Si la fuente fuese la comunicación de Presidencia, no sería un error decir que el Ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, no participó del Foro Económico Mundial en Davos.

Es que no hay una sola foto que así lo acredite. Parece insólito, pero el Gobierno borró de la cobertura de Davos al principal Ministro de la gira. Decisión ciertamente insólita teniendo en cuenta que se trataba del principal foro de economía y negocios del mundo y la participación de la delegación encabezada por Macri tenía por objeto cristalizar el regreso de Argentina a los mercados internacionales. O tal vez, no tan insólita.

Todas las fotos publicadas por la Presidencia en su web muestran a Macri ya sea junto al jefe de Gabinete, Marcos Peña, la canciller Susana Malcorra, su asesor Fulvio Pompeo y por supuesto con Sergio Massa. En ninguna aparece Prat Gay. Pero el bulling comunicacional al ministro de Finanzas llegó al cenit ayer.

En la página web de Presidencia hay un extraño primerísimo primer plano de Macri durante la exposición que brindó ayer en Davos, que evita mostrar lo inevitable: A su lado estaba sentando Prat Gay.

La decisión de borrar al ministro fue tan intensa que los diarios nacionales debieron recurrir de las agencias internacionales para conseguir la imagen del Presidente con su ministro, en la exposición más importante de la gira, donde por otro lado, todo giro sobre los temas que maneja Prat Gay -holdouts, FMI, etc-.

Tampoco hubo cobertura -ni siquiera de la agencia estatal Télam, que se sumó al blockout de Presidencia- del encuentro del ministro con el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Jack Lew. Acaso la reunión más importante de toda la gira. De hecho, después de ese encuentro, el Departamento del Tesoro anunció que levantaba los vetos al país en los organismos de crédito multilaterales. 

La única reunión que podría empardar este encuentro fue la del vicepresidente de EE UU, Joseph Biden, con Macri. De esa sí hubo fotos.

La única imagen que se conoció de Prat Gay es una foto casual, con celular, tomando café en vaso de plástico con la reina Máxima, de Holanda, en un diàlogo claramente fuera de todo protocolo.

Muchos reconocieron que Prat Gay estuvo mal en cancherear ayer al lado de Macri, hablando un inglés impecable opacando al fluído pero más rústico del Presidente. Porque de lo que se trata probablemente sea de eso. De la búsqueda de concentrar en Macri y Marcos Peña la imagen del Gobierno, en una operación de "control" del ego del ministro, que ya había anticipado el actual presidente cuando buscó rodearlo con varios "ministros" de Economía. Operación, que hasta aquí fracasó.

Se sabe, la Cancillería y la comunicación del Gobierno son dos áreas que controla directamente Marcos Peña.

Las tensiones entre Prat Gay y Marcos Peña aumentaron hace un par de semanas, cuando el ministro convocó por las suyas a una conferencia de prensa para anticipar todo el programa de gobierno –desde metas de inflación, de déficit, etc-, sin estar acompañado de Macri. En esa oportunidad fue que dijo lo de la “grasa” de la militancia, que enfureció a Peña porque no entra en el perfil de centroderecha moderada que le quiere imprimir a Macri.

Al día siguiente, el ministro convocó a los corresponsales extranjeros para asegurarse de que el mensaje trascendiera las fronteras, y hasta tuiteó la reunión, en un mensaje envenenado a Peña. 

Prat Gay es el único ministro que no se subordina al jefe de Gabinete y arma su propia estrategia de comunicación. Pero ese no fue el único cortocircuito. El jefe de Gabinete también se tomó la atribución de opinar sobre algunos colaboradores del ministro, y éste además se molestó cuando Peña concedió una entrevista para meterse en la negociación con los fondos buitres, cuando no es un especialista en la materia.

El otro gran ausente de Davos fue Francisco “Pacho” Cabrera. Al ministro de Produccióndirectamente no lo llevaron, y eso que hubo encuentros con CEOS de rutilantes compañías. Pero claro, frente a la tensión con el ministro que desarmó con éxito el cepo y tiene por delante el desafío de acomodar la destartalada herencia del kirchnerismo, lo de Cabrera no pasa del nivel de precalentamiento.