La obsesión de Macri por la imagen de su gobierno en el mundo

La obsesión de Macri por la imagen de su gobierno en el mundo

El G20 es el fruto de la estrategia de mostrar cambios en la política internacional. La idea de ser “un líder moderno” y regional clave.

Cada vez que viaja al exterior, Mauricio Macri se relaja. Cree que en otros países es mejor considerado que en la Argentina. En consonancia con esa idea, desde que llegó a la Casa Rosada dedicó parte de su tiempo a intentar instalar su imagen como un líder sudamericano que vino a romper con los populismos reinantes. Esta es una de las ideas directrices que lo motivaron en la cumbre del G20. Según la óptica del oficialismo, para ello Macri buscó posicionarse y le dio un lugar privilegiado a generar lazos con presidentes de todo el mundo, a cultivar relaciones personales y a la prensa internacional.

Producto de esa construcción, afirman en la Casa Rosada, se pudo organizar por primera vez el G20 en un país sudamericano. Macri busca inversiones en medio de la guerra entre las potencias La imagen internacional es fundamental en el esquema de poder del macrismo. De hecho, los periodistas acreditados en Casa Rosada que trabajan de corresponsales de los principales medios del mundo tuvieron una apertura privilegiada a la información presidencial. Es más: en cada viaje, Macri dedicó parte de su tiempo a las grandes cadenas locales, desde CNN y Bloomberg, la cadena de noticias bursátiles, hasta el sitio Hufftington Post, uno de los más leídos de EE.UU. Para el G20 hubo más de tres mil periodistas acreditados de casi cien países. El manejo del inglés, aunque con ciertas limitaciones, le permitió al Presidente realizar entrevistas sin necesidad de intermediarios.

La estrategia siempre fue la misma: mostrar un Presidente que rompió con 12 años de hegemonía kirchnerista y con diferencias sustanciales con respecto a sus antecesores. Entre otras, su posición contra Venezuela, la apertura a las inversiones extranjeras y los acuerdos de libre comercio, y una visión pro mercado que contrastó con la de Cristina Kirchner o Dilma Rousseff. Para el consultor estrella del PRO, Jaime Duran Barba, cada vez que se mide la imagen presidencial tiene que estar en relación con los mandatarios del mundo. Por ello, durante los primeros dos años de gestión cada vez que era consultado al respecto respondía que Macri era uno de los líderes mundiales con mejor imagen. “El mundo confía en nosotros, sabe que vamos por el camino correcto y nos apoya”, repitió Macri, tras el acuerdo sellado con el Fondo Monetario Internacional.

El FMI se reunirá con Macri y Dujovne y anunciaría un nuevo desembolso de dólares En esa obsesión por su imagen internacional tuvo una aliada clave: su mujer, Juliana Awada, quien no solo lo acompañó en todos sus viajes internacionales sino que fue una partenaire fundamental. Detrás de su obsesión por “el mundo”, está el jefe de Gabinete, Marcos Peña, quien no solo tiene en sus genes la diplomacia (su padre trabajó en Cancillería) sino que también se ha ocupado de moldear la imagen presidencial en los medios internacionales bajo la idea de un líder “moderno”. En lo operativo, el canciller en las sombras, Fulvio Pompeo, es la pieza que termina el rompecabezas de la política internacional en Balcarce 50. El por qué de la cita a Mandela “Quiero recordarlo, es alguien que siempre he admirado mucho y que nos invitó a que terminemos con la pobreza.

El siempre fue un promotor del diálogo, y les agradezco por estar aquí”. Al abrir la cumbre del G20, Mauricio Macri no se quiso olvidar de uno de sus héroes de la vida real: Nelson Mandela. El vínculo, y la pasión, que despierta en el jefe de Estado el fallecido líder sudafricano fueron una constante en su vida política. De hecho, uno de sus libros de cabecera es La sonrisa de Mandela del periodista inglés John Carlin, una biografía sencilla que, en menos de 200 páginas, refleja cómo fue mutando la actitud de Mandela desde que fue liberado por el régimen del Apartheid –que instaló un sistema de segregación racial–  en 1990 hasta la llegada a la Presidencia en 1994. El libro, publicado en 2013, fanatizó al entonces jefe de Gobierno porteño y no solo lo recomendaba sino que se lo regaló a varios ministros. En agosto de este año, el artista Javier de Aubeyzon junto al diario La Nación le obsequiaron un cuadro con la sonrisa de Mandela que hoy está colgado en la pared de la oficina presidencial en la residencia de Olivos. La excusa: el cumpleaños número 100 del líder sudafricano. 

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