“En Mar del Plata había una crisis de representación en la política”

“En Mar del Plata había una crisis de representación en la política”

Dueño de un bajo perfil difícil de mantener en la política, el jefe de campaña de Guillermo Montenegro habló con LA CAPITAL sobre su carrera política y cómo inició el sueño de obtener la intendencia de General Pueyrredon.

Alejandro “El Ruso” Rabinovich es el hombre detrás del triunfo de Guillermo Montenegro en la ciudad. Político de raza pero de bajo perfil, fue quien confió en el marplatense hace dos años, cuando el triunfo electoral era apenas un sueño difícil de alcanzar y en el que pocos creían.

Este domingo fue una de las cuatro personas a las que el intendente electo agradeció. Las otras fueron: Eugenia, su mujer; la gobernadora María Eugenia Vidal y el presidente Mauricio Macri. Pero ¿quién es el radical que llevó a un dirigente del riñón del PRO a la intendencia local?

Rabinovich, que no muy amigo de las entrevistas, aceptó dialogar con LA CAPITAL acompañado por la periodista Florencia Pérez Lalli -subsecretaria de Comunicación de la municipalidad a partir del 10 de diciembre- tras haber sido ambos la “sombra” del legislador nacional durante toda la campaña.

Fanático de River –“la única vez que estuvimos sin hablarnos con Guillermo, un enfermo de Boca, fue por el fútbol, después de la suspensión del superclásico de la Libertadores anterior en el Monumental”, admite-, amante de las “roscas” de café y las tertulias políticas, e infatigable gastador de baterías de celulares, Rabinovich esboza una sonrisa mientras lee la portada del diario del lunes con la foto del intendente electo, revuelve el cortado y se presta a la charla.

-¿Cuándo arrancaste en política?

-En 1987 a los quince años, militando en el radicalismo. Fui presidente del Centro de Estudiantes Secundario en el ’88, delegado de la FES en la mesa de conducción de la Franja Morada y después entré en la Franja Morada Universidad. De ahí pasé a la Juventud Radical y fui su presidente en 2002. En 2003, (Elisa) Carrió me llamó porque estaba armando en ese momento el ARI. En ese momento el radicalismo estaba en un momento muy difícil, con mucho debate interno, entonces decidí renunciar a la presidencia de la Juventud y armamos el ARI con el actual intendente de Rosario Pablo Javkin. Ahí seguí con Lilita, fui diputado provincial y la vida me llevó, en 2007, cuando ganó Mauricio, a empezar a tener vínculo y relación con Horacio (Rodríguez Larreta), Gabriela (Michetti) y Mariú (Vidal). Ahí entró Mariú de legisladora y empecé naturalmente a trabajar con ella y seguí así mi carrera política.

-¿Cuál fue tu rol en el gobierno de la ciudad de Buenos Aires?

-Fui director de Puerto Madero y después fui administrador del Poder Judicial durante siete años. Yo había sido director de Justicia a los 31 años, en el 2004, cuando Lilita había hecho alianza con Aníbal Ibarra. Mi vida fue siempre la política, siempre fue esto.

Rabinovich leyendo la tapa del diario del lunes, que reflejó en primer plano la victoria de Montenegro.

“Es un tipo que escucha”

-¿Cómo se conocieron con Guillermo Montenegro?

-En la Legislatura, año 2008. El asumió como ministro de Seguridad, yo era diputado y había mandado a la Legislatura un proyecto para crear por ley la policía metropolitana. Estaba obsesionado con que saliese por unanimidad, por lo que él laburaba con los diputados para ver cómo se debía armar el documento para que saliese así. A partir de 2010 más o menos empezamos a tener una relación de amistad. Después estuvimos juntos en la campaña de la interna (por la Ciudad de Buenos Aires) entre Gabriela (Michetti) y Horacio (Rodríguez Larreta). Trabajamos juntos ahí, yo conocí a su familia y él a la mía. De hecho mis hijos le dicen “tío Guille”.

-¿Qué valores viste en Guillermo Montenegro para jugártela como te la jugaste por él?

-Lo que tiene Guillermo es que es un obsesivo del laburo. Vos podés ser amigo de Guillermo, podés ir a comer un asado, pero laburar con Guillermo no es fácil. Es un tipo que se levanta a las seis de la mañana y se va a dormir a las once y media de la noche. Es un tipo de 18 horas de laburo. Más allá de la amistad, coincidimos en la obsesión del laburo los dos. Creo que eso es lo central. Y después es también un tipo que escucha, que cuando vos le planteás una cosa, te la discute, te la pelea, pero si vos tenés razón, te lo reconoce.

-Se dice que Montenegro hace dos años le comentó a María Eugenia Vidal que su idea era volverse a vivir a Mar del Plata…

-María Eugenia se juntó con él en la República de los Niños. Ella se estaba por ir a China, y Guillermo le contó que se quería volver a vivir a Mar del Plata. Ella le dijo que le parecía bien, pero si venía a Mar del Plata que salga a caminar para ver si podía ser candidato. Viene Guillermo, me lo cuenta, y a mí me quedaban dos años de cargo en la Legislatura pero renuncié y me vine para acá con él. Al tiempo, en diciembre, me la encuentro a María Eugenia en el cumpleaños de Fabián (Perechodnik, secretario general del gobierno provincial) y me dice: “Ruso, ¿es verdad que te vas con Guille a Mar del Plata? ¿Renunciás? ¿Viene de verdad?”. “Sí, vamos a laburarla”, le dije.

-Llegaste a Mar del Plata y todo el mundo te decía que era imposible instalar una candidatura en tan poco tiempo.

-Se nos reían, pero yo estaba convencido.

-¿Y cuáles eran las herramientas que te hacían estar convencido?

-En Mar del Plata había una crisis de representación de la dirigencia política y Guillermo podía ser el que resolviese eso.

El festejo alocado de Rabinovich el domingo, en el búnker de Montenegro.

“Diálogo directo”

-En el medio estaba Vilma Baragiola, que era una candidata difícil. ¿Por qué creen que ganaron esa interna?

-Guille vino a cubrir un faltante que había en el diálogo directo entre el dirigente político y la gente. El empezó a patear, patear y patear. Se le reían, se nos reían. “¿Vos creés que tomando mate vas a poder llegar?”, nos decían, y Guille le metía y le metía. En un momento empezó a subir y subir el nivel de conocimiento y no nos vieron venir. Yo creo que se ganó por el laburo constante y porque Guillermo laburaba 18 horas por día.

-Bancar a Cambiemos en estos últimos dos años no fue fácil, con el gobierno nacional y provincial en su peor momento económico, y al mismo tiempo estaba en la ciudad gobernando Arroyo. ¿Cómo hicieron para diferenciarse del gobierno de Arroyo, que en definitiva era Cambiemos, sin tener que sufrir los daños colaterales?

-No hubo nunca por parte nuestra una estafa electoral. Nosotros no dijimos que era una cosa distinta a la que éramos. Cuando leíamos las encuestas esto se veía muy claro: Guillermo era del equipo de Mauricio Macri, de Horacio Rodríguez Larreta y de María Eugenia Vidal.

-Nunca se escondieron de eso…

-Nunca. Nuestra campaña empezó con el afiche con María Eugenia Vidal y terminó con el afiche de María Eugenia Vidal. Empezó con el spot publicitario con María Eugenia y terminó con María Eugenia. Empezó con el 360° con Mauricio y terminó con la marcha del “Sí, Se Puede” con Mauricio y María Eugenia. Nosotros fuimos siempre lo mismo. No es que escondimos algo. Y creo que lo que pasó también es que la relación de Arroyo con María Eugenia se fue desgastando y los marplatenses entendieron esto. También sabían que María Eugenia le había dado mucho a Mar del Plata.

-¿La no aceptación de Raverta de una PASO con Pulti los benefició?

-No analicemos los números de ayer. Creo que la elección sí se nacionalizó y provincializó. Entre los votos de Axel y María Eugenia sumaron más del 90% del padrón de Mar del Plata. Es muy difícil ir para atrás y ver qué hubiese pasado si hubiese habido una PASO. Muy complicado. También es pensar en escenarios distintos. Hay que pensar que María Eugenia creció de las PASO al domingo ocho puntos, con lo cual hacer una modificación de los escenarios electorales es complicado.

-¿Qué no había que hacer en la campaña?

-Lo central era escuchar y hablar a los marplatenses. No estar encerrado en la política. Creo que eso Guillermo lo pudo interpretar muy bien. El municipio necesita un tipo de conducción fuerte, que no se deja entornar, y ese es Guillermo Montenegro. Cualquiera que cree que va a poder influir sobre una decisión de él está equivocado. Guillermo viene de manejar una fuerza policial, que es muy difícil, y demuestra su capacidad de liderazgo y conducción.

El domingo, antes de conocerse el triunfo, Rabinovich pidió cautela.

Elogio al obispo

-Instalarse, luego ganar una elección… ¿Ahora el próximo paso es construir poder?

-Ahora lo que creo que tenemos que hacer es mantener la agenda. Guillermo tiene que ser tal cual es, tiene que demostrarle al que confió en él y al que no. Porque esto fue una elección pareja y tiene que gobernar para todos. Ahí va a tener que hablar con todos los actores políticos y con todas las fuerzas vivas de Mar del Plata. Y otra persona que tiene un rol central y siempre se lo dijo María Eugenia es (el obispo Gabriel) Mestre. Me parece que representa un punto de encuentro, como la agenda que planteó en el tema del basural. Creo que es un punto de encuentro para poder confluir toda Mar del Plata atrás de un mismo proyecto.

-Cuando comenzaron a caminar Mar del Plata la idea era Vidal gobernadora y Macri presidente. Hoy tienen un amarillo en el medio de una isla. ¿Cómo cambió el panorama?

-No quedó un amarillo en el medio de un mapa. Hay muchísimas intendencias en la provincia de Buenos Aires en las que ganó Juntos por el Cambio. Aparte lo dijimos también durante la campaña: Guillermo es una persona de diálogo, de consensos. Para defender a Mar del Plata va a hablar con Axel (Kicillof) y con Alberto (Fernández). Creo que Mar del Plata está por encima de cualquier cuestión política partidaria. No lo sentimos como una isla. De hecho, la quinta sección electoral está toda pintada del mismo color. Se ganaron intendencias que no se pensaban, como 3 de Febrero y Lanús. Además, me parece bueno ese juego de la democracia.

-¿Cuál va a ser tu rol dentro del gobierno de Montenegro?

-Lo que Guillermo diga. El es el intendente. Yo estoy dispuesto a trabajar, pero el que conduce el proceso y el que es intendente es él.

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