Para Máximo, el acuerdo que selló Guzmán es "razonable" solo para el FMI

Para Máximo, el acuerdo que selló Guzmán es

La palabra que usó Martín Guzmán para presentar el principio de acuerdo alcanzado con el FMI es "razonable". Se esforzó en mostrar como un logro que la reducción del déficit fiscal a corto plazo sea un manejable 0,5% del PBI, y que haya partidas exentas de ajuste, como las jubilaciones, el gasto en infraestructura, ciencia y tecnología, y los programas que tienen como destino la "inclusión social".

Los argumentos que expone el Ejecutivo quedaron claros. Ahora, ¿qué obtuvo el FMI para que este entendimiento también sea "razonable" para Washington? Que haya un sendero hacia el equilibrio fiscal representa, para el Fondo, todo un avance, considerando que tiene enfrente a un gobierno que ha defendido públicamente la necesidad de subir el gasto aún sin tener cómo financiarlo. La Argentina pedía llegar a déficit cero en 2027 y bajó dos años ese horizonte. Lo que sucede es que a cambio de ese sendero formalmente moderado, los técnicos consiguieron algo central: el compromiso de que apagarán con más rapidez el motor de la asistencia monetaria, un dato que en el contexto argentino es casi más relevante que la meta fiscal.

Guzmán reconoció que en 2021 la ayuda del BCRA (tanto por giro de utilidades como por adelantos transitorios) fue equivalente a 3,7% del PBI. El año próximo esa cifra tiene que bajar a 1%, una meta que sin duda estresará al Palacio de Hacienda, ya que si descontamos el 0,9% que arrimó el aporte solidario (bautizado como impuesto a la riqueza), en realidad habrá que hacer un esfuerzo enorme para cumplir el 2,5% de déficit que aceptó el ministro de Economía.

No hay muchos caminos para cumplir ese objetivo: más colocación de deuda en el mercado de capitales, más recaudación (difícil si además el precio de las materias primas no repite los niveles de 2021) o más inflación que ayude a licuar el gasto que no está indexado.

Esta receta fue la que le permitió al Gobierno terminar 2021 con un rojo primario de 3,1%, pero fue desgraciadamente efectiva porque la inflación anual llegó a 50%. Si el Gobierno ahora tiene que cumplir "rangos de inflación" descendentes, este motor también va a funcionar con menos potencia.

Queda entonces en pie la necesidad de apelar a un mayor caudal de ingresos tributarios. El incremento de la presión tributaria que vimos con la reforma de Bienes Personales puede ser apenas un botón de muestra.

La Argentina no tenía muchas alternativas. Es probable que deba apelar a todas las fórmulas enumeradas para cumplir. Y a otras que aún no conocemos, ya que falta que se definan los detalles de la carta de intención. La renuncia de Máximo Kirchner dejó en off side a Guzmán y reafirma la creencia de que para el kirchnerismo el acuerdo está más cerca de lo que quería el FMI que de lo que le convenía al país. Explicar ahora que no incluye un ajuste desafiará toda la retórica política de Alberto Fernández.

 

Comentá la nota