“Me pueden meter presa pero seguirán los salarios y las jubilaciones de miseria”: CFK se despidió de sus seguidores antes de ser detenida

“Me pueden meter presa pero seguirán los salarios y las jubilaciones de miseria”: CFK se despidió de sus seguidores antes de ser detenida

En un último acto público llamó “monigotes” a los jueces de la Corte, responsabilizó al Grupo Clarín por el fallo y denunció la existencia de un “cepo al voto popular”. Los militantes cantaban y lloraban mientras la escuchaban.

María Cafferata

Una vez que se confirmó la condena de la Corte Suprema, Cristina Fernández de Kirchner salió del PJ Nacional y se dirigió a la militancia: “Mientras que los ‘Toto’ Caputo caminen sin que nadie les reclame nada, estar presa es casi un certificado de dignidad política y personal histórica. Créanme”, les prometió, emocionada, en el último acto público que podrá protagonizar por los próximos seis años.

La expresidenta ahora irá presa, y no podrá volver a ser candidata en su vida. CFK sabía, desde temprano, que ese martes sería uno de los últimos días que podría pasar en libertad. Así se lo hizo saber al casi centenar de dirigentes que pasaron por el PJ Nacional durante el día: “Nada de llantos. Hay que tener un plan porque la crisis de representación es grave”, les dijo, unas horas antes de que se confirmara que Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti habían firmado la sentencia que la inhabilitaría para ocupar cargos públicos por el resto de su vida.

“Esta Argentina no deja de sorprenderme, ¿no?”, ironizó CFK, cuando se encaramó al escenario improvisado en la puerta de Matheu 130, base de operaciones de la resistencia peronista. “Al cepo del salario del gobierno de Javier Milei, ahora el partido judicial le agrega el cepo al voto popular”, remató, calificando a los cortesanos que habían firmado el fallo como “tres monigotes que responden a mandos naturales muy por arriba de ellos”.

Los jueces de la Corte Rosatti, Rosenkrantz y Lorenzetti firmaron la condena de CFK

Al igual que la noche anterior, en la que CFK protagonizó un acto en ocasión del Día de la Resistencia Peronista por los fusilamientos de José León Suárez, la expresidenta responsabilizó al Grupo Clarín por el fallo. “Ese que cuando se produjo el intento de magnicidio aquel primero de septiembre a los pocos días tituló ‘La bala que no salió, pero el fallo que sí saldrá’. En tapa. Más clarito echale agua”, provocó.

“¿Saben por qué este cepo?”, preguntó, y la militancia le respondió a los gritos “Porque ibas a ganar”. “Porque no van a cometer el mismo error que cometieron en el año 2019 cuando creyeron que, después de haber perdido las elecciones en el 2017, y después de esa campaña de estigmatización y vandalismo sobre mi persona, estaba acabada”, explicó, e ironizó: “Esta causa tiene un cronograma electoral maravilloso”.

CFK se refería así a su anuncio de competir para legisladora provincial de la Tercera Sección Electoral —ahora no podrá—, pero también al hecho de que el juicio oral se inició en 2019 apenas un mes antes de que cerraran las candidaturas presidenciales.

La militancia comenzó a llegar desde temprano a la sede del PJ Nacional NA

“Yo pienso como peronista y voy a seguir pensando siempre de esa manera. El poder económico puede tropezar una vez con la misma piedra, pero no dos. Y saben que somos los únicos que podemos construir una alternativa cuando esto se desplome”, advirtió, señalando que el gobierno de Milei es “la crónica de la muerte final”. “Esto no tiene final feliz y el poder económico lo sabe”, remató.

CFK apuntó también contra Mauricio Macri, a quien el cristinismo identifica como el autor material, junto al Grupo Clarín, de la Causa Vialidad. Lo acusó de ser un “fracasado” al que habían “echado a patadas del Gobierno”. Como si fuera 2017, la militancia comenzó a cantar: “Mauricio Macri la puta que te parió”.

“La paradoja es que ellos están en libertad y yo estoy presa”, ironizó, apuntando contra Federico Sturzenegger y Luis Caputo. Fue ahí que señaló que, estando ellos libres, consideraba que estar presa era “un certificado de dignidad política”. “Se equivocan los que piensan que de esta manera van a llegar a sus objetivos, que son seguir con procesos de destrucción a los argentinos. Se equivocan porque me pueden meter presa, pero la gente cobra salarios de miseria o pierde el trabajo, las jubilaciones van a seguir sin alcanzar”, advirtió.

Las personas arremolinadas sobre la calle Matheu lloraban y cantaban. Se chistaban para poder escuchar mejor y, luego, arengaban. Al costado, sobre la calle Yrigoyen, el Cuervo Larroque había movilizado a un centenar de militantes de la flamante agrupación kicillofista Movimiento Derecho al Futuro. Enemistados con La Cámpora, el kicillofismo también movilizaba. Unas horas antes, el gobernador bonaerense había visitado a CFK en el PJ Nacional, pero apenas sí se había quedado una media hora y, cuando llegó, La Cámpora le cantó: “Cuanto les falta para entender, no fue magia, nos conduce una mujer”.

El Cuervo Larroque junto a la columna del Movimiento Derecho al Futuro Prensa Larroque

Estaban, a su vez, dirigentes de izquierda del FIT, como Myriam Bregman, Nicolás del Caño o el “Chipi” Castillo. Enemigos históricos del peronismo, los referentes de izquierda se habían acercado a la sede del PJ Nacional para manifestar su apoyo a CFK “ante la avanzada proscriptiva y anti democrática”:

“El pueblo toma nombre y liderazgos que van surgiendo a medida que va marchando. Nadie tiene la vaca atada, ninguna fuerza política, pero de lo que estoy segura es de que no se resignan a vivir sin derechos”, cerró, ya sobre el final, CFK. A su lado, a unos metros, dirigentes como Cecilia Moreau lloraban.

CFK se dirigió a su casa luego del discurso NA

“Cristina, cristina corazón, acá tenes los pibes para la liberación”, le cantaban las columnas de militantes. “Muchas gracias, los quiero y abrazo mucho. A militar, organizarse, estar junto a la gente que lo necesita”, les respondió la ex presidenta, que se subió al auto que la llevaría hasta su casa en el barrio de Constitución.

La gente se arremolinaba alrededor del vehículo, cantando y llorando y diciéndole que la querían. Cuando el auto se fue, la gente continuó caminando, marchando a pata hasta el domicilio de CFK, a participar de la vigilia.

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