Pollack cuenta todos los secretos de la negociación con los fondos buitre

Pollack cuenta todos los secretos de la negociación con los fondos buitre

Intercambió 175 mails con Singer. Habló con Macri. Y vio a Kicillof pasarse un día en el teléfono con Cristina Kirchner.

El misterio del piso 27 al fin se había develado. Ese lugar, con el que decenas de periodistas de todo el mundo habían fantaseado mientras esperaban novedades de lo que allí sucedía durante larguísimas jornadas en la vereda, con sol, lluvia y nieve, en el 245 de la Avenida Park de Manhattan, se corporizaba al fin. Al estudio de abogados McCarter & English, donde sucedieron las históricas negociaciones entre el gobierno argentino y los holdouts, se sube por un ascensor que como un cohete llega al piso indicado. Allí se abren las oficinas donde trabaja el abogado Daniel Pollack, el “special master” designado por el juez Thomas Griesa en 2014 para mediar y destrabar un conflicto que ya llevaba más de una década sin solución. Una batalla judicial que terminó el 22 de abril, cuando la Argentina pagó a los llamados “fondos buitre” 9.352 millones de dólares, el magistrado levantó las medidas cautelares y el país salió del default.

El espacio es solemne, colmado de oficinas y salones. Entre sobrias paredes tapizadas en madera, alfombras mullidas y ventanales donde se divisa el esplendor de los rascacielos neoyorquinos, Pollack recibe en exclusiva va a Clarín y cuenta por primera vez los detalles de la negociación que tuvo en vilo al país por varios años, durante el kirchnerismo y también con el nuevo gobierno de Mauricio Macri. Fueron meses de tratativas fracasadas con el ex ministro Axel Kicillof y su no negociación “para consumo político interno”, según Pollack, y un nuevo panorama que se abrió con la asunción de Macri y la delegación encabezada por el secretario de Finanzas Luis Caputo. Fueron semanas de trabajar hasta la madrugada, con llamadas de urgencia, con 175 mails y decenas de comunicaciones entre el mediador y el magnate Paul Singer, dueño de NML, el principal acreedor. También con momentos de tensión, como cuando Caputo le envió un mail a Pollack, indignado, en mayúsculas: “DAN: NO DEAL, THIS IS A JOKE” (Dan: no hay acuerdo, esto es una broma) y todo estuvo a punto de desmoronarse.

Precisamente en la sala de conferencias del piso 27, con una mesa enorme y sillones de cuero, donde se llevaron a cabo la mayoría de las negociaciones, Pollack mostró a esta corresponsal las copias de los acuerdos –el primero de ellos escrito a mano en un papel del estudio-- y varios de los mails intercambiados por las partes. Para él, esta negociación “fue un hecho que le cambió la vida”.

-¿Qué pensó cuando el juez Griesa lo eligió como “Special master” en 2014? ¿Lo vio como un desafío?

-Yo lo describiría como un hecho que cambió mi vida. Me sumergió en el medio de una disputa global con profundas ramificaciones no sólo para la República Argentina sino para el sistema financiero internacional.

-¿Cuál fue su estrategia cuando comenzó a negociar con el gobierno anterior, el de la presidenta Cristina Kirchner?

-Quería sentar a las partes cara a cara, pero enseguida me di cuenta de que iba a ser imposible porque la anterior administración no quería sentarse con los holdouts. El ministro de Economía, Axel Kicillof, vino a mi oficina el 7 de julio de 2014 e insistió en verme solo. Finalmente lo convencí de sentarse con los abogados de los fondos, cara a cara. El 21 de julio por la tarde hubo una reunión con 20 personas en mis oficinas y yo les dije: “Elijan a sus cinco mejores” para hacer un grupo más íntimo y así lo hicimos. Nos reunimos varias horas hasta tarde pero no obtuvimos ningún resultado.

-¿Y qué paso entonces?

-Al día siguiente vinieron otra vez y Kicillof estuvo hablando todo el día por teléfono con la presidenta Cristina Kirchner. Entonces yo le dije que deberían hacer una propuesta porque no podía tener aquí a los representantes de los holdouts todo el día y el ministro finalmente me respondió: “No puedo hacer una propuesta, por la cláusula Rufo” (la norma que impedía ofrecer a los holdouts un pago mejor respecto al último canje). Yo le dije que podíamos hacer un acuerdo. Yo había hecho, por pedido del juez Griesa, dos propuestas y los holdouts habían aceptado. Ellos habían encontrado aceptable que se hiciera un puente hasta el 1 de enero para evitar el problema de la cláusula Rufo. Las dos propuestas que hice fueron rechazadas por la Argentina. El 29 de julio Kicillof dio una conferencia de prensa donde anunciaba que se volvía a Buenos Aires.

-Usted fue acusado en ese momento por el gobierno argentino de ser “parcial” y de favorecer a los holdouts. ¿Cómo recibió estas denuncias?

-Fueron completamente infundadas y no era verdad. La verdad es que el default es el default. No existe el “default técnico”. La Argentina estaba por caer en default y yo les dije que las consecuencias no eran buenas para nadie. Kicillof y Cristina Kirchner entendieron que eso era sesgado. Creo que la anterior administración utilizó su no compromiso de negociar como una cuestión política. Fue para consumo político interno. Yo a esa altura le dije al juez Griesa que había habido un cambio significativo y que creía que el tema no se resolvería en 2015. Era una cuestión más política que económica para la Argentina.

-Después Mauricio Macri ganó las elecciones. ¿Cómo fueron los primeros contactos con el nuevo gobierno?

-El 5 de diciembre recibí un mail inesperado de quien luego iba a ser el secretario de Finanzas, Luis Caputo, que decía que quería verme el 7 de diciembre. Nos reunimos por más de una hora y fue básicamente para presentarnos. Pero él me dejó en claro que el gobierno de Macri quería comenzar negociaciones serias.

Pollack –todos lo llaman “Dan”-- cuenta que antes de esa fecha, NML quiso reunirse con Caputo y el vicejefe de Gabinete Mario Quintana. Los funcionarios y representantes del fondo del Singer se encontraron en el emblemático hotel Waldorf Astoria –a pocos metros de las oficinas del “special master"- y al finalizar los hombres de Macri dijeron estar “desilusionados” porque no veían la posibilidad de arreglo. “Mi rol era traer a las partes a la mesa de negociaciones y que hablaran de manera ordenada y con bases justas”, dijo Pollack.

El primer encuentro fue el 15 de enero y entonces Caputo dejó en claro que la Argentina iba a hacer pública su propuesta para resolver el tema, mientras que los fondos querían firmar un “Non disclosure agreement”, una cláusula de confidencialidad. Pero el secretario de Finanzas respondió que el Presidente creía que la transparencia era necesaria para el Gobierno y el Congreso. No coincidían en ese punto. Luego se acordó que primero Argentina presentaría la propuesta a Pollack el 1 de febrero y los fondos tendrían la oportunidad de verla antes de que fuera publicada.

“Las discusiones continuaron el 1, 2, 3 y 4 de febrero, sin que se resolviera el tema de la cláusula, mientras que los fondos tampoco respondían la propuesta de Argentina. En la mañana del 5 de febrero llamé al presidente Macri por unos 6 minutos. Quería asegurarme cuál era el límite del Presidente para un acuerdo y si quería publicar la propuesta, sin que hubiera acuerdo con MNL”, explicó Pollack.

“Pero, mientras tanto, las reuniones entre el Gobierno y los otros fondos proseguían en mis oficinas. El 1 de febrero el negociador de EM Limited me viene a ver y me dice que no acordaban con la “resistencia rígida” de los fondos más duros (NML, Aurelius, Davidson Kempner y Bracebridge Capital) y que ellos querían saber cuál sería la resolución económica”. Entonces Caputo, bajo supervisión de Pollack, acordó pagar a EM Limited 849 millones de dólares. “Ese acuerdo, sellado con un apretón de manos y firmado en un papel escrito a mano mostraba las buenas intenciones (muestra a Clarín una copia)”.

-¿Eso fue lo que rompió el hielo?

-Esto rompió el hielo y mostró que el bloque no era monolítico. El 2 de febrero, otro fondo, Montreaux, vino a verme y dijo que quería negociar un acuerdo por separado de los grandes. Esta vez fue un acuerdo tipeado, de 4 párrafos, firmado el 3 de febrero.

-¿Y cuál fue la reacción de NML entonces?

-El 2 de febrero recibí un mail de Paul Singer, a quien yo había conocido casualmente en un almuerzo previo, que me decía: “Dan, a la luz de los acontecimientos de esta semana, creo que es hora de que tu y yo tengamos un encuentro cara a cara. Me gustaría ir a tu oficina. ¿Qué te parece mañana, a las 8.30?”. Este mail llevó a una intensa ronda de negociaciones. Me encontré con Singer en tres ocasiones, tres horas cada vez: dos veces en mi oficina y otra vez en mi departamento. Intercambié 175 mails con él en febrero y hubo decenas de llamadas. Singer estaba conduciendo las negociaciones con NML mientras sus representantes estaban aquí en esta oficina. Singer no estuvo “apenas involcrado”, como algunos medios publicaron. Fue una inmersión total de Singer por un lado y Caputo por el otro, ellos fueron los principales negociadores.

-¿Caputo y Singer estuvieron frente a frente alguna vez?

-Nunca pasó, nunca se vieron cara a cara ni ninguno manifestó su deseo de hacerlo.

Pollack cuenta que como los fondos no estaban de acuerdo entre sí contrataron a un asesor, Kenneth Eckstein, un abogado especialista en quiebras y reestructuración corporativa, que los ayudó a resolver las disputas. Además, el “special master” reveló que hubo, además de la cláusula de confidencialidad, otro motivo duro de disputa: NML quería incluir la llamada “Most Favored Nation Agreement”, que signficaba que si Argentina firmaba luego un acuerdo más beneficioso del que eventualmente obtendrían con NML, ellos automáticamente obtendrían esos mismos beneficios. Los delegados argentinos se negaban a incluir esa cláusula.

“Finalmente los holdouts no consiguieron eso ni tampoco la cláusula de confidencialidad ya que la propuesta se publicó y ya fue inútil debatir ese punto. Es decir que la Argentina prevaleció en esos dos temas”, dijo Pollack. Agregó que “hubo otro momento de fricción que fue cómo plasmar el acuerdo: NML quería algo muy detallado, pero no había tanto tiempo porque el Congreso debía aprobarlo enseguida. Al final, hicimos un acuerdo de principios de 10 puntos, que yo redacté, aunque NML quería uno más complejo”.

Pollack plantea el fondo de este tema: “La filosofía de esto es que yo lo veo como un acuerdo y NML lo veía como una reestructración de deuda. No era un problema de bancarrota, era un problema de “X”. Era todo sobre un número, al final era saber cuál era ese número. Singer fue tan pragmático que entendió el punto, quizás sus subordinados no".

El acuerdo firmado por Singer y Caputo en forma electrónica llegó a la computadora de Pollack a las 6 de la tarde del 28 de febrero. El Gobierno les pagaría a los fondos más duros, incluido NML, 4.635 millones de dólares más “algunos costos legales”.

Después la historia siguió en los tribunales. El 22 de marzo el juez Griesa emitió una orden que decía que levantaría las cautelares si el Congreso derogaba la Ley Cerrojo y de pago Soberno y que se pagara lo que habían firmado antes del 29 de febrero. Para sorpresa de muchos, incluido Pollack, NML apeló esa decisión a la Cámara y ese tribunal el 13 de abril, en un hecho muy inusual, se expidió ese mismo día a favor de la decisión de Griesa. Allí la Argentina disparó el gatillo y lanzó una masiva emisión de bonos de 16.500 millones de dólares, una parte destinada a pagar a los holdouts. Ese día Caputo le escribió a Pollack: “No puedo enfatizar suficientemente lo mucho que aprecio su trabajo y su enorme ayuda para llegar a esto”, le dijo.

Pollack dice que “no tengo más que admiración sobre cómo Caputo lideró las negociaciones. Lo mismo sobre el ministro Alfonso prat Gay, que vino a Nueva york y con su carta a la Cámara de Apelaciones alentó a que se emitiera el fallo ese mismo día. También tengo gran respeto por Singer, un negociador feroz”.

Como mediador, dice Pollack, “fui fuerte, cuando tuve que serlo, con Singer y con Caputo”. Y cuenta que, el 25 de febrero, Caputo le escribió: “DAN, NO DEAL, THIS IS A JOKE”, porque consideraba demasiadas las exigencias de NML. “Estuve hablando varias horas con él y lo convencí de que no iba a servir a la Argentina si se retiraban de las negociaciones. Tuvo el sentido común de entenderlo”.

– ¿Y en qué conminó a Singer?

- A Singer le dije que Argentina no iba a aceptar sus condiciones y él no es una persona acostumbrada a que le digan que no: hubo varias veces que le dije que no. Pero él fue lo suficientemente realista como para buscar el “x”. El entendió que la cuestión era cuál era “x”, cuál era el número.

-Sin embargo, Singer consiguió cosas que otros fondos no lograron como por ejemplo que se le pagara ciertos costos del litigio.

- NML estaba litigando desde hace 15 años y ningún otro representaba una amenaza para la República como ellos. NML y los otros fondos más duros tenían más de la mitad de la deuda. La Argentina, en forma realista, reconoce que Singer podría amenazar con seguir con el litigio y eso explica el resultado que consiguió.

- ¿Cree que la resolución de este conflicto puede sentar alguna base para reestructuraciones de deuda en el futuro?

-Ni el juez ni yo vimos esto como una reestructuración de deuda ni como una bancarrota. No era reestructuración de la deuda argentina, fue un acuerdo por un número.

-¿Qué le diría a los argentinos sobre este acuerdo, que muchos criticaron?

-Que los felicito, que les deseo lo mejor y que espero que el retorno al mercado de capitales beneficie a todos los argentinos. Cuando Griesa me eligió, en 2014, dije que el default no beneficiaba a nadie. La gente debe pagar sus deudas y los países deben pagar sus deudas. Argentina lo hizo.

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