de monedas con el Banco Central argentino
A esa posibilidad se le sumó la de un préstamo de Estados Unidos a través del uso de los Derechos Especiales de Giro (DEG) que el país aporta al FMI, según dio a entender la titular del organismo de crédito, Kristalina Georgieva, en un posteo en el que reveló parte de su charla privada con Bessent.
De este modo, el gobierno de Trump podría darle a Argentina dinero que igualmente ya no dispone en su fisco, lo que evitaría una incómoda discusión con los contribuyentes y la oposición demócrata sobre el porqué de una generosa ayuda a una lejana nación sudamericana en medio del discurso de ajuste público.
Las limitaciones del swap
Lo que ocurre, por un lado, es que un mero intercambio de monedas (swap) con el BCRA tendría algunas limitaciones que no estarían presentes en el caso de un crédito directo. "Un swap siempre es más restrictivo que un préstamo directo", afirmó a El Destape un importante referente del Banco Central durante las administraciones peronistas, que prefirió hablar en off.
En ese sentido, remarcó que mientras un préstamo del Tesoro de Estados Unidos podría tener un abanico de destinos específicos, "el swap seguramente será para garantizar pagos de deuda".
Ante la posibilidad de que Washington permita usar tramos del swap para pagar las propias importaciones norteamericanas, como ocurrió en 2023 con el swap con China, el ex funcionario del BCRA señaló que "podría ser", pero recordó que las compras de Argentina a Estados Unidos son mucho menores que las que realiza al país asiático (en 2024, 536 millones de dólares contra 1.208 millones respectivamente).
Del mismo modo, otro importante dirigente del Banco Central en la administración de Alberto Fernández, que también prefirió hablar en off, dijo a este medio que "los swap generalmente tienen aplicaciones específicas, aunque pueden ser muy generales, como 'la estabilidad financiera'. Además, remarcó que los intercambios de monedas "suelen ser de plazos más cortos y aún más cortos los desembolsos con respecto a los préstamos".
La duda es si un préstamo del Tesoro de Estados Unidos podría o no ser considerado de libre disponibilidad. En el caso de préstamos de organismos internacionales como el Banco Mundial o el BID, el dinero puede ser entendido como reservas de libre disponibilidad por una cuestión contable. Esto se debe a que, aunque los préstamos tienen tienen como fin programas específicos, el Tesoro recibe los dólares para intercambiarlos con el BCRA por pesos, por lo que esos dólares pasan a engrosar las reservas de la entidad monetaria.
Aun así, este otro exfuncionario de primera del Banco Central admitió que es poco probable que Estados Unidos permita que un préstamo directo del Tesoro de Estados Unidos tenga este uso. "No creo que pueda ser de tanta libre disponibilidad como para que se use para fuga de capitales, ya que sería un escándalo para el gobierno norteamericano", señaló.
Con el swap no alcanza
La otra razón por la que se baraja la posibilidad de usar un préstamo con DEG de Estados Unidos es que un swap de 20.000 millones de dólares no sería suficiente para calmar a los mercados.
Como adelantó El Destape, los vencimientos de deuda hasta 2027 acumulan un total de 36.700 millones de dólares, por lo que todavía faltaría conseguir financiamiento por unos 15.000 millones de dólares más. Una diferencia que, con la actual volatilidad en los bonos y el riesgo país por encima de los 1.000 puntos, Argentina no podrá conseguir en los mercados internacionales en 2026.
Encima, esto ocurre cuando los analistas advierten que las temporales retenciones cero generaron una manta corta en la que el agro liquidará muchos menos dólares de lo normal en el último trimestre.
"La perspectiva de oferta de dólares del sector para lo que resta del año cae significativamente: puede rondar entre los 300 millones de dólares y los 1.000 millones de dólares promedio por mes", estimó un reciente informe de la consultora LCG. "Más allá de la amplitud del rango, cualquiera de los dos números es preocupante si se tiene en cuenta que el promedio mensual histórico para el último trimestre del año ronda los 1.500 millones de dólares", agregó.
Para colmo, el Tesoro logró comprar menos de un 40% de lo liquidado por las cerealeras, unos 2.200 millones de dólares sobre 6.100 millones.
Y es aún peor: la propia medida genera un costo fiscal estimado de unos 1.500 millones de dólares. Mientras, el Tesoro continuó vendiendo buena parte de las divisas con las retenciones cero durante la última semana para contener la demanda privada, previniendo así una intervención con reservas del Banco Central en el techo de las bandas. La estimación del mercado es de ventas por 1.000 millones de dólares en solo tres jornadas.
Cuando los tuits de Bessent ya no alcanzan, el Gobierno necesitará una pronta confirmación del acuerdo para evitar que los bonos sigan desplomándose en el comienzo de una nueva semana crítica.
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