Guerra a la inflación: por qué las alimenticias hablan de una "caza de brujas" y piden una hoja de ruta

Guerra a la inflación: por qué las alimenticias hablan de una

El presidente de la Copal y la Unión Industrial Argentina (UIA) sostuvo en diálogo con El Cronista que se deben buscar consensos y definir el rumbo que quiere tomar el Gobierno.

El sector alimenticio es el principal enemigo en la guerra que el Gobierno declaró contra la inflación. Con un avance de precios mensual de 7,5% en febrero pasado, las empresas del sector saben que la mira está puesta sobre ellas, aunque al mismo tiempo sienten que hay cierta animosidad oficial a la hora de buscar culpables de esta situación.

"Si esto es solo una caza de brujas, no sirve; no ayuda a nadie y perdemos el foco de lo importante", sostuvo en diálogo con El Cronista Daniel Funes de Rioja, presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal) y la Unión Industrial Argentina (UIA).

- Al anunciar la guerra contra la inflación el presidente Alberto Fernández habló de "especuladores". ¿Lo relaciona con esa supuesta intencionalidad de la que habla?

- Yo no me puedo sentir aludido a eso. El sector industrial mostró durante la pandemia un total apoyo a todas las medidas y necesidades del Gobierno. Recibimos ayuda del Estado, es cierto, pero al mismo tiempo respondimos con producción y abastecimiento, dentro un mercado muy contraído. Habrá especuladores, y tal vez se están generando las condiciones para que los haya porque la inestabilidad económica y financiera conducen a eso. Lo que se debería buscar es la claridad de las reglas de juego, justamente para que no haya espacio para esos especuladores.

 

- ¿Ve posible que cambie la tendencia alcista que se ve hoy de los precios de los alimentos?

- La evolución de los costos a nivel internacional está incidiendo sin dudas de forma negativa en las estructuras de costos. Pero a esto le tenemos que sumar el proceso inflacionario muy importante que se da dentro de la Argentina. Ordenar esto significa ordenar desde la macro, y no decir "la culpa la tiene aquellos". Es mucho más complejo el tema como para caer en eso. La culpa la tiene una realidad inflacionaria muy grave, y expectativas cada vez más altas en este sentido. En el caso de la industria de la alimentación en particular, si uno mira los balances la utilidad no está dada por lo operativo, donde hay pérdida en muchos casos. La ganancia se da por la realización de activos o por operaciones en el exterior, en el caso de las multilatinas.

- ¿Cuánto cambia el escenario con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional ya cerrado?

- La estabilidad macro se debe conjugar si o si a partir de evitar el default. Aunque el acuerdo es condición necesaria, pero no suficiente. En un contexto internacional frágil de pandemia, sumada a la guerra en Ucrania, el acuerdo con el FMI es solo una señal que puede facilitar algunas instancias en un proceso en el que la Argentina busque estabilidad macro, necesaria para que el proceso de reactivación se convierta en crecimiento sostenido.

- ¿Le preocupan las expectativas de inflación tan altas?

- Tenemos que alinearlas y encontrar consensos, sino nosotros mismos somos quienes las estamos empujando.

- Más allá de los frentes externos, que sin dudas afectan a la Argentina, ¿entiende que se está atacando el frente interno?

- La Argentina tiene que ir a hacia las políticas de estado, que requieren de consenso. Hay incertidumbres globales e incertidumbres propias. Alguna vez hablé de las tres C: certidumbre, confianza y concertación. Con las incertidumbres globales, como la guerra o la pandemia, no sabemos qué más puede pasar, pero tampoco son variables que podamos manejar. Pero sí podemos trabajar en el contexto interno, con consensos a partir de diálogos. No vamos a encontrar coincidencias al 100%, pero tenemos que encontrar alternativas válidas.

- ¿Ve que todo esto esté afectando también el ritmo de inversiones?

- La realidad es que hoy no se ven grandes inversiones, pero si todos los problemas de los que hablamos se van solucionando, la situación puede cambiar. Para esto, sin embargo, resulta fundamental que haya una hoja de ruta que nos diga adónde vamos. Hoy no conocemos cuál es la hoja de ruta y eso no es bueno. Precisamos tener certeza respecto de hacia adónde va la Argentina.

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