El partido amarillo vuelve a latir y se pone al hombro la campaña libertaria en Buenos Aires. Las claves: el regreso del expresidente y el ascenso de Santilli.
Por Juan Rubinacci
La debacle en la campaña de La Libertad Avanza que produjo el escándalo narco de José Luis Espert le devolvió, paradójicamente, los signos vitales al PRO, que parecía extinguirse en la voracidad libertaria. La reconciliación de Javier Milei con Mauricio Macri, la salida del Profe y la entronización de Diego Santilli revitalizaron y entusiasmaron a la tropa amarilla.
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Hubo una serie de episodios, con origen en la durísima derrota electoral del 7 de septiembre que sufrió la alianza LLA a manos del peronismo, que comenzaron a dar señales de vida en una fuerza que parecía apagarse ante la impronta libertaria en la previa a esos comicios. Ese golpe reconfiguró todo en la mesa de conducción bonaerense. Tanto, que hasta se armó un nuevo grupo ampliado para la toma de decisiones, donde se incluyó a los representantes del PRO.
Pero nada iba a desfibrilar al partido de Macri como el cachetazo que significó la renuncia de Espert a su candidatura, sobre todo por el escándalo en el que se vio envuelto el legislador que pidió licencia. Se abrió una ventana en el puesto 1 de la lista libertaria que nadie dudó en cómo llenar: Santilli, el tercero, sería el elegido por la conducción libertaria para ponerse la campaña al hombro.
Ironía del destino, justo el hombre que hace ya más de un año se cruzó de bando sin pedir permiso y fue uno de los protagonistas, junto con el jefe del bloque del PRO en Diputados, Cristian Ritondo, y el intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro, de las negociaciones con Karina Milei por el cierre de listas para la provincia de Buenos Aires, que lo tuvieron a Macri casi como a un espectador de las conversaciones.
Mauricio Macri.
La derrota en Buenos Aires, el primer síntoma vital
La caída electoral de la alianza en septiembre significó, para el PRO, una especie de resurrección. Una victoria contundente hubiera envalentonado a los libertarios, que habrían mirado el 2027 con un hambre voraz de poblar aún más las futuras listas, los territorios, los municipios y la Legislatura bonaerense de nombres propios, achicando a los amarillos a la mínima expresión.
Pero todo se dio al revés. Perder por más de 13 puntos en Buenos Aires hizo que LLA bajara un cambio y que el PRO tomara algo de distancia. El primer síntoma fue la confirmación del partido fundado por Macri de que mantendrá los bloques legislativos después del 10 de diciembre y no irá a una confluencia de bancadas con los libertarios. Luego hubo dos hechos que iban a marcar la revitalización del espacio: el regreso de Macri y la oportunidad de Santilli.
El regreso de Mauricio Macri
Hubo señales, en algunas voces de LLA, sobre una posible reconciliación de Milei con el expresidente. Al menos ya no veían con tan malos ojos un acercamiento -un respaldo- del líder del PRO en el momento más delicado del Gobierno. Sucedió: se juntaron el 28 septiembre primera vez y el viernes 3 de nuevo, dos días antes de la renuncia de Espert.
Mauricio Macri en la sede del PRO.
Tras esa reconciliación, Macri publicó en sus redes que ayudaría al Gobierno desde el 27 de octubre y que ambas fuerzas trabajarán juntas, con un tono en modo diciembre 2023. El regreso del líder alineó a la tropa que había quedado desordenada tras el conflictivo acuerdo electoral con la Casa Rosada. El ingeniero reunió a su gente en la sede porteña de la calle Balcarce, bajó el perfil y partió con la Hechicera y su familia a España, a la espera de que, ahora, sea Milei el que ofrezca un gesto.
El Pesidente sabe, aunque no lo reconozca, del poder de Macri, sus influencias en la Justicia, los vínculos con el empresariado y la política internacional. Aquello de la institucionalidad con lo que siempre insistió el PRO para ofrecerle a un gobierno que tambaleó varias veces, no es broma. Alguna prueba de esa máxima pudo verse en la protección legislativa que LLA tuvo en el Congreso durante más de un año, que se debilitó cuando los amarillos se fisuraron en el peor momento de Milei.
La reunión de ayer en Olivos fue muy buena. Después de las elecciones del 26 de octubre, confío en que el gobierno iniciará una etapa de cambios orientados a realizar reformas estructurales importantes.
Yo espero que los que queremos un cambio nos podamos unir para llevar…
— Mauricio Macri (@mauriciomacri) October 4, 2025Diego Santilli, la bandera del regreso
El último factor que terminó de revitalizar al PRO fue cuando se conoció la noticia de la caída de Espert. El duelo duró minutos: tras la publicación vía X del diputado sobre su renuncia a la candidatura, la dirigencia del PRO -la libertaria también- inundó las redes de filtros colorados y se subió a la Santilleta. Nadie dudó en pedirle a la Justicia electoral que alterara el orden de la lista para poner al Colo en el primer lugar.
Durante 24 horas, Santilli fue la cabeza de la lista. De hecho relanzó la campaña el último martes con Milei en Mar del Plata y LLA cambió su spot publicitario en radio y televisión con la cara del hombre del PRO. La decisión del juez federal electoral Alejo Ramos Padilla de negarle ese pedido al oficialismo y así dejar al tope de la boleta a Karen Reichardt no le movió un pelo a Santilli, que seguirá poniéndose la campaña al hombro, tal como se lo pidió Santiago Caputo.
Diego Santilli y Karen Reichard en la presentación del último libro de Javier Milei en el Movistar Arena.
El Colorado lo venía haciendo con un perfil más bajo mientras Espert era la figura central en Buenos Aires. Lo acompañó a recorrer distintas ciudades de la provincia -en algunas se ausentó el invitado principal- y puso a su equipo a motorizar la campaña.
El Gobierno maneja números que lo dan 18 puntos abajo del peronismo hasta el narco escándalo. Santilli sentirá que cumplió su deber si achica bastante la diferencia y deja a la alianza, al menos, debajo de FP por un dígito tras la catástrofe de septiembre.
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