1 litro. 1 dólar. 13 mangos

1 litro. 1 dólar. 13 mangos

El 2014 arrancó con el quiebre de dos barreras psicológicas de precios y cotizaciones. Ya el dólar blue se acomoda siempre arriba de $10, y la nafta también avanzó en ese camino, con los incrementos de Shell e YPF, llevando el combustible premium en algunas ciudades hasta los $13.

El consumo no se detiene, el parque automotor ha crecido de tal manera que no mermó en absoluto la actividad en las estaciones de servicio. Las que han quedado y sobrevivido, luego del cierre de más de 4000 de estos negocios desde fines de la década del noventa.

Todas las variables se van para arriba. Precios, servicios, impuestos, salarios. No hay acuerdo que valga. Y esto recién comienza.

Los policias bonaerenses copan la peatonal marplatense en plena campaña de convocatoria a nuevos jóvenes que quieren ser efectivos de la "mejor policia del mundo". Uno de los argumentos que presentan es el nuevo sueldo de entrada de $8500 de bolsillo. Dos meses de preparación, un arma, y a la calle. A jugarse la vida.

En algunas ciudades de la costa como Mar del Plata, impacta ver los carteles de las estaciones de servicio. Los combustibles premium ya orillan los $13. En el centro de la "Ciudad Feliz", ayer vendían los verdes a $10,25. "Haciéndote precio a vos, porque en el chicaje llegamos a $ 10,40", expresaba un fino arbolito de Luro y Catamarca.

Los docentes quieren equiparar sus básicos con Santa Fe. Desde UDOCBA, el gremio docente de Moyano en la provincia, pretenden un básico de $6400, y afirman que Scioli tiene la plata para darlo. Hoy se presenta el enésimo acuerdo de precios, y a pesar de los anuncios, los casi 200 productos y los precios quietos o calmos  por tres meses, pocos confían en el buen resultado, y todos ya seban que esos valores traen un "colchón" para aguantar 90 días.

El panorama es preocupante. ¿Por qué en nuestro país no podemos salir todos juntos de un momento dificil? Todo indica que vamos camino otra vez a las clásicas salidas nacionales: Un Rodrigazo del siglo XXI, una devaluación salvaje, un salvarse cada uno aunque todo se caiga a pedazos. 

Los aumentos del transporte en CABA y GBA y los incrementos en los peajes son otras dos medidas que los formadores de precios, todos, desde las 10 empresas más grandes del país, hasta el almacenero del barrio, han tomado para remarcar. Deben reconocer todos que el incremento en el transporte capitalino no es ni más ni menos que un reacomodamiento, luego del incremento el boleto queda en $2,50, y más barato con la SUBE, y un principio de re asignación  de subsidios, para redireccionarlos a los sectores más desprotegidos. En el caso del peaje, nadie deja de venir a la costa por $9 más.

No hay alternativa. Para que los precios no aumenten hay que incrementar la producción, para que el crecimiento de oferta nivele valores, fomente el crecimiento y permita el mayor consumo para nuevos sectores de la población. 

Hace falta también grandeza y compromiso de los sectores más poderosos, aquellos que han incrementado sus ingresos como nunca antes, y no por quitarles a los de abajo, sino porque la torta se agrandó. Dejen por un momento la puja distributiva y el afán desmedido de querer quedarse siempre con la parte del león. 

Hace falta también que los gremios no deliren, ni antepongan sus odios viscerales y sus conveniencias políticas a los serios debates salariales. Y hace falta un estado que se mire, se revise y, si hace falta, también se ajuste. Sin dejar de ser protagonista, pero debe modificar algunas pautas.

Lo triste de los sectores más fuertes, es que pareciera que prefieren las viejas salidas salvajes antes que caminos alternativos en los cuales se puedan salvar los más débiles. Y ellos también. Prefieren el Titanic, y sentarse solos en los botes salvavidas, aunque quede lugar para otros.

La gran duda es si tenemos los argentinos la cuota de pensamiento plural y comunitario que nos pueda sacar de la crisis, aportando cada sector un poco, y no acobachando todo lo que se pueda, con ese egoísmo clásico que nos ha llevado a vivir los momentos más difíciles. Sálvese quien pueda... Yo, argentino.

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